Por Luis Arturo Sosa Barrón
* Sobre las Normales Rurales y la Estupidez de la Desinformación
HACE DOS años escribía para este mismo espacio sobre la memoria, el olvido y la estupidez en relación con los comentarios que ciertos internautas lanzaban en las redes sociales sobre los 43 normalistas desaparecidos entre el 26 y 27 de Septiembre del 2014 en Ayotzinapa; En aquella ocasión recurrí a las acepciones que el Diccionario de la Lengua Española tiene para definir la estupidez, de las cuales rescato la primera: “torpeza notable para entender las cosas”, y ahora a dos años de que escribiera ésas líneas y a tres años de que sucediera la desaparición de los 43 normalistas vuelvo a retomar el tema, sólo que ahora la protagonista no es la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, sino la de Cañada Honda en Aguascalientes y la cual lleva el nombre de Justo Sierra Méndez. (1)
¿CUÁL ES el problema con esta Escuela Normal Rural? Bueno, al menos para la mayoría de la “gente buena” del estado de Aguascalientes, es que las alumnas de dicho plantel educativo están manifestando su inconformidad hacia una serie de cambios que el Gobierno del Estado a cargo de Martín Orozco Sandoval en conjunto con el Instituto de Educación de Aguascalientes plantean llevar a cabo en dicha institución, entre los que destacan: reducir el número de lugares de admisión de 120 a 100 así como la admisión de varones en dicha institución y postergó varios días el diálogo con las alumnas de la Escuela Normal por lo que estas últimas optaron por ejercer su derecho a la manifestación pública disponiendo de la vía pública, lo cual ha molestado a parte de la población de Aguascalientes.
YENDO MÁS allá de las típicas discusiones en torno a si las demandas de las normalistas son justas o no, el problema radica en que ese sector de la población local ha emitido una serie de opiniones y juicios negativos que sólo sirven para demostrar la nula comprensión que se tiene con respecto a las problemáticas que envuelven no sólo a la normal Justo Sierra, sino a las otras 16 normales rurales que aún existen en el país. Cabe destacar el lamentable caso del locutor de la cadena EXA Rodrigo Cortina Anzures, quién el pasado viernes en un programa en vivo hiciera el siguiente comentario: “Nos faltan 46 [sic], nos sobran muchos que deberían desaparecer en fosas clandestinas”, (2) teniendo esto en mente cabe preguntarse ¿Cómo evitar emitir esta serie de opiniones sin fundamentos? Fácil, informándose, y en este caso la mejor manera es hacerlo a través de la revisión de la historia de las Escuelas Normales Rurales en México, veamos.
LAS ESCUELAS Normales Rurales fueron creadas en la década de 1920 con el objetivo de transformar a las comunidades apartadas de las grandes ciudades por medio de la educación, para lo cual se encargarían de formar docentes provenientes de las mismas comunidades que con el tiempo impulsarían un sistema educativo eficiente entre campesinos ya que en esas instituciones también se daba capacitación técnica agrícola y ganadera; sin embargo sería hasta el año de 1927 en que la Secretaría de Educación Pública generaría una suerte de reglamento de carácter nacional que sin embargo no paliaría las carencias económicas que caracterizaría el desarrollo de las mismas durante el siglo XX, ya que, como nos cuenta Siddharta Camargo:
“DESDE SUS inicios estas instituciones estuvieron alejadas de las prioridades del Gobierno federal, lo cual implicó que carecieran de un presupuesto suficiente para cubrir sus necesidades. Así los docentes y los estudiantes se veían obligados a buscar apoyos económicos de otras fuentes, lo que trajo como consecuencia que se generara un sentido de autonomía y permitió construir una vinculación con las comunidades que albergaban a las escuelas…” (3)
SERÍA HASTA la presidencia de Lázaro Cárdenas que el proyecto de las Escuelas Normales Rurales se consolidaría a través de un plan de estudios que la SEP remitiría para formar a los maestros que impartirían en dichas instituciones, dándoles a los estudiantes herramientas teóricas para asumir el papel de líderes sociales. En 1934 se modificó el artículo tercero de la Constitución para establecer que la educación que impartiera el Estado sería socialista, se añadieron al plan de estudios algunas materias sobre materialismo histórico al igual que en otras escuelas normales. Al año siguiente se formó la FECSM, organismo estudiantil que enlazó a las sociedades de alumnos de cada escuela y que jugaría un papel fundamental en la lucha por mejorar las condiciones de trabajo de las escuelas.
SIN EMBARGO, a partir de la presidencia de Ávila Camacho se perdería la formación de técnicos agrícolas y los internados mixtos serían abolidos, además de que desde 1954 se implantó un plan de estudios que emparejaría a las escuelas rurales con las urbanas, lo cual las puso en seria desventaja, así mismo cómo nos dice Alicia Civera: “La SEP promovía la producción de las tierras en las escuelas, pero no daba recursos para ello. La mayor parte de los estudiantes siguieron siendo de origen rural y humilde”. (4)
A PARTIR de las décadas de 1950 y 1960 las precarias condiciones materiales de dichas instituciones en conjunto con las diferencias políticas de aquellos años con el Gobierno federal, las Normales Rurales optaron por tomar medidas radicales para salvar su situación, todo aquello fundamentado en la formación socialista, y por ende se generaría la participación de los normalistas en diferentes movimientos políticos que van desde el apoyo manifestado hacia el movimiento estudiantil de 1968 hasta el surgimiento de movimientos guerrilleros en dónde participaron figuras de la talla de Lucio Cabañas, sin embargo, pese a esto último, y citando nuevamente a Camargo:
“ES CIERTO que Lucio Cabañas estudió en la Isidro Burgos de Ayotzinapa, y que fue líder de un movimiento armado. Lo que frecuentemente se omite es que el grupo guerrillero fue una respuesta, un grupo de autodefensa de campesinos que buscaban evitar ser asesinados por los pistoleros de las guardias blancas al servicio de los caciques locales y por lo militares enviados a perseguirlos”. (5)
ADEMÁS HAY que tomar en cuenta lo referido por Civera con respecto a la información disponible desde 1960: “La información disponible sobre las escuelas normales rurales de los años sesenta a nuestros días proviene sobre todo de fuentes periodísticas y es muy limitada ya que hace visibles los conflictos entre las normales rurales y las autoridades de los estados, pero no la complejidad de sus motivos ni lo que sucede en la vida cotidiana de las escuelas y los internados”. (6)
¿QUÉ NOS indica todo esto? Bueno, enlistaré lo más importantes: 1) Que desde su origen las escuelas normales rurales tienen como fin capacitar a las comunidades rurales de todo el país ya que pese a los cambios acontecidos a finales del siglo XX, la injerencia hacia la financiación de las mismas está a cargo del Gobierno federal; 2) Las normales rurales tienen una amplia tradición de lucha por la reivindicación de los campesinos así como la formación de líderes sociales a través de su formación docente; 3) La falta de fuentes alternas a los periódicos desde 1960 ha permitido que se genere un criterio pobre y desinformado con respecto al actuar de los normalistas que sólo defienden sus derechos, además de que en la mayoría de esas publicaciones se criminaliza al normalista sin buscar entender el origen de su lucha.
LO EXPUESTO en el párrafo anterior no sólo sirve para entender el desarrollo histórico de las normales rurales en conjunto con el de la mala imagen que se ha generado en su entorno, sino que nos permite entender las problemáticas que actualmente viven no sólo las normalistas de la Justo Sierra, sino de todas y todos los estudiantes de las normales del país, a su vez que nos explican el por qué del actuar de las y los estudiantes de las mismas instituciones, ya que vivimos continuidades históricas de procesos que si bien surgen en el siglo pasado nos siguen influyendo hasta nuestros días.
AHORA, TOMANDO lo anterior en cuenta, podremos evitar emitir opiniones tan reprobables como las de la “gente buena” que ha hecho a través de redes sociales, o las de personajes de los medios de comunicación como el del citado locutor aguascalentense además de que evitaremos caer en la estupidez porque podremos tener una comprensión clara de las situaciones que se presentan en el devenir de nuestra vida cotidiana. Y con respecto al actuar de las alumnas de la Escuela Norma Rural “Justo Sierra Méndez”, cabe mencionar que suscribo la opinión que Siddharta Camargo compartió sobre la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en 2014:
“LOS ESTUDIANTES de las Normales Rurales no son criminales: son jóvenes de origen rural y son pobres; merecen una oportunidad de acceder a la educación superior y el Estado mexicano está obligado a ofrecerles esas oportunidades. Los jóvenes mexicanos, estudiantes o no, tienen derecho de organizarse, formarse políticamente, expresar sus ideas y luchar por las causas que consideren justas…” (7)
Notas
1. La Escuela Normal Rural “Justo Sierra Méndez” se encuentra en la comunidad de José María Morelos, a 15 kilómetros de la capital del estado.
2. Es cierto que dicho locutor el pasado lunes se disculpó leyendo un comunicado, no deja de ser representativo este tipo de comentarios, pues reflejan la mentalidad de cierta franja de la población, la cual es de completa ignorancia y no menos solidaridad.
3. Camargo, Siddharta, “La combativa historia de las Normales Rurales”, en Milenio, http://www.milenio.com/tribunamilenio/donde_nace_la_violencia_en_guerrero/violencia_Guerrero-normales_rurales-normalistas-guerrilleros-Ayotzinapa_13_393690630.html Las cursivas son mías.
4. Civera Cerecedo, Alicia, “Normales Rurales. Historia Mínima del Olvido” en Nexos, publicado el 1 de Marzo de 2015, http://www.nexos.com.mx/?p=24304 Las cursivas son mías.
5. Camargo, Siddharta, op. cit.
6. Civera Ceredo, Alicia, op. cit.
7. Camargo, Siddharta, op. cit.
* Historiador; entre las líneas temáticas de su interés se encuentran: La Historia Social y Cultural, La Historiografía, La Teoría y la Filosofía de la Historia. Actualmente ejerce como profesor particular y asistente de investigación en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, además es militante en el Movimiento Comunista Mexicano; lasb.historiador@gmail.com