Los Inicios del Estudio del Suelo Fósil en Aguascalientes
Por Vicente Agustín Esparza Jiménez / Centro INAH Aguascalientes
A PROPÓSITO de la conferencia titulada “La Megafauna del Pleistoceno en Aguascalientes, a cargo del biólogo y paleontólogo Rubén Guzmán Gutiérrez este jueves 18 de mayo en el Centro INAH Aguascalientes, algunos creen que el primero que empezó a estudiar los restos de animales fósiles fue el dentista suizo y aficionado a la paleontología Oswaldo Mooser Barandun, cuya colección de restos de mamut, equinos, tortugas y otros animales se pueden admirar en el Museo Regional de Historia de Aguascalientes de manera gratuita todos los domingos del año.
EMPERO, ANTES de que Mooser se interesara por el rescate, estudio del suelo y restos fósiles de Aguascalientes, hubo descubrimientos que se dieron por mera casualidad. Por ejemplo, en septiembre de 1795 algunos alarifes que se encontraban construyendo la casa del Regidor y Fiel Ejecutor del Ayuntamiento, Manuel Gutiérrez Solana, encontraron “huesos de extraordinario tamaño” como de cinco varas (4.2 metros) y colmillos de tres y media varas (2.94 metros). No se sabe la ubicación exacta de la casa de Gutiérrez Solana, pero haciendo una revisión en los Protocolos Notariales del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, se sabe que tenía propiedades en el barrio del Encino, en la calle de San Diego y en la de Tacuba “junto al Arroyo”, que después se le conoció con el nombre de los Adoberos, hoy avenida Adolfo López Mateos.
TAMBIÉN EN 1937 “Martínez-Portillo menciona la presencia de restos fósiles de proboscídeos en diversas tobas de la región”. En 1953 el Dr. Eduardo Pérez Vázquez, Mosser y otros encontraron en el cerro del Picacho lo que al parecer eran “restos fósiles de un mamut”. El descubrimiento también fue por casualidad, dado que andaban de cacería y acamparon en los márgenes del río Morcinique encontrando unas “extrañas piedras” que resultaron ser restos del mencionado animal prehistórico.
OTRO DESCUBRIMIENTO similar ocurrió en 1959 cuando por accidente algunos trabajadores de la Agencia Local de Agricultura, que se encontraban realizando excavaciones en la comunidad de Santa María de Gallardo, perteneciente al municipio de Aguascalientes, encontraron restos de un mamut que posteriormente fueron analizados por Mooser, quien expresó que las piezas encontradas “formaban parte de un colmillo y otras del cráneo”. Sin embargo, a pesar de que Mooser para entonces ya había publicado algunos estudios, los restos encontrados tuvieron que ser autentificados por personal del Instituto de Antropología e Historia de la ciudad de México que se había fundado 20 años atrás con la idea de investigar y preservar el patrimonio cultural de México. Dicha gestión fue posible gracias a la intervención de la señora Carmen Toscano de Moreno, esposa del senador por Aguascalientes, Manuel Moreno Sánchez.
SIN EMBARGO, entre los estudiosos de la paleontología en Aguascalientes nadie reconoce que el primero en estudiar científicamente el suelo fósil en la región fue el ingeniero Mariano Bárcena y Ramos. Nacido el 22 de junio de 1842 en Ameca, Jalisco, estudió las primeras letras y artes en la ciudad de Guadalajara. Su inquietud por las bellas artes lo llevó a la Academia de San Carlos donde aprendió pintura, pero su vocación estaba en la geología, botánica y paleontología, así que también fue alumno de la Escuela de Ingeniería. Debido a su vasto conocimiento ocupó varios cargos en sociedades científicas: Minera, Filomática, Historia Natural, Geografía y Estadística, entre otras. En cuanto a la paleontología, el 27 de enero de 1877 el Museo Nacional lo nombró profesor interino, pero como ya ocupaba otro cargo en la comisión exploradora de la Secretaría de Fomento, en 1882 se le dio el nombramiento de profesor honorario de paleontología. Sobre Aguascalientes realizó las “Noticias geológicas del Estado de Aguascalientes”, obra que fue utilizada por el doctor Jesús Díaz de León en “Apuntes para el estudio de la higiene de Aguascalientes” en 1892.
EN AGUASCALIENTES, Bárcena cultivó una gran amistad con el doctor Jesús Díaz de León, quien también había estudiado el suelo fósil de Aguascalientes para su obra sobre la higiene de Aguascalientes. Sin embargo, en 1896 la Academia Mexicana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales correspondiente de la Real de Madrid, y de la cual era secretario perpetuo su amigo Mariano Bárcena, lo nombró Académico Corresponsal. El 4 de mayo de ese mismo año tocó al Dr. Díaz de León dar lectura a una investigación científica para cumplir con el requisito reglamentario de dicha academia, por lo que remitió un artículo sobre “La Paleontología del Suelo de Aguascalientes”, cuyo primer artículo “trata de la Edad de los Amonites en el suelo del Estado, estudiando principalmente el suelo del mineral de Asientos”.
POR LO tanto, además de Díaz de León, los investigadores de la paleontología en Aguascalientes, deben incluir al ingeniero Bárcena como uno de los primeros en estudiar el suelo fósil de Aguascalientes. Es así que la historia con sus métodos y técnicas también puede ayudar en el conocimiento de los estudios prehistóricos, por mínima que sea su aportación.
Fuentes:
Gazeta de México, 12 de junio de 1799. El Instructor, mayo de 1896. El Sol del Centro, 4 de febrero de 1956 y 23 de abril de 1959. Rubén Guzmán, Oscar Acosta y Francisco Palomino, “Dictamen técnico sobre el deterioro de la zona paleontológica del arroyo el Cedazo, Aguascalientes”, en Investigación y Ciencia, UAA, No. 19, Diciembre de 1996. Rafael Aguilar y Santillán, Bibliografía geológica y minera de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1898. Consuelo Cuevas Cardona, “Historia de los estudios paleontológicos (1841-1975)”, en Los fósiles del estado de Hidalgo, México, UAEH, 2009.