Aguascalientes al Grito de Guerra, la Segunda Invasión Norteamericana
Por Vicente Agustín Esparza Jiménez
EL 21 DE abril de 1914 Estados Unidos invadió México y las protestas no se hicieron esperar en el país. En la ciudad de México miles de personas se manifestaron en la Alameda y frente a la Catedral Metropolitana. Asimismo, el día 23 una turba se congregó en la Plaza Dinamarca y derribó la estatua de George Washington, pero lo mismo se hizo con las “banderas norteamericanas que decoraban tiendas y edificios de propiedad americana, fueron arrojadas por el suelo pisoteadas con la mayor indignación”.
EN LA CIUDAD de Aguascalientes también surgió un sentimiento nacionalista tras la invasión, ya que políticos, militares y civiles salieron a las calles para repudiar el imperialismo estadounidense, causando algunos desmanes en contra de autoridades y símbolos norteamericanos. Por ejemplo, a las 8:30 de la mañana del 21 de abril, frente a Palacio de Gobierno cientos de personas de todas las clases sociales se conglomeraron como se observa en una fotografía de la época pues la composición heterogénea de los sombreros nos habla de una diversidad social, ya que los hay de tipo militar, ranchero y de carrete. También se ven algunos niños y rebozos, que nos habla de la participación activa de las mujeres en estos movimientos sociales como Natalia Macías, quien se presentó en la plaza pública con un “Estandarte Nacional con la Virgen de Guadalupe” y vistiendo el traje típico de China Poblana “se dirigió al pueblo, para que éste defendiera la patria que había sido invadida por los americanos y dijo que ella y todas las mujeres de Aguascalientes irán a la guerra a dar su vida por defender el decoro Nacional”.
ASIMISMO, SE reunieron las Bandas del 21º regimiento, 19 de Rurales y 17 de Voluntarios del Estado. Además, la campana mayor de Catedral llamó a los habitantes y a las nueve de la mañana llegaron cientos de obreros de los Ferrocarriles Nacionales de México al mando del señor Lauro Vargas para ponerse a las órdenes del ejecutivo estatal. Los operarios fueron recibidos con estrepitosos aplausos y siendo arengados por el gobernador contestaron “que morirían antes de ver al enemigo mancillando con su planta su suelo”. En el lugar se gritaron vivas a México, al presidente Victoriano Huerta y mueras al presidente norteamericano Woodrow Wilson.
DESPUÉS LAS bandas de la Guarnición tocaron el himno nacional y a las notas de mexicanos al grito de guerra la muchedumbre compuesta por unos 50 hombres, mujeres y niños, recorrió las principales calles de la ciudad y enardecidos se dirigieron al Consulado Americano y en el lugar gritaron vivas a Huerta y mueras a los norteamericanos, luego se escuchó una voz que propuso quitar el escudo de los Estados Unidos, idea que fue ejecutada con una barreta y una vez en el suelo fue pisoteado por los manifestantes. No conformes con eso, “exigieron al cónsul y a los norteamericanos refugiados en el consulado que izaran la bandera de México sobre el consulado, a lo cual el cónsul respondió que los vería en el infierno antes de aceptar su propuesta y por minutos parecería que no quedaría cónsul ni consulado”. Y si quedó cónsul y consulado fue gracias a la intervención del gobernador Ruelas quien mandó un número suficiente de soldados para asegurar las vidas de los ciudadanos norteamericanos.
LUEGO LOS manifestantes se dirigieron a la calle de Washington, hoy Dr. Jesús Díaz de León, para cambiarle el nombre por el del General Victoriano Huerta, pues se sabe que “el pueblo arrancó las placas que dan nombre a las calles y fueron sustituidos con letreros que decían: Calle Gral. Victoriano Huerta”. Lo mismo se hizo con el nombre del hotel Washington que fue cambiado por el de Victoriano Huerta. Sin duda, en aquel abril de 1914 los ánimos de la sociedad aguascalentense se desbordaron al límite, pues surgió un sentimiento patriótico como nunca antes se había visto según un testigo de la época: “Vino la ocupación de los yanquis en Veracruz. El entusiasmo de los habitantes de este antes pacífico estado, fue desbordante. Nunca antes habíamos presenciado cosa igual, ni habíamos visto tal cantidad de hombres. Todos pedían armas para ir a combatir al intruso”.
Fuentes:
Ricardo Flores Magón, 1914: La intervención americana en México, México, Ediciones Antorcha, 1981. Daniel Escorza Rodríguez, “Una aproximación a la fotografía de la intervención norteamericana de Veracruz. México, 1914”. Disponible en: https://nuevomundo.revues.org/64451. El Republicano, 26 de abril de 1914. Yolanda Padilla Rangel, Miradas Yuxtapuestas. Norteamericanos y aguascalentenses, durante la Revolución Mexicana 1910-1940, Aguascalientes, ICA-PACMyC, 2010. Enrique Rodríguez Varela, “La Revolución”, en Aguascalientes en la historia. Un pueblo en busca de identidad, 1786-1920, Tomo II, Vol. II, México, GEA-Instituto Mora, 1988. Fototeca AHEA. Vicente A. Esparza Jiménez, “En defensa de la patria. La segunda invasión norteamericana y su repercusión en la ciudad de Aguascalientes en 1914”, en La Convención Revolucionaria de Aguascalientes. Memorias, imágenes y documentos, Aguascalientes, IMAC, 2015.