A las Trabajadoras de México, 1 de Mayo
Por Daniela Itzel Domínguez Tavares
“…las revoluciones proletarias… se critican constantemente a sí mismas… vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo… retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: ¡Hic Rhodus, hic salta!”
Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1852.
EN POCO más de una veintena de países a nivel mundial se celebra hoy el “Día del Trabajo”. En el caso de México, es un día de asueto, que bien o mal aprovechado, es ocupado por algunos para asistir a las marchas que recuerdan la fuerza, compromiso y peso que tienen los obreros en este país. Una parte muy importante del siglo pasado se caracterizó por los movimientos obreros a nivel mundial pero esta lucha se ha universalizado perdiendo de vista la cuantiosa participación de las mujeres. Es por esto, que esta vez escribo sobre las trabajadoras de México. Dedico esta columna a las mujeres que cumplen jornadas laborales en condiciones adversas, a todas las compañeras trabajadoras y sus afanosos esfuerzos.
EL DÍA del Trabajo se estableció como tal desde que tuvo lugar el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional en 1889. En este evento se estipuló que la masacre y represión que habían sufrido los obreros de Chicago en 1886 debía servir como recordatorio y festividad de honor para todos aquellos trabajadores del mundo. Este sangriento evento en la ciudad norteamericana marcó el parteaguas de la organización obrera. Más de un siglo después este día se sigue celebrando aunque valdría la pena preguntarnos ¿las mujeres podemos celebrar completamente? ¿Se han homologado, equiparado y establecido reglamentos que regulen jornadas propicias para nosotras?
ANTES DE continuar quiero señalar que cuando me refiero a trabajadoras incluyo a las mujeres de las regiones urbanas y rurales, con o sin grados académicos, madres, indígenas, niñas, jóvenes y las “doñitas” de la tercera edad. Hablo de mujeres que salen a trabajar o realizan las pesadas labores que requiere un hogar cualquiera. Les escribo sobre de las mujeres que pese a los altísimos índices de violencia en nuestro país salen a laborar de noche, les hablo de las mujeres que luchan contra la indefensión de las instituciones o contra la indefensión que causa la cultura machista de México. Sobre ellas es que les escribo.
EN LA ACTUALIDAD las mujeres laboran en diversos sectores y forman el 38.2 por ciento de la población económicamente activa y aunque han incidido en la industria o sectores habitualmente masculinos aún no gozan de las mismas oportunidades o derechos. Ulrich Beck, sociólogo alemán, señala como contradicción del mundo capitalista y moderno la situación económica de las mujeres (1) pues éstas, además de cumplir con los añejos roles femeninos también cumplen, desde hace tiempo, con una profesión o un trabajo fuera de casa, es decir están “doblemente socializadas”. La situación económica las obliga a una doble jornada (trabajo-hogar) que no está reflejada en las encuestas que realiza el Estado.
UN EJEMPLO claro del escenario de la “doble socialización” que viven las mujeres en nuestro país se encuentra reflejado en “los indicadores de ocupación y empleo para el cuarto trimestre del 2015” del INEGI. (2) En estos resultados se calculan las horas por semana que se dedican a labores domésticas y de cuidado de población (familia y otros) en el hogar. Las mujeres ocupan 39 horas a la semana para estas actividades mientras que los varones apenas 13 horas. Ahora bien, las horas por semana que se dedican al trabajo remunerado fuera de casa son de 38 horas para las mujeres frente a 46 de los hombres. En total las mujeres dedican ocho horas más cada semana entre el hogar y su trabajo externo. Dedican ocho horas más y sin embargo el trabajo del hogar no es remunerado.
DESDE 2015 mediante su investigación “Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares en México” (3) el INEGI está dando lugar a la problemática de la doble labor femenina, por su parte, han ocurrido diversos avances y aportes desde la esfera de los derechos humanos, instituciones políticas, colectivos o movimientos de mujeres y feministas que siguen trabajando en favor de las trabajadoras pero no es todo.
SI QUEREMOS centrarnos en entender el mundo de doble jornada femenina es importante que primero se reconozca esto y, segundo, que se organicen los modelos mediante los cuales la invisibilidad, marginación y explotación de la mujer se puedan combatir. Esto representa un ejercicio interesante pues aunque se establezcan nuevas leyes que sean favorables a las mujeres trabajadoras, los prejuicios basados en los estereotipos de género no se van a suprimir. Aun contando con leyes y derechos que sean favorables, la cultura machista en México no se suprime en automático, también se debe combatir la idea romántica de los roles femeninos en los cuales “el deber ser” de la mujer queda superado por las nuevas necesidades profesiones y económicas de cada una de nosotras.
DESDE HACE tiempo “las hadas del hogar” de las que hablaba Virginia Woolf se han convertido en hadas que convergen y dan esencia femenina a espacios insospechados, espacios laborales fuera de casa que se han ganado con esfuerzo y que a la fecha seguimos conquistando.
Notas
1. María Antonia Chávez Gutiérrez, María Rita Chávez Gutiérrez (coord.) 2009. Género y Trabajo en Universidades. Instituto Municipal de las mujeres en Guadalajara, Gobierno Municipal. México. p. 289
2. http://www3.inegi.org.mx/sistemas/temas/default.aspx?s=est&c=25433&t=1
3. http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/scn/c_anuales/c_satelitetrab/presentacion.aspx