Por Alfonso Morales Castorena
POR SEGUNDO día consecutivo los parroquianos brillaron por su ausencia en el prostíbulo Punto y Coma del andador peatonal de la calle Centenario y la tranquilidad imperaba en el lugar, para beneplácito de residentes y comerciantes establecidos en ese lugar, en el tramo de las calles Independencia y Hermenegildo Galeana.
POR PRIMERA vez en mucho tiempo, nos dijeron los negociantes, no tuvieron que asear el frente de sus comercios, que generalmente amanecían empapados con agua de riñón, ni lavaron la calle donde los ebrios dejan su nauseabundo vómito e incluso pudieron respirar un aire libre de esos malos olores y todo parecía volver al antiguo clima de paz y tranquilidad que reinaba en ese andador.
LA FALTA de clientela en el prostíbulo pudo ser porque apenas era inicio de semana y por lo tanto se tenía que cumplir con los deberes laborales en pleno uso de las facultades físicas y mentales, en tanto que el silencio que imperaba en el lugar, tal vez sería porque la dueña mandó a la mujer que se encargaba del aseo con su música a otra parte, ya fuera porque la despidió o porque su empleada renunció, “haiga sido como haiga sido”, dijeron, por fin se trabajará en paz.
TAMBIÉN SE extrañaron porque el comerciante Gerardo Ortiz, que fuera “beneficiado” con una licencia reglamentada por los regidores, en la sesión mensual ordinaria que tuvieron el martes 20 de los corrientes, ante el “beneplácito del corrupto alcalde Javier Luévano Núñez”, para que cambiara la venta de nieve de yogur por cerveza, aún no iniciaba actividades en su nuevo negocio, “cenaduría con venta de cerveza”.
INCLUSO LA publicidad que había ordenado imprimir en cartelones que colocó a las puertas del expendio de nieve, anunciando la venta de comida y cerveza, los mantenía guardados y ya no los exhibía, como el primer día cuando fue enterado de la resolución a la solicitud que presentó en Palacio Municipal para obtener “esa licencia reglamentada”.
ACASO ESA inactividad comercial obedecía a que “por instruccione$$” del deshonesto alcalde Francisco Javier Luévano Núñez se vio obligado a guardar sus bártulos por respeto a los actos cívicos que se celebraron a las puertas de Palacio Municipal, para no dar pie a que se dijera que “por su ambición se fomenta el alcoholismo en las narices del mismísimo jefe de la comuna” y que su corrupto e ignorante jefe de Reglamentos “nada pude hacer porque acabaría con otra de sus cajas chicas”, se preguntaron.
TAMBIÉN PUDO ser que como estuvieron en la comunidad el encargado de la Secretaría de Gobernación Estatal, Alejandro Bernal Ruvalcaba, y el titular de la Secretaría de Turismo, Alejandro Ponce Larrinúa, en representación del mandatario estatal, presidiendo la ceremonia cívica por el CXCV aniversario de la Consumación de la Independencia que se celebró en la Universidad Tecnológica, se le exigiera al nuevo vendedor de cerveza que “se dedicara a la venta de sus helados” y que ya cuando los funcionarios estatales se hubiera retirado “promoviera la ingesta de la espumosa bebida”.
ASÍ, LOS ilustres visitantes no descubrirían el creciente alcoholismo que ha registrado la comunidad y la reciente apertura, hace menos de 30 días anteriores a la fecha, de al menos 10 negocios más dedicados a la venta de cerveza, que, todos ellos, cuentan con “la bendición y protección del ambicioso y corrupto jefe de la comuna”.
TALES FUERON los comentarios vertidos por los vecinos y comerciantes de la conflictiva zona habitacional y mercantil de ese sector del andador peatonal, quienes cruzaban los dedos porque el clima de tranquilidad que ha imperado en los dos últimos días siga siendo su característica, al menos por la noche del martes “para dormir y descansar como debe ser”, señalaron.