Por Alfonso Morales Castorena
PARA BENEPLÁCITO de quienes radican en torno y muy junto al prostíbulo Punto y Coma, la noche del sábado pasado durmieron a pierna suelta, como hace mucho tiempo no lo hacían.
DE LOS COMERCIANTES que tienen ahí sus negocios, frente al inmueble punto de reunión de homosexuales y prostitutas, ni se diga… por primera ocasión no tuvieron que limpiar las fachadas de sus fincas, ni lavar las inmundicias de los orines y el vómito de cada domingo por la mañana y hasta fanfarrias estuvieron dispuestos a lanzar al aire.
TODO PORQUE, por increíble que les pareció, la lenona usufructuria del lupanar en cuestión, Edith Cristina de Lara Martínez, bajó cortinas y cerró las puertas de su prostíbulo Punto y Coma cinco minutos antes de las 12 de la noche del sábado 24 de los corrientes.
VER PARA creer, dijeron los residentes del céntrico andador peatonal de la calle Centenario, por primera vez en los años que tiene de “no dejar dormir”, ese día “la clientela brilló por su ausencia”, el guarura al servicio de esa casa non sancta dormitaba a las puertas del lugar y aun cuando “el ambiente era musicalizado a todo volumen para atraer a los clientes”, al final de cuentas nada de eso sucedió.
ASÍ QUE, “cuando menos acordamos, ya el silencio reinaba en la zona, nada perturbaba nuestra tranquilidad y desde el primer minuto del domingo 25 (ayer), todo estaba en calma en este lugar y nos preguntábamos si acaso por extrañar el fenomenal escándalo de borrachos, homosexuales y prostitutas, podríamos dormir; y sí logramos entregarnos al sueño reparador, ya más tranquilos y relajados, y no conocimos la razón de la ausencia de la clientela de Punto y Coma”.
LO QUE SÍ nos enteraron ayer en la mañana algunos de los trasnochadores es que, al acudir en busca de servicio al prostíbulo, se encontraron con la novedad de que ya “estaba cerrado” y supusieron que por fin el corrupto alcalde Javier Luévano Núñez había instruido a su no menos inmoral jefe de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, “para que procediera conforme al Bando de Buen Gobierno, si detectaba alguna irregularidad en la actividad nocturna del prostíbulo”, pero no fue así, simple y sencillamente “la falta de clientela ocasionó el cierre temprano del antro”.
ANTE EL imprevisto parrandero de fin de semana, algunos de los noctámbulos se fueron a refugiar a otros bares y cantinas, pero que funcionan muy alejados de la zona centro con el consabido permiso de la famosa “extensión de horario”, que les permite vender ríos de alcohol cada fin de semana hasta cerca del amanecer.
ALGUNOS OTROS “bebedores sociales” se fueron a instalar a la emborrachaduría Cheves Chave a la salida oriente de la cabecera municipal, que iniciara sus actividades como simple lonchería, luego obtendría su licencia reglamentada para trabajar como tal, pero ahora con “venta de cerveza”, y que en la actualidad está convertida en toda una “cantina”, al amparo de ese permiso concedido.
APARTE DE que por “las influencias de su propietario” es “visita obligada” en la ya institucionalizada “Ruta de las Cantinas”, que según el deshonesto presidente municipal Javier Luévano Núñez “forma parte del recorrido turístico dentro del programa de visitas al Pueblo Mágico de Calvillo”, pero que para sus pobladores no viene a ser otra cosa “más que el descarado fomento del alcoholismo que le deja pingües ganancias”.
POR ESA misma situación y para que “el negocio no deje de redituarle utilidades”, fue que ese recorrido alcohólico se realiza ahora en un autobús de servicio escolar, porque el tranvía utilizado para estos menesteres está fuera de circulación, como lo anunció la propia Presidencia Municipal: “Les informamos que por algunos días y hasta nuevo aviso estará suspendido el servicio de rutas a bordo del Guayequito, ya que se encuentra en mantenimiento para un mejor servicio, pero les recordamos que pueden tomar la Ruta del Artista, que es peatonal”.