Por Alfonso Morales Castorena
COMO ERA de esperarse, el fin de semana para los sufridos e incomprendidos comerciantes establecidos en el andador peatonal de la calle Centenario y los vecinos que radican ahí fue el infierno de ruidosa música a todo volumen, la gran escandalera que protagonizaban los ebrios en la bacanal que se corrían con las prostitutas que les acompañaban y la nula respuesta a sus exigencias y reclamos a la Policía Preventiva “para que tomara cartas en el asunto, acudiera a la casa non santa en la que está convertido el antro Punto y Coma, y restableciera la tranquilidad y santa paz nocturna perdidas desde hace muchos años”.
LOS DESVELADOS residentes del área, entre los que se contaban las señoras Otilia Pérez y Lucita Torres, se dolieron porque el ambicioso e inmoral alcalde que les tocó tener en suerte, Francisco Javier Luévano Núñez, ni siquiera se preocupa por taparle el ojo al macho y enviar a su guarura de cabecera, el no menos corrupto director de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, a que “siquiera haga la pantomima de que cumple con su delicada responsabilidad”.
ASEGURARON QUE si la usufructuria del prostíbulo, Edith Cristina de Lara Martínez, se apegara a la explotación legal de su negocio, el que ha convertido en una zona de tolerancia compacta en el corazón del Centro Histórico y al lado oriente de la sede de la Alcaldía, nadie le reclamaría su estancia en esa zona del corredor peatonal Centenario.
EN CAMBIO, para empezar Punto y Coma no es “un restaurante-bar”, como es el giro que le fue asignado al propietario de la licencia reglamentada, Jesús Serna Esparza, por lo tanto, uno u otro, debe regularizar ese permiso; enseguida, la lenona no respeta la extensión de horario que solicita cada fin de semana y que con la mano en la cintura le extiende su “socio” Juan Roberto Delgado González; y finalmente, con la protección que Delgado le brinda por órdenes de su inmoral superior inmediato, Francisco Javier Luévano Núñez, “hace lo que se le viene en gana, todo sea por atesorar una riqueza que su prostíbulo jamás le va a dar”.
ESAS REFLEXIONES alcanzaron también al director de Gobernación Municipal y del Ayuntamiento, Omar Williams López Ovalle, que fue acusado por las amas de casa de ser sólo un títere del presidente municipal, porque la denuncia que hace tres semanas le presentaron personalmente y en su oficina “sigue durmiendo el sueño de los corruptos, no de los justos”, dijeron.
EN ESA OCASIÓN el funcionario municipal les prometió que atendería su “queja”, como catalogó su versión, “para que pudieran disfrutar del descanso nocturno merecido y ya no hubiera tanto escándalo, ni música a todo volumen en el prostíbulo que tienen como vecino”.
PERO HASTA ayer por la mañana (domingo 11 de este mes) no había cumplido con su palabra “y la señora esa continúa ofreciendo servicio hasta las 3 ó 4 de la mañana de cada viernes y sábado; y el intentar una nueva entrevista con ese señor (Omar Williams López Ovalle), nos dijeron que hasta el lunes o martes nos podría recibir y como que esa actitud suya ya huele a complicidad con el alcalde y con el jefe de Reglamentos, refirieron.
OTROS DOS comerciantes y uno de los vecinos del lugar nos comentaron que Omar Williams en una ocasión les dijo que “por el simple hecho de que la señora ofrece cacahuatitos y palomitas en la mesa de sus clientes ya cumple con lo señalado en la licencia que usufructúa, aparte de que, por la extensión de horario que solicita y se le otorga, puede cerrar hasta las 2 de la mañana del día siguiente, si acaso no observa esa disposición es porque sus clientes tardan mucho tiempo en pagar sus cuentas y que por el ruido que se escucha, que ni se preocupen, porque como la dueña de Punto y Coma está un poco sorda tiene que aumentar el volumen de la música con la que ambienta su negocio, para disfrutarla a placer”, justificando de esa forma la corrupción y complicidad municipal que le une a esa casa non santa, junto con el nefasto presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez.