EN TANTO que las amas de casa, Otilia Pérez y Lucita Torres, irritadas en grado sumo afirmaban que fue una burla la promesa del director de Gobernación Municipal, Omar Williams López Ovalle, para obligar a la lenona Edith Cristina de Lara Martínez a sujetarse a la explotación legal y pacífica del permiso reglamentado que como restaurante- bar usufructúa, el funcionario municipal refirió que no “encuentra ilegalidad alguna en la explotación del negocio” para proceder a su clausura definitiva o cierre temporal.
LÓPEZ OVALLE aseguró que los verificadores de Reglamentos Municipales tienen bajo la lupa “al restaurante-bar Punto y Coma” para intervenir en el acto en cuanto detecten cualquier irregularidad en su funcionamiento, pero que “hasta la fecha todo se hace en estricto apego al Código Municipal vigente” y no se ha encontrado “nada fuera de lo común y normal”.
SU OPINIÓN contrasta en demasía con la que tienen ambas mujeres, quienes volvieron a repetir que “el escándalo que hacen los borrachos durante las madrugadas, junto con las prostitutas que ahí se dan cita, es cosa de todas las noches y no permiten nuestro descanso nocturno a través del sueño reparador”, volvieron a referir.
A MANERA de broma la primera de ellas comentó “sería bueno que ese señor (López Ovalle) que nos dijo que iba a solucionar el problema se quedara a dormir una noche cualquiera en mi casa, nada más para que compruebe por sí mismo si acaso puede descansar, ya no digamos que logre dormir y entonces sí, estoy segura que va a creer en nuestra denuncia”.
ESE COMENTARIO fue del agrado de varios de los comerciantes establecidos en el entorno de la casa non santa en la que está convertido “el famosísimo restaurante-bar Punto y Coma”, que añadieron “el problema es que acepte la invitación para que pase una noche en vela, escuchando el tremendo escándalo que hacen los borrachos y las meretrices que los acompañan, la estridencia de la música que escuchan y que viva en carne propia la desesperación de saber que ni la Policía, ni los verificadores de Reglamentos, le van a hacer caso cuando les solicite su apoyo”.
LUEGO LAS dos mujeres y dos de los comerciantes establecidos en ese andador peatonal de la calle Centenario refirieron que este día acudirán con el secretario de Gobernación para volver a exigirle que ordene a los verificadores de Reglamentos Municipales estén vigilantes del accionar del prostíbulo, que se le niegue a su dueña, Edith Cristina de Lara Martínez, la extensión de horario que cada fin de semana solicita para “trabajar toda la noche, así sea a puerta cerrada” y que se le obligue a respetar la hora del cierre de actividades “como se le exige a los propietarios de las cantinas de la comunidad”.
DE LO CONTRARIO, dijeron, si por segunda ocasión se nos niega la atención que demandamos de nuestras autoridades, exigiremos la intervención de Gobierno del Estado y la aplicación de la justicia en toda la extensión de la palabra, con la esperanza de recuperar la calma y la paz que se han perdido en el vecindario de este andador del Centro Histórico, desde que Punto y Coma se convirtió en la compacta zona de tolerancia de Calvillo.
EN OTRO tema, nos enteramos que la Policía Preventiva no las trae todas consigo, porque ayer en la mañana falleció su comandante Hilario López Gómez, víctima de larga enfermedad y que de los seis uniformados que torturaron al desempleado José Antonio Arámbula cinco de ellos son veracruzanos de origen “sin que se haya conocido cómo fue que se les dio de alta en la corporación”.
DESDE SU ingreso a las filas de la Policía Preventiva, esos “jarochos” han sembrado un clima de terror en la cabecera municipal, en sus congregaciones, rancherías y pequeñas granjas, pero como son los protegidos del actual director, las denuncias que se presentan en su contra jamás son atendidas. Se espera que ahora, en esta ocasión, sean sujetos al proceso penal que se agenciaron por haber torturado a un inocente, como nos lo comentaron varios vecinos.