Miguel Hidalgo y Costilla ...“¡Muera el mal gobierno!”, “¡vamos a coger gachupines!”...

Miguel Hidalgo y Costilla
…“¡Muera el mal gobierno!”, “¡vamos a coger gachupines!”…

* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
MES PATRIO…

Este mes se conmemoran el “Grito de Independencia” del cura Miguel Hidalgo y Costilla, y el natalicio del Generalísimo José María Morelos y Pavón “El Siervo de la Nación”, es pues, el mes patrio.

Fue la noche del 15 de Septiembre de 1810, cuando, enarbolando un estandarte de la virgen de Guadalupe, Miguel Hidalgo lanzó el inicio de la Guerra de Independencia:

“¡Muera el mal gobierno!”.

“¡Mueran los gachupines!”

“¡Vamos a coger gachupines!”.

Y el cogedero de gachupines se extendió por todo el país.

El resultado el lector ya lo conoce de sobra.

José María Morelos, cura como Miguel Hidalgo, también le entró a los cocolazos independentistas hasta morir –igual que Hidalgo– fusilado en 1815.

El clero de la Nueva España estaba “vendidote” –como diría Martín Orozco Sandoval– con los dueños del poder y los billetes, pues cogobernaba con los virreyes, por lo que vieron mal que estos dos sacerdotes lucharan patrióticamente por la Independencia de México.

Por eso a ambos sacerdotes los excomulgaron de la manera más ojeis y cuyeya.

Fue el obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo –en tiempos del papa Pío VII– quien  decretó la excomunión del cura Hidalgo, así:

“Por autoridad del Dios Omnipotente, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo y de los santos cánones, y de las virtudes celestiales, ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, papas, querubines y serafines: de todos los santos inocentes, quienes a la vista del santo cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción, y de los santos mártires y santos confesores, y de las santas vírgenes, y de los santos, juntamente con todos los santos y electos de Dios:  Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, ex-cura del pueblo de Dolores.

“O excomulgamos y anatemizamos, y de los umbrales de la iglesia del todo poderoso Dios, lo secuestramos para que pueda ser atormentado eternamente por indecibles sufrimientos, justamente con Dathán y Habirán y todos aquellos que le dicen al señor Dios: ¡Vete de nosotros, porque no queremos ninguno de tus caminos! Y así como el fuego es extinguido por el agua, que se aparte de él la luz por siempre jamás. Que el Hijo, quien sufrió por nosotros, lo maldiga. Que el Espíritu Santo, que nos fue dado a nosotros en el bautismo, lo maldiga. Que la Santa Cruz a la cual Cristo, por nuestra salvación, ascendió victorioso sobre sus enemigos, lo maldiga. Que la santa y eterna madre de Dios, lo maldiga. Que San Miguel, el abogado de los santos, lo maldiga. Que todos los ángeles, los principados y arcángeles, los principados y las potestades y todos los ejércitos celestiales, lo maldigan. Que sea San Juan el precursor, San Pablo y San Juan Evangelista, y San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntos, lo maldigan.

“Y que el resto de sus discípulos y los cuatro evangelistas, quienes por su predicación convirtieron al mundo universal, y la santa y admirable compañía de mártires y confesores, quienes por su santa obra se encuentran aceptables al Dios omnipotente, lo maldigan. Que el Cristo de la santa Virgen lo condene. Que todos los santos, desde el principio del mundo y todas las edades, que se encuentran ser amados de Dios, lo condenen. Y que el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos, lo condenen.

“Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en dondequiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o en las veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la iglesia. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el beber; en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o andando, mingiendo o cantando, y en toda sangría. Que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes; en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos, en sus manos y en sus dedos.

Manuel Abad y Queipo ...“¡Que el Cristo de la santa Virgen lo condene!”...

Manuel Abad y Queipo
…“¡Que el Cristo de la santa Virgen lo condene!”…

“Que sea condenado en su boca, en su pecho y en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en sus venas y en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas, pies y en las uñas de sus pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, desde arriba de su cabeza hasta la planta de su pie; que no haya nada bueno en él.

“Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los poderes que en él se mueven, se levanten contra él.

“Que lo maldigan y condenen. ¡Amén! Así sea. ¡Amén!”.

LA RESPUESTA DE HIDALGO…

Pero fiel a su consigna patriótica, “El Padre de la Patria” les respondió a los tenebrosos faldillones:

“Los opresores no tienen armas ni gente para obligarnos con la fuerza a seguir en los horrores de la esclavitud a que nos tenían condenados. ¿Pues qué recurso les quedaba?… ¡solo valerse de toda especie de medios injustos, ilícitos y torpes que fuesen, con tal de que conduzcan a sostener su despotismo y opresión de la América, abandonan hasta la última reliquia de honradez y hombría de bien, se prostituyen las autoridades más recomendables! fulminan excomuniones que nada más que ellos saben que no tienen fuerza alguna, procuran amedrentar a los incautos y aterrorizar a los ignorantes para que espantados con el nombre del anatema, teman donde no hay nada que temer”.

Y más:

“¿Quién creería, amados conciudadanos, que llegase hasta este punto el descaro de los gachupines? ¿Profanar las cosas más sagradas para asegurar su intolerable dominación? ¿Valerse de la misma religión para abatirla y destruirla? ¿Usar excomuniones contra toda la gente de la iglesia, fulminarlos sin que intervenga motivo de religión?

“¡¡¡Abrid los ojos americanos!!! No os dejéis seducir de nuestros enemigos: ellos no son católicos sino por política, su dios es el dinero y las conminaciones sólo tienen por objeto la opresión. ¿Creíais acaso que no puede ser verdadero católico el que no esté sujeto al déspota español? ¿De dónde nos ha venido este nuevo dogma, este nuevo artículo de fe? ¡¡¡Abrid los ojos!!! vuelvo a decir, meditad sobre vuestros verdaderos intereses, de este precioso momento depende la felicidad o la infelicidad de vuestros hijos y de vuestra numerosa comunidad.

“Son ciertamente incalculables, amados conciudadanos míos, los males a que quedan expuestos, si no aprovecháis este feliz momento que la divina providencia os ha puesto en las manos; no escuchéis las seductoras voces de nuestros enemigos que bajo el velo de la religión y de la amistad os quieren hacer víctima de su insaciable codicia”

Firma: MIGUEL GREGORIO ANTONIO IGNACIO HIDALGO Y COSTILLA GALLAGA MANDARTE Y VILLASEÑOR.

Al amanecer del 30 de julio de 1811, el cura Hidalgo fue fusilado en Chihuahua y su cadáver expuesto al público afuera del Colegio de la Compañía –hoy Palacio de Gobierno–; horas después un indio tarahumara (contratado por el Supremo Gobierno) con un machete le cortó la cabeza.

La cabeza de Hidalgo y Costilla fue llevada a Zacatecas, Lagos de Moreno, León y Guadalajara, para “escarmiento de los insurgentes”.

Fue a parar en Guanajuato y en la Alhóndiga de Granaditas colgada, haciéndole compañía a las cabezas de Allende, Aldama y Jiménez (una en cada esquina) hasta que la raza, en 1821, las retiró del lugar.

En la próxima entrega hablaremos del Generalísimo José María Morelos y Pavón.

Y CON ESTA ME DESPIDO…

Otro 15 de septiembre, pero éste de 2008, las raíces de esta Casa Editorial se extendieron al vecino estado de Jalisco y pegamos ahí  nuestro muy particular grito:

“¡Ya llegó TRIBUNA LIBRE La Voz del Pueblo!”, y arengamos: “¡Muera el mal gobierno!”.

No gritamos “¡vamos a coger gachupines!”, pues como el lector está enterado, el “sidral” sigue latente, por lo que preferiríamos ser fusilados antes de hacerle caso a ese llamado del “Padre de la Patria”.

Así las cosas, por todo este “Glorioso mes de Septiembre”, estaremos celebrando el Octavo Aniversario de TRIBUNA LIBRE Jalisco, con unos pomos de tequila “Antigua Cruz” (está chido, se los recomiendo), birria y mariachi para estar a tono con la idiosincracia jalisciense.

¿Y los rateros?

¡Esos que vayan y chiflen a su máuser..!

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 1).