Por Alfonso Morales Castorena

Vecinos se quejan por la presencia de mujeres de la vida galante en esa casa non santa en la que está convertido el negocio Punto y Coma

Vecinos se quejan por la presencia de mujeres de la vida galante en esa casa non santa en la que está convertido el negocio Punto y Coma

LA INDIFERENCIA y el valemadri$mo del alcalde Francisco Javier Luévano Núñez para solucionar el problema social que representa la ilegal actividad del prostíbulo Punto y Coma, el no atender las quejas de los residentes del andador peatonal de la calle Centenario, ni las denuncias reiterativas de los comerciantes establecidos en esa zona mercantil del Centro Histórico, llevará a todos ellos a plantear el asunto a las autoridades estatales en el transcurso de la próxima semana.

 TAL FUE la aseveración que la mayoría de los afectados hicieron a este reportero, con la explicación tácita de que si fuera la intención de sus autoridades acabar de tajo con el conflicto que mantienen con la usufructuaria de la licencia reglamentada, nada más fácil que el exigirle “se ajuste a la explotación de su negocio como lo marca el documento, un simple y legal restaurant-bar, caso contrario que se proceda a su clausura definitiva si continúa siendo un prostíbulo de mala muerte”.

 AL RESPECTO citaron el capítulo 30 del Código Municipal vigente en Calvillo, que textualmente dice: “UN GIRO reglamentado es una actividad comercial, industrial o de prestación de servicios sujeta a una reglamentación especial prevista por el mismo código, que no puede ser ejercida en el municipio sin contar previamente con la licencia, autorización, permiso o concesión correspondiente y haber cumplido con las obligaciones fiscales técnicas y jurídicas que se establecen en las leyes y reglamentos aplicables a la materia”.

 Y EN ESTE caso, abundaron, la actual usufructuaria de la licencia reglamentada, Edith Cristina de Lara Martínez, que está expedida a nombre de Jesús Serna Esparza, ha confundido, a su conveniencia, el giro autorizado en ese documento de restaurant-bar, para amparar el prostíbulo que regentea con la protección que le brindan el presidente municipal, Francisco Javier Luévano, el “ignorante dueño por los cuatro meses siguientes” de Control Reglamentario y Regulación Sanitaria, Juan Roberto Delgado González y ahora hasta el secretario de Gobernación y del Ayuntamiento, Omar Williams López Ovalle, ha hecho causa común con ellos, acaso temeroso de “perder la chamba”.

 SEÑALARON QUE están de acuerdo en lo señalado en el mismo código municipal, que en su artículo 1758 dice que en Calvillo los particulares pueden realizar libremente todos los actos y actividades no prohibidas por la ley, sin más límite que el respeto a los derechos de terceros, a la paz, tranquilidad y orden públicos y obteniendo las licencias, permisos autorizaciones o concesiones, cuando la ley o el código así lo requieran, además de cumplir con las obligaciones de carácter técnico, fiscal o jurídico previstos en el mismo código municipal.

 PERO HEMOS visto y comprobado, continuaron diciendo, que ni a nuestras autoridades, ni a la conflictiva lenona, les interesa conservar esa paz, tranquilidad y orden públicos a que se refiere el artículo citado del código municipal que nos rige, porque los escándalos, la estridente música a todo volumen y la presencia de mujeres de la vida galante en esa casa non santa en la que está convertido el negocio Punto y Coma, es el pan nuestro de todos los días.

 SEÑALARON TAMBIÉN que otro serio problema y “bastante crítico por cierto” es la creciente drogadicción entre menores de edad y adolescentes estudiantes, que se han convertido en consumidores habituales del peligroso enervante sintético conocido como “criytal” y su consumo ascendente ha hecho de Calvillo, no un Pueblo Mágico, sino el tercer municipio con ese mayor índice de adictos en su población infantil y juvenil, pero también no hay que olvidar que abunda la prostitución.

 PERO ESO sí, dijeron, presumen que se han reforzado las acciones de prevención respectivas para inhibir la incursión de nuestros niños y jóvenes en ese infernal mundo de drogas y nunca se ve la efectividad de esos programas, solo los publicitan para su lucimiento personal y que “se diga que nuestras autoridades están trabajando para el bien de todos nosotros y el día que realmente lo hagan, no lo vamos a creer”, terminaron diciendo.