Nos Cuentan una de Vaqueros
POR FIN los comerciantes establecidos en el andador peatonal de la calle Centenario recibieron una buena noticia sobre la problemática social que viven desde hace poco más de cinco años, al enterarse que su presidente municipal, Francisco Javier Luévano Núñez “ordenó” a su Secretario de Gobernación y del Ayuntamiento, así como al titular de la Secretaría de Control Reglamentario y Regulación Sanitaria, llamar a cuentas a Jesús Serna Esparza, titular de la licencia reglamentada que sirve como pantalla a Edith Cristina de Lara Martínez, para explotarla como prostíbulo y disfrazar su negociación Punto y Coma como “restaurant-bar”; para tratar de encontrar una “solución que beneficie a las partes en conflicto”.
AL MENOS así lo expresaron varios negociantes ubicados en torno a la emborrachaduría de marras, confiando en que por primera vez en la historia de ese agudo problema social “una autoridad toma el toro por los cuernos” y al menos “demuestra sus intenciones de conciliar intereses”, a menos que “nos quiera jugar el dedo en la boca”, refirieron.
SIN EMBARGO, las opiniones que se recabaron por otro lado, sobre todo en medios oficiales, no coincidieron con esa aparente manifestación de satisfacción de los afectados y aseguraron que “lo mismo va a pasar con otros negocios de ese tipo, cuyos titulares al confundir la explotación mercantil de su licencia reglamentada con otro giro distinto para el que fue expedida, van a alarmar a sus vecinos y estos van a exigir a las autoridades el cierre de los establecimientos o sea va a ser un cuento de nunca acabar”.
PERO POR lo pronto y en la opinión de los afectados por la ilegal actividad del tristemente célebre prostíbulo Punto y Coma, era urgente que tanto el nuevo Secretario de Gobernación, Omar Williams López Ovalle, como el “dueño” de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, cumplieran con su trabajo y no que esperaran a que su superior inmediato “les pusiera las pilas para que lo hicieran”. Pero la realidad es otra: Este y otros prostíbulos son la caja chica del presidente municipal corrupto Javier Luévano; por eso permite la prostitución sin control alguno: el billete es el billete y el alcalde está en su año de hidalgo.
LO MISMO debería hacerse con el recorrido turístico nocturno llamado la Ruta de las Cantinas que se realiza en el tranvía conocido como El Guayequito y que no es otra cosa más que el fomento descarado del alcoholismo, porque en cada antro que se visita, los turistas, hombres o mujeres, son agasajados con sendas copas de licor que les obsequian los dueños, a cuya actividad habrá que abonar que cuando menos en esas caravanas de alegres borrachines, no se permite el acceso a menores de edad, aseveraron.
ESAS VISITAS de “degustación gratis de la bebida alcohólica de la preferencia del visitante”, inician en la cantina El Foco Rojo, siguen en el bar de Chuy Bombas, de ahí se pasan a La Catrina, luego al antro La Oficina y terminan en otros dos o tres tugurios más ya cerca de la medianoche de cada fin de semana, viernes y sábados.
LUEGO COMENTARON que para agravar la situación de la comunidad, en cuanto a su tranquilidad se nocturna se refiere, este fin de semana se realizarán distintas actividades en el campo de beisbol Francisco Guel Jiménez, donde se reunirán una gran cantidad de motociclistas con sus respectivas parejas, dentro del Festival Andanzas, organizado por el Instituto de Promoción y Fomento Cultural de Calvillo, que preside Angélica Medina Pérez.
AMÉN DEL infernal ruido que los motociclistas van a causar con sus máquinas, se tendrá que soportar la actuación de varias bandas musicales, entre las que se cuenta la llamada El Gran SILENCIO, QUE como colofón a la estruendosa fiesta, ofrecerá un concierto en la plaza principal a partir de las nueve de la noche de este sábado.
ASÍ QUE debemos prepararnos para pasar una noche más en vela, pero tenemos la esperanza que ahora si nuestro presidente municipal no nos haya dado atole con el dedo y actúe como se lo exige la sociedad, no solo nosotros, como miembros del sector comercial de la comunidad, terminaron diciendo.