EL CORREDOR de la calle Centenario se convirtió ayer en un mercado árabe, en el que primero se instalaron al menos una decena de vendedores de todo tipo de plantas de ornato, luego hicieron su aparición “los vendedores callejeros de paletitas” y con el deambular de viandantes, entre turistas y residentes en la localidad, el andador ofreció otra cara llena de bullicio y algarabía, ayer en la mañana.
POR SI FUERA poco, de pronto se dejaron ver hombres y mujeres que hamacas tejidas a mano y columpios infantiles, también de la misma manufactura que las camas colgantes, que a pulmón abierto ofrecían su mercancía a cuanto transeúnte se cruzaba a su paso.
LA ACTIVIDAD comercial conjunta transcurría en aparente normalidad, pero de pronto fue rota por el conato de riña verbal entre una pareja que ofertaba “sus paletitas para reunir el dinero que destinarían al pago de la colegiatura”, originada porque uno y otra pretendían imponer su ley a voz en cuello, sin pudor alguno.
SU COMPAÑERO, distante apenas unos pasos de la fuente central del andador Centenario, se ocupaba de interceptar a hombres y mujeres por igual para “implorarles una cooperación económica y con ello le ayudaran a pagar la colegiatura de su escuela”, pero sin que abundara en mayores detalles al respecto.
SOLO CUANDO una de las personas que interceptó para ofrecerle su mercancía, lo cuestionó sobre su actividad, el “presunto estudiante” emprendió acelerada caminata rumbo a la plaza principal, olvidándose ya de continuar “implorando apoyo económico en la vía pública”.
LA PERSONA que cuestionó su presencia en ese lugar, nos informó, a pregunta expresa por supuesto, que de la semana pasada a la fecha han aparecido en ese sitio una parvada de jóvenes que “tienen toda la pinta de adictos y que con el cuento de que están estudiando y necesitan pagar la colegiatura, EXIGEN no SOLICITAN unas monedas y a cambio de ellas, “les entregan una paletita de dulce como premio a la bondad de su espontáneo samaritano”.
ESE MISMO cuento le hacen a los viandantes del andador Juárez, allá en la capital del estado y si la persona que interceptan, no los atiende o no les regala la moneda que le exigen, la insultan y de pilón le manchan su ropa con pintura que llevan en una jeringa, según nos comentó nuestro entrevistado, de cuya identidad solicitó su reserva.
AGREGÓ QUE en este caso las autoridades están atadas de manos para meter en cintura a este tipo de falsos estudiantes, que no son más que viciosos disfrazados de escolares para esquilmar a la gente y hacerse del dinero que necesitan para adquirir las drogas que consumen, nos dijo y terminó su comentario añadiendo: “ojalá y nuestras autoridades encuentren la fórmula para abatir este tipo de problemas sociales, porque en la actualidad nuestros jóvenes salen a la calle a buscar trabajo, rogando a Dios no encontrarlo”.
PARA ENTONCES ya habíamos observado que los vendedores de plantas y flores, se mantenían entregados en atender a la numerosa clientela que se les arremolinó en torno a sus tendederos que construyeron con toda la flora que llevaban, que incluso semejaba un exótico cuadro en un Pueblo Mágico, todo cubierto de verde, ad hoc al resultado serrano con el que la temporada de lluvias a vestido a la Sierra del Laurel y una parte de la cercana Sierra Fría.
SOLO QUE al final de cuentas nos comentaron que aún cuando la venta de sus productos era bueno, no representaba el resultado que esperaban y se dolieron porque: “Eran más los turistas que preguntaban por el precio de sus plantas y flores, que la compra que realizaban”, pero que no tenían queja y: “Esperamos que el desplazamiento de la mercancía se incremente en los próximos días y así no volveremos a casa con las manos vacías”, nos dijo uno de los vendedores.