Por Alfonso Morales Castorena
PASADO EL susto y el trago amargo de enfrentar situaciones que cree que no son de su incumbencia, el jefe de la comuna, Francisco Javier Luévano Núñez, recompuso la figura, respiró de manera gratificante y muy hondo por la solución posible a la que llegaron los ganaderos con las instancias de su ramo y ahora sí, prometió que “si en algo podía ayudarlos no dudaran en solicitárselo” y a otra cosa mariposa.
ESE CONFLICTO ganadero también a nosotros nos mantuvo atareados, tanto así que dejamos en el tintero el nombramiento del Consejo de Cronistas de la comunidad que va a presidir el historiador Jesús Santos Esparza, cuya designación cayó de sorpresa en la sociedad, porque esperaba que alguien más ducho en cuestiones del pasado histórico de la congregación ocupara ese cargo.
PERO POR muchos títulos y blasones que ostente a sus 23 años de vida, este cronista oficial tendrá como asesor de su búsqueda de los hechos del pasado que dieron vida y fama al Valle del Huejúcar al septuagenario Eligio Hernández Díaz, que sin contar con una preparación de excelencia, se las sabe de todas, todas, con él se cumple la sentencia popular de que “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”, con todo respeto para sus canas.
AMBOS TENDRÁN la responsabilidad de rescatar el amplio legado histórico y cultural del ahora llamado Pueblo Mágico, refugio y bastión que algún día fue de los famosos cristeros, fanáticos religiosos que se alzaron en armas “en defensa de la iglesia”, pero eso es otra historia, como la de la guerra de Independencia, que escribió un capítulo importante de su azarosa vida en el entonces pueblo en ciernes.
A ELLOS dos se les unieron Juan Alejandro Gutiérrez de Lara, Elías Loera Calvillo y Gabriela Rivera Tapia, que fungirán como cronistas adjuntos, formando así el equipo suficiente para no dejar nada al azar y reunir la información necesaria que refleje fielmente el quehacer cotidiano de la comunidad, desde su fundación y hasta el presente.
ME IMAGINO que las fuentes de consulta serán los archivos parroquiales, porque en ellos se fueron asentando paso a paso los hechos más sobresalientes de la sociedad del pasado, redactados por los sacerdotes encargados de los templos, no como una obligación, sino más bien como un antecedente para que las generaciones del futuro conocieran con puntualidad los avatares de su existencia y los asuntos más relevantes de aquellas lejanas épocas.
PARA EMPEZAR sus trabajos, ya tienen programada su presencia en la reunión de cronistas municipales que se celebrará el próximo sábado 16 de los corrientes en Asientos y han confirmado su asistencia a la que se desarrollará el 25 de agosto de este año en el Museo de Antropología e Historia, que reunirá a los cronistas de la entidad y de los estados aledaños, como Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco y Guanajuato.
ES RARO conocer la integración de este tipo de eruditos en la historia de los pueblos, en personas bastantes jóvenes, pero que son apasionados de las cosas del pasado e incansables buscadores de cuanto objeto, artículo, cosa, documento, que les lleve al fin de su objetivo, para el conocimiento de las generaciones del futuro, aunque luego la sociedad les endilgue la frase de que “huelen a pergamino”.