Por Alfonso Morales Castorena
HOY SE CUMPLEN treinta días que los panistas celebraron de la manera más ruidosa posible la continuidad de su presencia en Palacio Municipal, vía la “herencia política” que recibirá el albiceleste Adán Valdivia Hernández de manos de su correligionario, Francisco Javier Luévano Núñez, actual jefe de la comuna, “para seguir gobernando en familia”.
NO TENDRÍA nada de raro entonces que hoy también se festeje la elección del panista “pero que la tertulia la pague de su bolsillo y no con el dinero falso que repartió para comprar nuestro voto”, nos comentaron varios desilusionados simpatizantes del Partido Acción Nacional (PAN).
ESA ACTITUD del flamante presidente municipal electo habla de su escasa calidad moral, nos dijeron, qué cara va a presentar a la sociedad cuando ya en el ejercicio de su mandato, se le solicite un apoyo o una ayuda, nos va a dar atole con el dedo y ahí vamos de borregotes a creer en sus mentiras”.
OTROS MÁS terciaron: “ya se veía venir su cinismo, cuando se destapó para jugársela por la Alcaldía, siendo titular de la Dirección de Obras Públicas, la publicidad que ordenó a una oficina de diseño profesional, la pagó el municipio y él se lavó las manos o sea que aparte de comprar nuestro voto con dinero falso, el pueblo le financió su campaña política y eso, aquí y en tierra de indios son chin…”, pero nos solicitaron la omisión de sus identidades “porque tenemos miedo a represalias”.
PERO TAMBIÉN del lado opuesto las cosas no andan del todo bien, los priistas de viejo cuño, los que son leales al tricolor de muchos años atrás, quienes confiaban en sus directivos, se han mostrado desconsolados y hasta decepcionados de quienes detentan los cargos de mando.
ESPERABAN QUE su candidata a la Alcaldía Municipal, Alma Cecilia Valdivia Hernández, impugnara la elección con la esperanza de dar marcha atrás a su resultado “oficial”, de que su equipo de trabajo luchara en serio por cuando menos, sentar un precedente de inconformidad por los resultados obtenidos “manipulados a todas luces” y que le dieran el triunfo al panista.
PERO NO, todos se quedaron muy quietos, “apechugaron la derrota y agacharon la cabeza ante el vencedor” y eso “pos no se vale”, nos dijo uno de los inconformes a las puertas de la sede del otrora partido oficial.
Y LOS QUE ni sudan ni se acongojan, antes bien, se muestras felices “de que los panistas hubieran engañado a sus propios seguidores con el dinero falso con el que le compraron su voto”, son los perredistas, que dicen “que gracias a su excelente trabajo de campaña, desbancaron al Partido Revolucionario Institucional (PRI), del segundo lugar que ocupaba en las preferencias del electorado” y que la próxima contienda democrática “la ciudadanía se llevará la sorpresa que ellos regirán la presidencia municipal”.
HUBO POR ahí alguien que me comentó: “les creemos o los dejamos soñar”.