Por Alfonso Morales Castorena

ENTRE LA comidilla que siguiera al asesinato de la quincuagenaria María del Refugio Loera Landeros, La Cuquis, aparte del clima de inseguridad que se dejó sentir por la naturaleza del sonado caso, resaltó el hecho que ninguno de sus vecinos estaba enterado que se dedicaba al disfrute de la vida alegre y todos ellos se abstuvieron de hacer referencia a ello “por respeto a sus hijas y a su memoria”, nos dijeron.

ESO SÍ, exigían que las autoridades ministeriales no dieran carpetazo al asunto y al mismo tiempo a la Policía Preventiva, mayor presencia en las calles de la población de Malpaso, sobre todo en horas de la madrugada y en las zonas de mayor riesgo para sus habitantes, para inhibir a los vagos, malvivientes y drogadictos que se ocultan en los sectores de mayor oscuridad para hacer de las suyas.

MISMA petición que hicieran a los elementos que conforman el llamado Mando Único, de quienes se quejaron que solo se dedican a esquilmar a los noctámbulos con cualquier pretexto y que aquellos que tienen a su cargo la vigilancia de caminos rurales o sendas de terracería, las explotan como una fuente adicional de ingresos y hasta se dan el lujo de “imponer cuotas de peaje”.

AL RESPECTO el agricultor y ganadero Demetrio N. N., explicó que los policías de ese Mando Único si interceptan a un labriego llevando una res al matadero o lo sorprenden en labores de compraventa de ganado, le exigen la documentación del caso tal como debe ser, afirmó pero en caso contrario que no se cuente con ella, le exigen que cubra la cuota que ellos imponen “para dejarlo pasar” o simplemente se quedan con el animal, con el cuento de que “se lo decomisan para no detenerlo por abigeo”.

POR ESO, según agregó, es mentira que los políticos que quieren llegar a presidente municipal de Calvillo, vayan a solucionar este añejo problema que data desde que se implementó ese modelo de vigilancia policial, como lo proponen cada vez que se acuerdan que el abigeato es el pan nuestro de cada día y que los cuatreros se pasean por las calles de la comunidad, como Juan por su casa, sin que siquiera se cuiden de ser llevados a prisión, por el simple hecho de que cuentan con la protección de sus socios, los policías.

LUEGO, NOS enteramos que el candidato a la Alcaldía Municipal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Marco Arturo Delgado Martín del Campo, en su última aparición en público se comprometió a ampliar a dos turnos el servicio de la Unidad de Hemodiálisis, incluidos los fines de semana, para que ningún enfermo renal se quede sin recibir la atención que demanda.

AL MISMO tiempo, agradecía a sus simpatizantes y seguidores el apoyo que le dispensaron durante su campaña política y los exhortaba a que lo acompañaran al cierre de la misma en el evento masivo que ofrecerá esta tarde, después de las 19 horas en la explanada del Santuario de Guadalupe, que estará amenizada por el grupo de Los Terrícolas.

EL CIERRE de su labor de proselitismo comprenderá un concurso de bailes folklóricos y de bandas musicales, sin que en la convocatoria explicara tipo y clase de premio que se llevarán los triunfadores, por el contrario el comerciante Juan de Loera le espetó “ustedes lleven al grupo, al cabo el pueblo paga para que ustedes queden bien”.

EN TANTO que los priistas, una vez que oficialmente cerraron la campaña política de su abanderada, Alma Cecilia Valdivia Hernández, volvieron a confiar en que Calvillo quiere un cambio y llamaron al electorado, a través de su simpatizante Lina Rodríguez a reflexionar su sufragio.

LA PRIISTA redactó en su correo particular “no vendamos nuestro voto, nuestra conciencia, estamos a tiempo de marcar la diferencia, ya remontó 20 puntos y va a rebasar a sus rivales políticos, Alma Cecilia va a ser la primera alcalde de Calvillo”.

SOLO QUE como respuesta, el comerciante Francisco Gutiérrez afirmó de manera lacónica: “para el PRI…no les doy ni agua”, que viene a dar una idea clara sobre la pugna que existe entre las dos principales fuerzas políticas de la comunidad por suceder en el cargo al panista, Francisco Javier Luévano Núñez.