“Contaba con 28 Años Cuando Desapareció Hace 14”
Por Benny Díaz

Sergio de Lara y su hijo, Sergio de Lara Quezada
Sergio de Lara Quezada contaba con 28 años de edad, tenía una familia y trabajaba como eléctrico en la empresa de autobuses Estrella Blanca. Su vida era normal, tenía una sana relación con sus padres y la tarde del 29 de agosto de 2011 tuvo una charla con su progenitor en donde le dijo que al día siguiente iría a Luis Moya a comprar algunas cosas que necesitaba para realizar sus labores “e incluso le presté dinero para que realizara esas compras”, contó a esta Casa Editorial Sergio de Lara.
El 30 de agosto, Día Internacional de Víctimas de Desaparición Forzada, del año 2011 el joven Sergio salió de su domicilio a realizar sus actividades y no volvieron a saber de él.
El 1 de septiembre, cuando se habían agotado todas las opciones de parte de su familia para encontrarlo ya que no contestaba su teléfono, su padre acudió a Luis Moya, Zacatecas a preguntar a los lugares donde su hijo le dijo que iría a adquirir lo que necesitaba “y nadie lo había visto”.
El Giro
El procurador Felipe de Jesús Muñoz Vázquez le aseguró a Sergio de Lara padre con que su hijo había desaparecido en Villa Hidalgo, Jalisco y que en la “sábana” de llamadas salía que había hecho una llamada de auxilio a la policía de Teocaltiche.
Por ser residente de Aguascalientes, la denuncia se puso en la entonces procuraduría, pero le salieron con que como el hecho pasó en territorio de Jalisco, debía de ir allá.
Así lo hizo y el ministerio público de Teocaltiche levantó la carpeta, pero ni unos ni otros hicieron nada, ya que aquí dicen que allá es donde deben de buscarlo y los de allá que aquí porque es ciudadano residente de esta entidad.
“La carpeta de investigación en Aguascalientes tiene 800 fojas, pero ninguna en donde se hayan dado a la tarea de buscarlo, “son sólo oficios que se mandaron a hospitales y a otros lugares para ver si estaba ahí y las respuestas”.
El padre buscador no se ha quedado de brazos cruzados durante estos 14 años en los que no ha pasado un solo día en que no recuerde a su hijo, y como ocurre siempre en estos casos, comenzó a hacer la parte que le corresponde a los policías de investigación: buscar pistas, ir a lugar, hablar con personas.
Mario González Señala a Felipe Muñoz Vázquez
En esa búsqueda, Sergio de Lara llegó hasta Mario González “el mero, mero de Teocaltiche y él, de frente, me dijo: ‘Le doy mi palabra que yo no fui, demándeme de lo que quiera, pero yo no me dedico a secuestrar ni levantar gente, eso lo hizo gente de Felipe (Muñoz Vázquez)”.
Con esa información el padre acudió a la oficina del procurador y sin ningún empacho Muñoz Vázquez el dio un “giro al caso, nos citaron un domingo y fue cuando nos dijo que en la “sábana” de llamadas de mi hijo salía que había llamado a la policía de Teocaltiche y yo me quedé sorprendido porque la tarde antes de su desaparición él me había dicho que iba a Luis Moya”.
Muñoz Vázquez terminó diciéndole “que él personalmente había ido a buscar a mi hijo a Teocaltiche, cosa que no puede ser posible porque en ese lugar no tenía jurisdicción, se necesita tener colaboración con la ahora fiscalía de Jalisco”.
Siguió pasando el tiempo y el caso cada vez se “empantanaba” más, porque en ninguno de los estados había respuestas de parte de las autoridades.
“La segunda vez que acudí a la oficina de Felipe Muñoz me dijo: ‘ya no busque a su hijo, está muerto’. Yo me quedé sorprendido y le respondió que si sabía eso, que me dijera dónde estaba, su respuesta fue: ‘no se ponga así, ¿qué nos va a estar manteniendo tanto tiempo?, además él andaba con los de La Oficina’. “Mi respuesta fue: ‘si hubiera andado con los de La Oficina, no lo anduviera buscando’”, di la vuelta y me salí de su despachk.
Pararon los años y la búsqueda siguió y un día un excomandante de la procuraduría le contó que en la sección de Tres Centurias donde ahora está la empresa Modelo era la bodega que utilizaban para torturar a las personas y que cuando se les ‘pasaba la mano’, los enterraban en varios puntos de ese lugar, pues era la pensión de la Procuraduría General del Estado.
Siguiendo esa pista, existen varios audios (en poder de esta Casa Editorial) en donde hablan de que los que no soportaban las torturas y fallecían, los metían en varios puntos de ese lugar, pero a gran profundidad para que no fueran encontrados fácilmente.
Luego, en 2012, “curiosamente” hubo un incendio justamente en esos lugares señalados que arrasó con varias cosas y Felipe de Jesús Muñoz Vázquez salió a decir a medios de comunicación que “alguien provocó” el siniestro.
Entonces comenzaron a arreglar el lugar, colocaron cemento, taparon todo rastro, pero en los audios un hombre asegura haber estado en esos momentos en que se les pasaba la mano y las víctimas perdían la vida y los enterraban ahí.
En otros son personas que dicen que “en borracheras los que torturaban decían lo que pasaba, de hecho cómo gritaban las personas y cómo los dejaban a mucha profundidad para que no fueran encontrados”.
Búsqueda
Con todo esto, Sergio de Lara pidió el apoyo del Observatorio de Violencia Social y de Género y se hizo una búsqueda en un pozo de ese lugar, cuando la Fiscalía General del Estado estaba a cargo de Jesús Figueroa Ortega y en tiempo récord hizo la búsqueda, sólo entró un bombero y dijo encontrar bolsas de basura y algunas prendas de vestir.
En otro de los puntos se encontraron huesos y también rápidamente se determinó que eran de “caninos”.
Y eso fue todo lo que se hizo ante el escándalo que se armó y en donde se intentó a toda costa impedir el trabajo de la prensa.
Amedrentado Luego de que se hizo esta búsqueda y que fue tan mediática, incluso a nivel nacional y con visita de ONU-DH al lugar, Sergio de Lara fue privado de su libertad por unos días porque le fincaron responsabilidades por un problema con una camioneta de su propiedad “y estoy totalmente seguro que eso fue un mensaje de Felipe de Jesús Muñoz Vázquez para mí si seguía insistiendo en ese momento”
Manuel y Vicente
Al llegar Manuel Alonso García a la Fiscalía General del Estado, una de sus primeras acciones fue reunirse con las víctimas y “nos dijo que se iba a hacer lo posible”. El caso de Sergio de Lara Quezada es lo que se conoce como larga data, por el tiempo que ha pasado sin saber absolutamente nada de él.
Antes de que llegara Manuel Alonso García se había llegado al acuerdo con Marcela Femat Silva, titular de la Fiscalía Especializada en Materia de Desaparición y Localización de Personas, que se volvería a hacer búsqueda en los puntos señalados en Tres Centurias.
“Me dijo que se iba a hacer, que estaba en espera de recursos y de ponerse de acuerdo con Violeta (Sabás Díaz de León), pero que sería todo en silencio, que no quería a nadie de la prensa y acepté”.
Pero el recurso nunca llegó y lo que sí hubo fue el relevo en la Fiscalía y Manuel Alonso cambió a Marcela para poner a Vicente Junior Acevedo Navarro como encargado de despacho de la Fiscalía Especializada en Materia de Desaparición y Localización de Personas.
Y lo que pasó fue el Junior le salió a Sergio de Lara con que esa búsqueda en Tres Centurias quedaba anulada, porque él no sabía ni qué, ni por dónde, además de que no hay recursos.
“No Trabajan”
Sergio de Lara se siente cansado, lleva la tristeza a cuestas, la impotencia de lidiar con autoridades tan falta de capacidad y “que no tienen ganas de trabajar, esa es la realidad, porque a quienes encuentran no lo hacen ellos, son los familiares.
Creo que los recursos que hay para la búsqueda de personas desaparecidas ‘se quedan en el camino’, pero también es porque a ninguna autoridad ni político le importan”.
Han pasado 14 años en que Sergio de Lara Quezada desapareció y quien sabe que murió, porque así se lo dijo a su padre, y seguramente dónde está es Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, el que ahora defiende legalmente a la senadora Nora Ruvalcaba Gámez y a quien el presidente estatal de Morena, Gilberto Gutiérrez, considera una gran persona y “excelente abogado”.