No hay Voluntad de Castigar a los Responsables, Acusa

Por Benny Díaz

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Maricela Sánchez Muñoz (Foto: Ernesto Martínez Reyes)

“Las prácticas de tortura siguen en Aguascalientes como lo señala el Registro Nacional del Delito de Tortura (Renadent) hasta la actualidad, porque no hay voluntad de vincular, ni sentenciar ejemplarmente a los responsables, es algo en el que hay muchos involucrados y si se castiga a unos, caen otros y por eso es que hay una protección muy fuerte desde los de abajo hasta los altos mandos en todas las corporaciones policiacas”, declaró a esta Casa Editorial, Maricela Sánchez Muñoz, activista de derechos humanos reconocida por ONU-DH.

Lo peor, es que hay quienes ante las secuelas que les dejan, que “son terribles, de terror y aun con la aplicación del protocolo de Estambul, que puede salir positivo muchas veces, las autoridades son omisas para actuar en tiempo y que la víctima reciba la terapia psicológica que le permita ir superando todo eso que deja en devastación”.

El daño a las víctimas se va incrementando y cronificando conforme pasa el tiempo, mientras que las autoridades siguen sumidas en la burocracia y no les interesa la persona.

Recientemente, está el caso del hombre que cuando fue entregado en el Cereso se “desmayó” y al llevarlo a un nosocomio resultó que tenía traumatismo craneoencefálico, presuntamente por la golpiza que recibió cuando fue detenido; ahora ninguna corporación asume la responsabilidad de lo ocurrido, lo sólo es una muestra “muy pequeña” de lo que ocurre en Aguascalientes, indicó Maricela Sánchez.

“Y hablo desde el conocimiento, porque fui policía municipal”.

Explicó que existen “tiempos muertos” cuando se detiene a una persona, cometiéndose el delito “de desaparición”, pues les quitan todas sus pertenencias, incluidos obviamente sus teléfonos celulares, “no se les permite hacer una llamada, pueden pasar horas o incluso días sin que los familiares sepan dónde está, lo pueden tener en una celda, dando vueltas… donde quieran y nadie sabe”.

La activista asegura que las autoridades ahora pueden hasta jactarse “de que hay mejor preparación hasta con corporaciones internacionales y que salen con nivel de Técnico Superior Universitario, pero se les olvida una cosa: los policías ‘viejos’ en realidad son los que mueven todo y los nuevos deben someterse y replicar sus prácticas porque si no, no sobreviven, me refiero que si buscan cambiar realmente las cosas no pueden y mejor renuncian, aunque son los menos, todos, debido al salario, se quedan y eso se convierte en un tipo de ‘hermandad’ en donde se protegen unos a otros”.

Por eso es que a las víctimas, cuando ya tienen la capacidad de poder continuar, “no nos queda otra más que luchar y eso se hace desde el activismo, porque no hay otra manera de que te hagas escuchar y valer tus derechos y aun con eso hay que enfrentar muchos obstáculos que las mismas autoridades van poniendo para que te canses, te desesperes, re revictimizan y llegues al punto de desistir.

Esto es de resistencia, porque ellos son fuertes por el manto protector que tienen, pero la gente, las víctimas tenemos algo que se llama falta de justicia y eso mueve más”.