Por Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez *
En el presente 2022 se cumplen 80 años de la fundación del Seminario de Cultura Mexicana, institución que fue creada a iniciativa de la Secretaría de Educación Pública, la cual apenas el año pasado celebró sus 100 años de edad. En este marco, el historiador Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez estará publicando una columna mensual en Página 24 para reflexionar en torno a varios episodios históricos de esta institución dedicada a las artes y la cultura. Con ello, el autor adelanta algunos datos de una investigación suya que pronto dará a luz.
POCO SE recuerda, pero el escritor Jaime Torres Bodet fue el último de los tres titulares que encabezaron la Secretaría de Educación Pública en el voluble sexenio del general Manuel Ávila Camacho (1940-1946), quien debió lidiar con gremios magisteriales altamente politizados, herencia de la movilización popular alcanzada durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas. En ese terreno movedizo Torres Bodet maniobró, con arte de equilibrista, echando mano de sus dotes diplomáticas. En todo momento suscribió la política de unidad nacional del presidente, quien la replicó en la SEP, cuando decidió sustituir a Luis Sánchez Pontón –quien defendía la educación socialista– por Octavio Véjar Vázquez –quien concibió una política educativa de conciliación (¿o despolitización?) que llamó “La Escuela del Amor”.
SEGURO QUE el experimentado diplomático Torres Bodet no tuvo espacio, ni mucho tiempo (apenas dos años) para hacer todo lo que pretendía en su primer paso por la SEP. Sin embargo, en su reporte sexenal presumía la creación de 18 corresponsalías del Seminario de Cultura Mexicana y la adhesión de 68 miembros a esta nueva institución, quienes se han propuesto “difundir el conocimiento y el amor a nuestra genuina cultura mexicana en todas sus manifestaciones: Literatura y Ciencias, Artes Plásticas, Música, Teatro y Cinematógrafo”. (1)
EL SEMINARIO de Cultura Mexicana había nacido apenas el 28 de febrero de 1942, por acuerdo presidencial y a iniciativa del brevísimo lapso de Octavio Véjar Vázquez al frente de la SEP. A su llegada como nuevo titular, Torres Bodet vio con buenos ojos la iniciativa, puesto que la entendió como parte de la política de unidad nacional. Esto se deduce porque en el mismo reporte ya citado, agregaba que cada uno de los miembros del Seminario “ha procurado ahondar en el estudio e investigación de lo que México ha producido […] y difundir tal conocimiento de nuestros valores culturales, con el propósito de estrechar los vínculos espirituales que deben unirnos a todos a todos los mexicanos en un alto e iluminado patriotismo”.
EN SUS 80 años de edad, no se puede comprender a cabalidad la trascendencia artística y social del Seminario, sin enfocarlo en su momento seminal, marcado por una faena nacionalista que se consolidó institucionalmente para ahondar en “lo nuestro”, y que lo hermana con otras instituciones cardinales de nuestro país, erigidas casi por el mismo tiempo, como El Colegio de México (1940), El Colegio Nacional (1943), el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (ambas en 1946) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1944).
ES POR esto que escribir sobre la historia del Seminario es realmente pensar su función en nuestra sociedad como institución, y por ende, la relación entre las artes, las humanidades y la ciencia con la colectividad social. Reflexionar la historia del Seminario conlleva también no deslindarse de su presente, ni de lo que imaginamos que podría ser su futuro. Sirva este primer texto para avanzar en ese sentido. En nuestra próxima entrega hablaremos de la relación de José Vasconcelos con la fundación y labor del Seminario de Cultura Mexicana.
Nota
1. La obra educativa del sexenio 1940-1946, México, Secretaría de Educación Pública, 1946.
* Doctor en Historiografía, titular de la Oficina de Enlace de la SEP en Aguascalientes.