Por Héctor Manuel Rodríguez Figueroa*
NEGAR LA participación de las y los hijos en actividades escolares contrarias a la ideología sus familiares o tutores va en detrimento de su formación integral y de su posibilidad de desenvolverse adecuadamente en el mundo contemporáneo.
JUSTO AYER, lunes 25 de mayo de 2020, fueron publicadas en el Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes una serie de reformas realizadas a la Ley de Educación del Estado de Aguascalientes, en específico, aquí hago referencia al efectuada al Artículo 4º donde se agregó que:
“…LA AUTORIDAD Educativa Estatal dará a conocer de manera previa a su impartición, los programas, cursos, talleres y actividades análogas en rubros de moralidad, sexualidad y valores a los padres de familia a fin de que determinen su consentimiento con la asistencia de los educandos a los mismos, de conformidad con sus convicciones” (POEA, 2020).
MÁS ALLÁ de la legalidad del asunto, que por lo menos resulta problemático al contraponerse al menos un par de derechos, se trata de un tema en el que estaría involucrada la noción del interés superior de la infancia, ya que si bien los padres, madres y tutores tienen el derecho a inculcar en sus pupilos un credo, esto no debe implicar quitarles la oportunidad de recibir información laica y científica sobre los temas de sexualidad, moralidad y valores, porque al impedírselo están menoscabando su desarrollo pleno, que además contraviene lo dicho un par de párrafos anteriores en el mismo Artículo 4º.
“LA EDUCACIÓN es medio fundamental para adquirir, actualizar, completar, ampliar, transmitir y acrecentar la cultura y conocimientos, así como formar y desarrollar íntegramente a las niñas, niños y jóvenes en sus responsabilidades y derechos sociales, cívicos, económicos, culturales y de respeto al medio ambiente; es un proceso permanente que contribuye al desarrollo humano, su bienestar y a la transformación y mejoramiento de la sociedad; es factor determinante para la adquisición de conocimientos significativos y la formación integral para la vida de las personas con un sentido de pertenencia social basado en el respeto de la diversidad, y es medio fundamental para la construcción de una sociedad equitativa y solidaria” (POEA, 2020).
ASÍ QUE, la reforma en la práctica apunta a mutilar o, por lo menos, obstaculizar sus propias metas, al abrir la posibilidad a las y los familiares de quitar el acceso a temas tan vitales como la sexualidad y el género, con lo que además se están vulnerando sus derechos sexuales y reproductivos al no asegurarse que recibirán información científica sobre estos tópicos.
“ESTOS DERECHOS se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y a disponer de la información y de los medios para ello, así como el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye el derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones o violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos” (Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, El Cairo, 1994).
ASÍ MISMO, permitir el acceso a la información científica en el entorno escolar, puede prevenir que niñas, niños y adolescentes recurran a fuentes poco confiables que incluso pueden resultar perjudiciales para su salud.
MÁS ALLÁ del aspecto legal, yo apelo a aquellos padres, madres y tutores que leen esto, a que si su fe, religión o moral no concuerdan con la perspectiva de género y la educación sexual, a que no limiten a sus hijos de conocer al respecto, en cambio les invito a que practiquen eso que Boaventura de Santos Sousa (2002) denominó como hermenéutica diatópica, que significa que para participar en un diálogo intercultural hay que tener “un pie en la propia cultura y un pie en la del otro”, esto es, que pueden seguir inculcando los valores particulares pero siempre en un diálogo respetuoso y constructivo con quienes tienen una postura distinta a la propia, buscando nutrir la propia en favor de una mirada más tolerante e incluyente. De otra forma no sólo están afectando el pleno desarrollo de las y los infantes a su cuidado sino al resto también, al frenar la identificación de la diferencia y la interculturalidad como valores indispensables para el respeto de los derechos de las demás personas.
PARA CERRAR, el hecho que madres, padres y tutores sean encargados de la socialización primaria, al ser “los primeros y permanentes educadores” como dice la ley, no significa que sean los “únicos” encargados de esa labor. Para Berguer y Luckman (1976) esa primera etapa de socialización termina justo cuando se deja de tener una consciencia sólo de los otros significantes (los familiares cercanos que los crían) a tener consciencia del otro generalizado (el resto de la sociedad), lo que no se alcanzará, sino sólo de manera parcial, si se corta la posibilidad de recibir información valoral distinta a aquella con la que creció. La niñas, niños y adolescentes necesitan una educación para afrontar las circunstancias sociales del siglo XXI cuyo principal reto, según el multicitado informe Delors (1996), es aprender a vivir juntos en un mundo cambiante, multicultural y con un acelerado intercambio de información.
Referencias Bibliográficas
Berger, P. L., & Luckmann, T. (1976). La construcción social de la realidad (17a reimpr). Buenos Aires: Buenos Aires : Amorrortu Editores.
De Sousa Santos, B. (2002). Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos. El Otro Derecho, (28), 59–84.
Delors, J., Al Mufti, I., Amagi, I., Carneiro, R., Chung, G., Geremek, B., … Nanzhao, Z. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. (J. Delors, Ed.). México, D.F.: México, D.F. : Librería Correo de la UNESCO.
* Doctor en Estudios Socioculturales, Maestro en Investigación Educativa, Licenciado en Sociología, que se desenvuelve actualmente como docente de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.