“Porque Cuando se van ya no Podemos Verlos”

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/ Correo Diocesano)

“Muchos lloramos recordando a nuestros difuntos, sentimos tristeza, dolor, remordi- miento porque quienes se han ido cuando porque cuando estuvieron nunca llevamos una flor, pocas veces les abrazamos, les dijimos te quiero… y cuando se van y ya no podemos verlos ni tocarlos no se puede hacer nada.

Por eso, si tienen a su lado a su pareja, hijos, padres, no se priven de decirles cuánto los aman y darles un abrazo para que cuando el día que se tengan que ir ellos o nosotros, lo hagamos libres de que supimos amar”, dijo Juan Espinoza Jimé- nez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes.

Esto tomando como base el Evangelio de Marcos en el capítulo 12, versículos 28 al 34, en donde Jesús entra a Jerusalén y tiene encuentros controvertidos con fariseos, sadu- ceos y erudianos, cientos de escribas que eran conocedores de la ley, quienes no se ponían de acuerdo cuál era el primero de todos los man- damientos y tenían discusiones acaloradas.

Ellos, aparte de los 10 mandamientos de Moisés, hicieron preceptos de leyes a seguir y en tiempos de Jesús “eran 613, de ellos 365 eran negativos y prescribían no hacer determinada cosa; 248 eran positivos y prescribían que hacer en lo concreto, de todo este conjunto de preceptos era la discusión de cuál era más importante”.

Memorizar 613 preceptos creaba confusión y cuestionan a Jesús que cuál era el más impor- tante y él no lo hace con respuestas aprendidas de rabinos, sino recurre “a la Sagrada Escritura en donde dice que amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, pero sin que nadie le preguntara, añadió algo, fue el segundo mandamiento que dice que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Esa es la síntesis de la vida, de esos mandamientos se desprende la religión y la moral como un acierto a la vida ordinaria y a la felicidad de cada uno, porque son mandamientos que van entrelazados y no se puede entender uno sin el otro”.

Quien diga que ama a Dios, pero ignora a los demás, no es posible adorar a Dios e ignorar a los que sufren y viven a nuestro lado, si los aparta- mos se reduce a una mentira que se ame a Dios.

“Esto también se añade a la experiencia del compromiso social, en la vida de todos los días se debe tratar con igualdad y dig- nidad a todas las personas, todos los seres humanos son hijos de Dios y si nos acerca- mos a ellos hay que hacerlo con limpieza de intención, que el acercamiento con todas las personas o grupos es esencial amar, pero el amor se aprende a lo largo de la vida”.

El obispo mencionó que hay trampas en el amor, porque hay quienes piensan ser ama- dos y por eso quieren quedar bien haciendo lo imposible “para que alguien los ame y tratan de ser agradables para hacerse querer y el bienestar es el amor que les profesan a ellos, no el que ellos dan a los demás”.

La segunda trampa es creer que amar en sen- cillo, pero es difícil que las personas los puedan querer “y ellos se acercan a quienes les parecen simpáticos y de acuerdo con ellos el amor es interesado porque ama aquel del que espera el mismo amor, pero no hay uno verdadero”.

La tercera “es aquella trampa en donde confunden amor con deseo, entonces lo que buscan es encontrar quien lo satisfaga en esa necesidad, y la compañía que buscan afecto en ese placer y cuando dicen ‘te quiero’ en realidad es ‘te deseo’ y esa falta de amor se vuelve utilización de la persona”.

El amor a Dios es diferente, “es la fuerza que mueve a crecer y dar paso a la vida, en- contrar la libertad, la soledad en comunión con Dios y con el prójimo”.

Pidió a los padres de familia que enseñen a sus hijos a amar, pero desde el ejemplo, en donde haya respeto, unión y perdón entre todos los integrantes, pero partiendo principalmente de amor de pareja, porque es ahí donde los niños aprenden lo que es ese sentimiento y también el respeto y la moral.