El Obispo, en su Tinta

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/ Correo Diocesano)

“Aguascalientes tiene los niveles más altos de infidelidad, en días pasados se dio a conocer un estudio en donde se llegó a la conclusión de que este año y el pasado, los matrimonios civiles han bajado en más del 50 por ciento, los jóvenes ya no se quieren casar ni siquiera al civil.  Las estadísticas de la Iglesia también me dejan sorprendido, porque son pocos los matrimonios que se celebran en las 124 parroquias de la diócesis, cada año son menos los que se acercan a recibir ese sacramento”, fue parte de la homilía del obispo Juan Espinoza Jiménez El jerarca católico resaltó que es triste, porque se vive otra realidad y también “es alto el nivel de infidelidad, es de los más altos a nivel nacional, aquí, en la tierra de la gente buena, de los creyentes, ¿qué estamos haciendo nosotros?, ¿qué está pasando con sus hijos y nietos?, ¿por qué no quieren casarse?, habrá muchas razones, somos muy modernos, estamos en el Gigante de México que todo lo transforma y cambia, somos punta de lanza en muchas cosas, desafortunadamente también en la destrucción de lo más bonito que son las cosas de Dios y el matrimonio es familia y hay que estar abiertos a la vida”.

El purpurado puso en contexto que “en tiempos de Jesús se vivía un patriarcado en donde se daba más importancia al varón sobre la mujer, diríamos nosotros una cultura machista en extremo, tanto dominio tenía el hombre que podía repudiar a la mujer por cualquier motivo y era estigmatizada y ya no podía volverse a casar, mientras que el varón podía tener todas las esposas que pudiera mantener”.

Había dos grupos: aquellos que decían que sólo se podía repudiar a la mujer en caso de encontrarla cometiendo adulterio y otro que decía que podía ser por cualquier cosa que resultara desagradable a los ojos del marido.

Jesús les responde no haciendo una interpretación de la ley de Moisés, sino “aprovecha para enseñar e instruir a perpetuidad y exclusividad el plan original de Dios y es que el matrimonio, en su proyecto original, es que hizo a Adán y de sus huesos y su carne a Eva, en un principio divino de varón y mujer en donde no era patriarcal ni matriarcal, no se trata de dominar al otro, sino los dos compartir amor, intimidad, vida entera con la misma dignidad y también les dice que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”.

El obispo resaltó que Jesús es claro en su mensaje de fraternidad, igualdad y respeto que debe existir en todos sus seguidores, sin “menospreciar a nadie por su identidad sexual, femenina o masculina, porque en el Génesis se habla de cómo Dios hizo la creación y a Adán lo colocó en el centro de jardín del edén y le hizo mirar todos lo hermoso que era, pero se dio cuenta que faltaba algo, fue como si hiciera una autocrítica, se dio cuenta que no era bueno que el hombre estuviera solo y le dio a la mujer, pero en igualdad y dignidad, porque ese fue el proyecto inicial del matrimonio que luego fue infectado por la enfermedad de dureza de corazón”.

Espinoza Jiménez resaltó que es por esto que “surge la incomprensión, las disputas y se vuelve un peso insoportable, porque esa dureza de corazón humana genera intereses mezquinos y en la actualidad está amenazado y destruyendo el matrimonio por una sociedad que está ciega bajo argumentos de libertad e ideologías materialistas y hedonistas, las parejas con ese pretexto viven el egoísmo y cierran el espacio a la procreación, se cierran a la vida, se dedican a gozar y no asumen compromisos duraderos, prefieren la unión libre y miran la separación como una solución fácil a los problemas”.

Por esa dureza de corazón “se destruyen los valores esenciales de la vida humana, en la sociedad generan confusión llamando ‘matrimonio’ a uniones antinaturales de hombre con hombre o mujer con mujer, hay dureza de corazón en los gobernantes que permiten la cultura de la muerte en una sociedad de creyentes, nosotros no somos capaces de testimoniar las enseñanzas de Jesús con nuestras convicciones”.

Los Hijos Pagan

El pastor de los católicos en la Diócesis de Aguascalientes resaltó que “muchas parejas dicen: ‘hay que separarnos de manera civilizada, no estamos para aguantar, mejor solos que mal acompañados’, pero después se unen a otra persona pensando que será el fin de todos los problemas, pero sólo la tienen como objeto de conveniencia material o sexual; Jesús advierte del adulterio y en nuestros días se ha perdido el sentido de ese pecado, pareciera normal, vivimos en una sociedad en donde la moral y la ética carecen de importancia aún entre creyentes”.

Habló sobre que el Papa Francisco, en el rezo del Angelus, “dijo cosas muy bonitas sobre el matrimonio y es que no le tengan miedo al compromiso y es un don bonito que haya dignidad entre hombre y mujer, no nos dejemos engañar porque también se sufre, hay diferencias, hay discusiones, pero debe haber complementariedad porque son diferentes hombre y mujer y los que están casados es porque vieron algo especial el uno al otro, eligieron libremente ese proyecto de Dios de manera admirable, sean pacientes, ámense, perdónense, ayúdense, no se hagan la guerra, platiquen sobre lo que sienten, viven y sufren. Nunca duerman enojados, siempre perdónense, basta una caricia, una mirada para que al día siguiente no siga la guerra fría, que es dolorosa”.

También habló de que “a mí me han interceptado preguntando por qué dura tanto la nulidad, porque en la Iglesia no hay divorcio, si se comprueba que no hubo matrimonio, entonces fue nulo, pero quisieran que lo hiciéramos en tres días porque les urge ya que están con otra persona y somos bien creyentes, es triste, todos los días llegan al obispado una o dos personas haciendo petición de nulidad, ¿qué nos está pasando?, los que estén casados cuiden su matrimonio, no romper para buscar estar con otra persona porque entonces entran en otro abismo y peor si hay hijos, que son los que pagan el precio más caro”.

Exhortó a quienes están casados y sean cristianos “a que, como dice el Papa: tengan hijos, no priven la vida, ábranse a la vida, es bonito que se reúnan las familias porque aquellos que sólo tienen un hijo lo hacen egoísta, si tienen más, son más sociales y comprometidos.

Reciban a los hijos que Dios les mande, pero con responsabilidad y que los puedan educar bien, el fin del matrimonio es primero el bien de los esposos y luego la procreación de la vida, pero es indisoluble, para toda la vida, hasta que la muerte los separe, no la suegra, la secretaria, el mecánico, ni ninguna otra persona”.