Un taxista murió infartado afuera del Hospital General de Zona Número 3 del IMSS, en donde le negaron la atención. Se trata de J. Refugio Ramírez Caldera, quien contaba entre 55 y 60 años de edad.
De acuerdo con la información proporcionada por un joven, aproximadamente a las 8:40 de la mañana de ayer, llegó a tomar un taxi frente al nosocomio situado en prolongación Zaragoza, en terrenos de Jesús María, para dirigirse a su trabajo.
Al preguntarle al taxista que si estaba en servicio, le contestó que se sentía muy mal, por lo que el muchacho corrió al área de urgencias, sin que nadie quisiera salir a atender al hombre.
El joven se puso al volante del vehículo de alquiler y lo metió hasta la entrada de urgencias, pero tampoco fue auxiliado, negándole además una silla de ruedas.
Como pudo llevó a J. Refugio al pasillo donde nuevamente pidió la atención, y se la negaron, nadie lo escuchó, solo una mujer vigilante “muy a fuerza que de ganas” ayudó a sostener a J. Refugio, quien visiblemente se estaba infartando.
El samaritano sujeto salió para quitar el taxi que obstruía la entrada de ambulancias y lo estacionó frente al hospital, pero cuando regresó el taxista ya no estaba y la empleada de seguridad, sólo contestó: “Salió detrás de ti”.
Apurado, el muchacho salió a buscar al enfermo, y lo encontró tirado en el camellón central, por lo que le avisó a una enfermera que pasaba por el lugar, pero éste dijo que podía hacer nada “porque me van a reportar” y se alejó.
Llegó un policía uniformado en una patrulla y le reportó lo sucedido, pero el oficial le respondió: “Yo no puedo hacer nada, vengo a que me saquen sangre”, y se metió al nosocomio.
Previo llamado de auxilio en el servicio de emergencia 911, arribaron policías municipales de Jesús María, pero el hombre había muerto. Posteriormente llegaron familiares del fallecido, al ser avisados por la única persona que auxilió a J. Refugio, los cuales aseguraron que buscarán asesoría para denunciar penalmente a quien resulte responsable.
Asimismo, elementos de la Dirección General de Investigación Pericial arribó para dar fe del cadáver, catalogaron la muerte del chofer como “natural”, y permitieron que personal de una funeraria retirara el cuerpo sin vida.