Como Ocurrió en el Templo de Jerusalén: Obispo

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Correo Diocesano)

“Grave hacer negocio con las cosas de Dios, servirse de la condición católica para subir en el ámbito político, social o económico como ocurrió en el templo de Jerusalén cuando Jesús echó a los mercaderes de la casa de su Padre”, expresó el obispo Juan Espinoza Jiménez en la homilía del tercer domingo de Cuaresma.

Recordó ese pasaje del Evangelio en donde Jesús saca del lugar de oración a quienes habían convertido de un lugar de oración un mercado, en donde compraba el que más tenía, cuando la finalidad era tener un encuentro con Dios.

La obediencia de los mandamientos es importante para todo creyente, porque ahí está claro cómo hay que conducirse por la vida y “hay que respetar, quienes conocen a Dios como único, rechaza el culto a los ídolos fabricados, antes los que se inclinan y rinden honores”.

Jesús quiso purificar y “dar un vuelco a las desviaciones propiciadas por el pueblo para olvidar los mandamientos de Dios, que es el centro de cada persona, era necesario porque se habían olvidado de la alianza, no se preocupaban por los humildes y marginados”.

Con ese Jesús radical que sacó a los mercaderes del templo también se debe aplicar a la actualidad con todo el sistema para manipular en nombre de Dios con fines extraños.

“Jesús es el templo nuevo porque murió y resucitó por nosotros, no sólo limpia y regenera sino que renueva con el bautismo porque todos formamos un nuevo cuerpo místico con Cristo, somos la nueva morada de Dios”.

Es importante que se construyan templos de piedra, “como esta hermosa Catedral y todos donde son lugar de oración, a donde vamos para encontrarnos con Dios y hacer comunidad, es importante preocuparnos por la limpieza, la belleza, el silencio y llegar y estar con una actitud de respeto y disposición para realmente estar en fraternidad y vida espiritual”.

El purpurado invitó a la reflexión sobre “nuestro comportamiento en el templo, si vengo en verdad a encontrarme con Dios, por obligación o busco otros intereses debido a mi comportamiento en la iglesia. Si estoy masticando chicle, comiendo, platicando con el que tengo al lado, viendo qué dice el obispo para después publicarlo si se equivoca, o qué dice el sacerdote”.

La ida al templo y a misa es para tener un acercamiento real con Dios, escuchar la palabra y salir de misa con la paz que da y motivados para ser diferentes. También cada persona que ha sido bautizada forma parte del templo en donde mora el Espíritu Santo, porque desde ese momento se consagra a Dios.

“Por eso hay que reflexionar sobre cómo vivimos, si no profanamos ese templo que es nuestro cuerpo a veces con orgullo, soberbia, envidia o lo destruimos con alcohol, drogas, pornografía o una sexualidad mal vivida”.

No sólo eso, también “tu hermano, el que tienes al lado, el que encuentras en la calle y es creyente, también es un templo de Dios. ¿Cómo lo tratas?, así como respetamos esta casa, también hay que hacerlo con nuestro cuerpo y con el de los demás, hay que vivir con valores humanos y cristianos para cuidar el templo del hermano con las personas que nos encontramos”.