Fue Víctima de “Tortura y Violencia Obstétrica”: Médico de la FGR

Por Benny Díaz | Fotos: Ernesto Martínez Reyes

Fotografía relevante a la nota.

Norma Leticia Hernández Servín de la Mora

Karina Hernández Servín de la Mora es una joven de 23 años que labora como policía municipal de Jesús María. Fue víc­tima de negligencia y violencia obstétrica en el Instituto Mexicano del Seguro Social, en los tres Hospitales de Zona que hay en Aguascalientes, ya que lo que comenzó con un sangrado abundante que era debido a un embarazo, terminó en un legrado y poste­riormente con la extirpación de la matriz.

Es la madre de la víctima, Norma Leticia Hernández Servín de la Mora, quien platica a Página 24 el calvario que les hicieron pasar en el IMSS y que debido a eso terminó en una denuncia ante la delegación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y otra en la Fiscalía General de la República (FGR) porque exigen que se haga justicia.

Todo comenzó a principios de noviembre cuando Karina comenzó a sentirse mal y sangrado vaginal y fue al servicio de urgen­cias en la Unidad de Medicina Familiar 8, en donde le dijeron que “no era nada, algo normal por la menstruación”.

Ella el respondió al médico que no, no lo era, porque estaba desechando cosas anormales e incluso le mostró fotos y el galeno insistió en que no había nada de qué preocuparse y le recetó la pastilla que, según el IMSS cura todas las enfermedades: paracetamol y la mandó a su casa.

Las cosas empeoraron cuando Karina sintió dolores más fuertes y vómito, por lo que regresó a la consulta y le salieron con lo mismo: “es normal”.

Hospital de zona 2 del IMSS Aguascalientes.

IMSS: graves errores

A pesar de las molestias se presentó a trabajar y porque su deber la obliga a andar en una patrulla pasa muchas horas sentada y de pronto sintió una hemorragia. Su co­mandante en turno la mandó de emergencia al Hospital General de Zona 2, en donde la recibieron y la revisó el ginecólogo quien la envió a que le realizaran un ultrasonido y “le dijo que estaba embarazada, pero que el bebé tenía malformaciones y que tenía palpitaciones de 55 latidos por minuto, por lo que no se lograría el producto y que tendría un aborto, para que fuera espontáneo la mandaron a su casa a que esperara a que le dieran los dolores más fuertes, como de parto, para arrojar a su hijo”.

Y Karina tuvo que salir del hospital y se fue a esperar lo que le indicaron, pero las náuseas y el vómito arreciaron por lo que regresó a que la atendieran y entonces la ingresaron para hacerle el legrado.

Esto ocurrió el 8 de noviembre y a pesar de las hemorragias la pasaron por quirófano sin ponerle una unidad de sangre, al día si­guiente la dieron de alta a pesar de que ella se sentía muy débil y el sangrado era tanto que se vio en la necesidad de usar pañal.

Entonces detectó que ya despedía mal olor y así pasaron los 10 días cuando regresó porque los dolores eran insoportables, pero le dijeron que “no era nada, es normal por el legrado que le realizaron y parte de la menstruación”.

En las siguientes horas y días fue un ir y venir al hospital, de mañana, tarde, noche y madrugada porque la regresaban a pesar de la hemorragia y el mal olor, hasta que en una de esas idas, al revisarla la volvieron a ingresar.

“Me hablaron –cuenta la madre de Kari­na–, y me dijeron que le quitaría la matriz o moriría. Entró a quirófano y le hicieron otro legrado, pero le dejaron la herida abierta por horas y con varios aparatos obstétricos dentro y ella gritaba de dolor pero le decían que así tenía que ser para estarla checando, que ese era el proceso. Fui a buscar al jefe de clínica y me canalizó con el jefe de gineco­logía quien me dijo que le habían detectado un mioma de cuatro milímetros y que la enviarían a León, Guanajuato, para que le realizarán una cirugía laparoscópica y así, ella lo desecharía porque en ese momento lo tenía del tamaño de una uva y si hacían ese proceso lo arrojaría como una uva pasa”.

No sólo eso, también le informó que “creían que tenía la enfermedad de lupus, que le realizaría los estudios correspon­dientes. Le dio la incapacidad y que cuando terminara lo buscara para darle otra ya que su matriz estaba muy dañada y que no podía estar sentada por muchas horas”.

Nada cambió para Karina mientras espera­ba el traslado a León, porque continuaron los mareos, vómitos y hemorragia. Ante tanta negligencia Norma Leticia intentó poner una denuncia en los módulos del IMSS y no se la aceptaron porque no contaba con todos los documentos de todas las veces que había sido atendida Karina y ella estaba internada.

Se le terminó la incapacidad y cuando fue por la subsecuente el jefe de ginecología del HGZ2 le salió con que él ya no podía en­tregarle dicho documento y mandó a Karina a Urgencias, donde se negaron a recibirla porque no llevaba la hoja de envió de la Unidad de Medicina Familiar.

Ante eso no tuvo más remedio que pre­sentarse a trabajar y no aguantó, a las 6:00 de la mañana ingresó al Hospital General de Zona 3 porque era la más cerca de donde se encontraba y llegó muy grave por lo que la ingresaron de inmediato al quirófano y le quitaron la matriz.

“La cirujana que realizó la operación me dijo que habían tenido que retirar la matriz por el mioma, que estaba muy grande y por eso eran las hemorragias. Le pusieron una unidad de sangre y la dieron de alta a pesar del dolor, náusea y fiebre que tenía, diciendo que era normal y que aparte no tenían camas”.

El 18 de diciembre se agravó y entonces fue ingresada al Hospital General de Zona 1 porque Karina se encontraba en casa de una tía y le quedaba más cerca; la llevaron porque de la herida empezó a supurar pus y tenía fiebre.

La recibieron en urgencias de ginecoobs­tetricia y “como no tenían camillas ni sillas de ruedas y en cuanto la acostaron en el módulo de revisión le retiraron los puntos para quitarle todo el desecho que había infectado la herida.

“El médico que la atendió me dijo que estaba muy mal, que por eso la iban a aten­der ahí pero que el jefe de ginecología dejó la indicación que fuera trasladada al HGZ3 porque él no iba a exponer a su gente para solucionar ‘cochinadas’ que le mandaban de otros hospitales”.

La madre de Karina se movilizó para que ya no la movieron porque los dolores eran intensos y cada vez empeoraba su salud y estaba de por medio la vida.

Ante tanta negligencia, acudieron a pre­sentar la denuncia a la delegación del CNDH por ser el IMSS un ente federal y también ante la FGR.

Karina fue dada de alta y cuando fue ratifi­car su querella ante la FGR, fue atendida por un médico quien aseguró que “fue torturada y hubo violencia obstétrica”. La joven sigue recuperándose y la herida aun no sana, sólo que ninguno de los médicos tratantes se hacen responsables de lo que le hicieron porque si le hubieran dado el tratamiento adecuado desde el primer momento y el diagnóstico adecuado no estaría sin matriz y en peligro de muerte.

Norma Leticia y Karina lo que exigen es justicia, porque con la pésima atención y la insistencia de que todo lo que presentaba “era normal” y querer aliviar su mal con paracetamol, no sólo no le detectaron el embarazo a tiempo, tampoco el mioma y una hemorragia de meses que pretendieron hacer pasar como menstruación y luego como con­secuencia del legrado sólo habla de que en el IMSS no sólo hacen falta medicamentos y camas, sino médicos debidamente capa­citados, empáticos y menos burocráticos.