“No Estamos Haciendo Todo Bien Para Prepararlos Para el Mundo”
Por Benny Díaz
“Tengo ilusión de que podamos llegar (como Iglesia católica) a muchos jóvenes porque vemos que en la calle donde está el obispado (Venustiano Carranza) está llena de ellos, hay mucho ruido, se ven sus rostros alegres a las tres o cuatro de la mañana, está poblada de jóvenes, lo mismo en (bulevar) Colosio los viernes, sábado y a veces hasta los domingos porque van a bares y antros. La alegría, música, ruidos, humos y bebidas están con ellos y me pregunto ¿qué podemos hacer para que su vida sea más integra, no se pierdan en cosas de este mundo?”, dijo en su homilía dominical el obispo Juan Espinoza Jiménez.
El purpurado resaltó que “la convivencia de estar con hermanos y amigos es algo bueno, pero no estamos haciendo todo bien con los jóvenes para prepararlos para el mundo y que sea más fácil (para ellos) recibir el futuro”.
Tomó como base la sabiduría y para eso “hay que conocer a Jesús, que es quien cambia la vida, nos transforma, nos alegra y por eso debemos pensar, saber y actuar sobre lo que podemos hacer con nuestros jóvenes”.
Resaltó que a Catedral, a misa los domingos, van personas “abuelos, padres de familia con mucho entusiasmo, pero se ven pocos jóvenes y es día en que empecemos una nueva página, sin descuidar las anteriores, agradeciendo a Dios para iniciar una nueva etapa. No tengan miedo, vamos a poner a nuestros jóvenes bajo la protección de nuestra Señora de la Asunción, la mujer nueva, para el trabajo diocesano con los jóvenes”.
El reto no es fácil porque de las nuevas generaciones hay cierta apatía hacia la religión, por eso “tenemos que embellecer el rostro de la Diócesis, en donde rara vez se ven los jóvenes en Catedral, vienen personas mayores, abuelitos o papás que son constantes y dan un testimonio hermoso de fe, pero el Evangelio nos habla de los jóvenes”.
En la actualidad se vive muy de prisa, pero “es importante, esencial en la vida no olvidar el llamado a la vida eterna, porque somos peregrinos de esta tierra y nuestra morada eterna es la salvación eterna y hay que estar preparados porque nadie sabe el día y la hora en que el Señor nos llame, hay que estar siempre alertas, incluso los jóvenes, porque no hay que estar descuidados ni perder muchas cosas que nos edifican”.
El obispo anunció que la iglesia debe renovarse con los jóvenes “e ir caminando en la participación sinodal porque la creatividad y el flujo de la juventud debe continuar y llevarnos hacia adelante”.