UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
TODO COMENZÓ CUANDO FELIPE GONZÁLEZ LE VENDIÓ SU ALMA AL NARCO…
Crónica de una seguridad pública que se perdió después de que Otto Granados Roldán dejó la gubernatura de Aguascalientes, en manos de Felipe González González:
El gobierno de Luis Armando Reynoso Femat (2004-2010), comenzó muy bien a pesar de la “Herencia Maldita”, que le dejó su antecesor Felipe González González (1998-2004), quien le vendió su alma al narco para solventar su dispendiosa campaña campaña electoral, que lo llevó a suceder a Otto Granados Roldán (1992- 1998), gobierno que se caracterizó por impulsar la educación y conservar la paz social (el narco era prácticamente inexistente y el lector lo puede constatar en las hemerotecas: en ese entonces sólo dos que tres riquillos eran adictos a la cocaína y eran conocidos como “cocodrilos”; la raza de bronce consumía mariguana, calidad “colita de borrego” made in Teocaltiche, pastillas psicotrópicas y la mayoría solventes Thinner y Resistol 5000; lo sábados era cuando se daban vuelo los cuicos y llenaban los separos de la Policía Preventiva de “Tinacos”, “Chemos” y cinco, seis, siete, ocho y hasta 10 “Motorolos”, y cuando el famoso capo tapatío Pedro Lupercio Serratos, intentó instalarse en Aguascalientes, allá por 1996, Otto Granados, con el apoyo del Ejército y la Policía Judicial Federal, lo detuvo: con el capo estaban los expolicías judiciales federales Luis Guillermo y José Manuel Navarrete Pintado, y el carnal de Lupercio Serratos, Óscar; quienes estaban bien armados con fusiles y pistolas de grueso calibre, dos kilos 600 gramos de cocaína, dos camionetas, varios miles de pesos y mil 340 dólares, así es que la paz fue salvada).
Llegó pues el abarrotero Felipe González (+) -quien por cierto tuvo broncas muy grandes con Miguel Ángel Barberena Vega (+), gobernador (1986-1992), y posteriormente con Otto Granados: el abarrotero era muy conflictivo y vengativo- y el narco comenzó a echar raíces y los asesinatos con cuernos de chivo comenzaron con total impunidad: la plaza, como si fuera galleta de animalitos, la había vendido (uno de sus narcos preferidos era su pariente político Pablo Noriega Aguilar “Pablito”, que hizo lo que quiso con total impunidad, pero poco después de que Felipe dejó el poder lo ejecutaron brutalmente).
En 2004, el exalcalde Luis Armando Reynoso (1998-2001), con todo el aparato gubernamental en contra, arrolló en las elecciones de 2004 y hace huir a Felipe González, quien previamente va y le llora a Vicente Fox, porque con el ingeniero en el poder la pasaría muy mal, y Fox lo arropa, le da el güeso de subsecretario de Gobernación y gana impunidad.
Llega pues Luis Armando a Palacio de Gobierno y, como por arte de magia, la “maña” se apacigua hasta que… ¡hace su aparición el maldito “JUEVES NEGRO”!, de aquel 15 de febrero de 2007, día en que narcos de dos cárteles rivales tienen un roce que provoca la volcadura de una Suburban negra y los narcos contrarios huyen.
La policía se da cuenta del percance y acude al lugar de los hechos totalmente desprevenida, pues se trataba de una “simple volcadura”,
Sin embargo, se encienden los focos rojos al constatar que en la Suburban había armas y… un maletín “lleno hasta la madre de dólares”, así es que los perseguidores regresan por lo “suyo” e intentan rescatar armas y los “dolarucos” a sangre y fuego.
Fueron cuatro los policías que perdieron la vida en cumplimiento de su deber: Joaquín Navarro Rincón, comandante; Genaro Sandoval Juárez, Eduardo Flores y Juan Rivera Molina, suboficiales.
Y a partir de ese día comenzó una serie de enfrentamientos letales entre narcos de cárteles contrarios, asesinato de policías y empresarios, secuestros de gente adinerada, por lo que la inseguridad y violencia se apoderaron del estado.
El maletín “lleno hasta la madre de dólares” desapareció, la guerra entre narcos continuó lo que provocó que desde el Centro le dijeran al gobernador que cesara a su secretario de Seguridad Pública, por la que el llamado “Cojo Maldito” fue corrido en mayo de 2008, pero la inseguridad y la violencia continuaron.
Sucedió una cosa curiosa, muy curioso: Felipe odiaba a Filiberto, tanto, que cuando Luis Armando era alcalde hizo lo posible para que no fuera nombrado director de la Policía Preventivo, pero el ingeniero se amarró los machos, y lo ratificó: “Se queda, porque se queda”, Felipe tragó camote y se molestó mucho porque él era el que debió de autorizar su nombramiento, pero Reynoso no dio un paso atrás y despues como gobernador nombró al “Cojo Maldito” secretario de Seguridad, pero en mayo de 2008, con la inseguridad a todo lo que daba, Luis Armando no tuvo más que acatar la orden del Centro y “El Cojo Maldito” fue cesado bajo el disfraz de “renuncia”.
Poco después, en una metamorfosis de vértigo, Filiberto y Felipe se hicieron grandes amigos… y cómplices; cosas que tiene la vida Mariana.
Con el apoyo irrestricto de Luis Armando, Carlos Lozano de la Torre gana la gobernatura a su odiado enemigo Martín Orozco Sandoval, quien en 2004 “ese hijo de la chingada me robó la presidencia municipal”, rabiaba Carlos Lozano Lozano, un día sí y otro también.
Antes de asumir la gubernatura, Carlos ya tenía a su procurador: Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, su exalumno de preparatoria, con fama de “duro”, pero también de “protector de narcos” y acusado de haberle dado el pitazo a Mario Ernesto Villanueva Madrid, gobernador de Quintana Roo, de que agentes de la PGR iban por él para aprehenderlo por “lavado de dinero y narcotráfico”, y el llamado chueco “puso pies en polvorosa” y Felipe de Jesús Muñoz perdió chamba como subdelegado de Procedimientos Penales en Quintana Roo; pero no faltó el padrino que abogara por él y regresó a la PGR, pero en otra rama: “encargado de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra los Derechos de Autor y Propiedad Industrial”, ¿le late al lector el cargo?
Ya en 2010, Carlos Lozano nombra a su exalumno procurador general de Justicia del Estado y comienza la lucha contra el narco. De inmediato Felipe de Jesús enfoca sus baterías contra el cártel de La Oficina, grupo de narcotraficantes muy fuerte en Aguascalientes, del que formaban parte tres de sus sobrinos: Israel Muñoz Marmolejo, Carlos Alberto Muñoz Marmolejo y el “desaparecido” Luis Gerardo Muñoz Marmolejo, quienes traicionaron a La Oficina y se hicieron informantes de su tío el procurador Felipe de Jesús Muñoz.
Con información de sus sobrinos, Felipe de Jesús comenzó a dar duros golpes contra miembros de La Oficina; a éstos se les hizo extraño lo que estaba sucediendo y a los seis meses identificaron a los “traidores”:
Israel, Carlos y Luis Gerardo Muñoz y sobre ellos se lanzaron: a los dos primeros los secuestraron, los torturaron, los interrogaron y confesaron “letales trabajitos” que por orden de su tío el procurador, hacía el temible comandante Ricardo Martínez Ibarra.
Al final del interrogatorio, uno de los captores le pregunta a Israel: ¿Quieres mandarle un recado a tu tío?, y el joven le implora: “Tío, ayúdenos, si no nos van a matar a todos, ya tienen toda la información, tiene una semana para que renuncie y se vaya de ahí usted y el comandante Ricardo Martínez Ibarra, ya les di toda la información de su familia”.
Por supuesto que no renunció y, desquiciado, Felipe aumentó sus arbitrarias detenciones: decenas de personas, incluyendo policías y reporteros de la fuente encarceló acusándolos falsamente de tener nexos con el narco.
Todos los periodistas encarcelados fueron “absueltos por no ser responsables de los cargos imputados”, aunque todavía sufren secuelas, pues fueron encerrados en penales de alta seguridad y a cientos de kilometros de Aguascalientes, para dificultar su defensa.
Felipe de Jesús pasó de ser el “Procurador de Hierro” a “El Torturador de Aguascalientes”: le arruinó la vida a mucha gente, incluyendo a Luis Armando Reynoso Femat, cuya culpa fue entregarle a Carlos Lozano la gubernatura de Aguascalientes, no en bandeja de plata, sino de oro.
Felipe no terminó con el narco ni con la inseguridad, sí bajaron homicidios y otros delitos de alto impacto, pero subió la venta y el consumo de drogas, se desfasó el robo domiciliario y los asaltos a transeúntes.
Y en lo político, “El Torturador de Aguascalientes”, con sus conocidas artimañas, intentó involucrar al candidato panista Toño Martín del Campo con el narco, con la intención descarada de quemarlo ante la opinión pública, para que perdiera la elección de alcalde de Aguascalientes y la ganara Paco Chávez Rangel “El Chato”, pero “el pueblo sabio” no tragó el anzuelo, y se retrató en las urnas a favor del panista, poco después, “El Torturador de Aguascalientes” le avienta el arpa a Carlos y regresa a la Ciudad de México, para después rentarse como procurador en Colima, en donde fracasa estrepitosamente, lo “renuncian” y allá va de nuevo a la Ciudad de México, pero le vuelven a dar puerta porque le descubren que tenía “su propia banda de secuestradores” y regresa a Aguascalientes para poner su despacho de abogados, desde donde defiende a los diputados ratas que con facturas y compras falsas se embolsaron más de 140 millones de pesos.
Tres años después de la derrota de “Paco el Chato”, llega las elecciones para el cambio de gobierno y Carlos Lozano hace un pacto con su exodiado rival, Martín Orozco Sandoval: “el triunfo y la gubernatura a cambio de impunidad”.
Durante la administración de Martín Orozco los homicidios dolosos bajaron al igual que los secuestros, dejando a Aguascalientes en segundo lugar en asesinatos, sólo abajo de Yucatán, considerado el estado más seguro del país.
Llega el 2022, y con él las elecciones y el arrollador triunfo de la mexiquense -con raíces aguascalentenses, por parte de su madre-: María Teresa Jiménez Esquivel “Tere”.
¿Y cómo anda el gobierno panista de Tere en cuestiones de asesinatos, en lo que va de este 2023?
Mal, descendió un lugar: del segundo en que lo dejó Martín, ahora está en tercero con 70 asesinatos de enero a septiembre de este año, con peligro de caer al cuarto lugar que ocupa Campeche, con 77 homicidios dolosos y lejos de ser el estado más seguro como se lo ha propuesto, ahora en poder de Baja California Sur, con 21 asesinatos, desbancando a Yucatán que ocupa el segundo lugar con 27 muertes dolosas.
Y CON ESTA ME DESPIDO…
Seré breve: ¿por qué si Manolo Alonso García, secretario de Seguridad Pública del Estado, quien alardea tener la mejor policía del país, no ha podido hacer de Aguascalientes el estado más seguro de México?, es pregunta.
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 19).