“No Hacemos Conciencia de Cuidar las Cosas Hermosas”

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Obispo Juan Espinoza Jiménez (Foto: Archivo Página 24)

“En Aguascalientes hay devastación, he oído que tenían muchas cosas bonitas y se construyeron muchas empresas y cotos, a costo de la ambición, la viña del Señor fue entregada en administración y ha sido saqueada y se volvieron usurpadores y ladrones”, fue parte de la homilía dominical del obispo Juan Espinoza Jiménez, tomando como base el Evangelio de Mateo 21, 33-43.

“Los usurpadores no quieren tener un amo y matan a los empleados y luego al hijo del dueño de la viña porque quieren ser los únicos propietarios y poseer el mundo de manera ilimitada, destruyendo bosques, contaminando el agua. He escuchado muchas cosas bonitas de Aguascalientes, como el río San Pedro, que la López Mateos era un arroyo y en el Ojocaliente había aguas termales y árboles y hoy hay devastación, muchas casas, cotos cerrados, muchas empresas a costo de la ambición y desviar la mirada de Dios haciendo mucho daño a la naturaleza y ahora hay sequía, las tierras están áridas, las plantas no crecieron y la cosecha de temporal se perdió.

“En Aguascalientes ya el agua está muy profunda porque no hacemos conciencia de cuidar las cosas hermosas que Dios nos ha dado”.

El purpurado también habló de que la sociedad cada vez se distrae más y aparta de la fe: “Hay que echar un ojo a nuestra propia vida, ahora tenemos que quitan todos los signos religiosos, en muchas escuelas e instituciones están impidiendo la enseñanza de la religión y dificultando el bautismo de niños y niñas. Muchos padres dicen que van a dejar que ellos elijan, esa es una idea desviada porque nadie espera a que crezca para darle de comer o que hable para que le diga que está enfermo, papá y mamá deben estar al pendiente para satisfacer esas necesidades de su hijo pequeño y el bautismo es una gracia especial. Hoy se intenta sacar al dueño de la viña (Dios) con ideologías contra la vida y dignidad de la persona”.

Por eso les hizo un llamado a los fieles para que aprovechen “los dones hermosos que Dios les ha otorgado y ver qué frutos estamos produciendo en nuestra vida y como multiplicarlos. Los padres de familia deben estar pendientes de qué están sembrando para que en la viña no entren los ladrones y homicidas, sino quienes den frutos verdaderos y también hay que reflexionar qué espera Jesús de nosotros”.

En el mensaje hacia los católicos, también destacó que “se nos ha olvidado el ser más importante que es el bien, nuestro ser interior, que confundimos con bienestar, que es exterior y una felicidad artificial y superficial que no llena el corazón humano que busca la verdadera felicidad”.

En la alegoría que hizo del Evangelio dijo que no es palabra muerta, sino la de Dios que es el dueño de la vida y la viña es Israel, la Iglesia, la familia, la comunidad diocesana, decanal o parroquial, “también el trabajo, la sociedad en que vivimos y los labradores son las autoridades religiosas, gobernantes, padres de familias, los responsables de las instituciones”.

En el caso de los padres de familia destacó que hay aquellos que hacen todo por mantener los valores del Evangelio, donde haya amor y concordia, “que los hijos estudien y se hagan personas de bien, con autonomía en su propia vida y los padres esperan que den buenos frutos y aprovechen ese amor que se les ofrece, pero a veces los hijos no responde ni aprovechan y dan frutos amargos, disgustos y problemas, crecen y en algunas ocasiones no maduran o se van por caminos errados y fracasan, destruyen no sólo su propia vida, sino la de sus padres y hermanos. Si esto les sucede, no se desanimen, hay que ser como ese Dios misericordioso que siempre brinda una nueva oportunidad.