Se da en el Deporte, Política, Incluso en la Iglesia
Por Benny Díaz
El obispo Juan Espinoza Jiménez, en la homilía de la misa de 10:00 de la mañana, oficiada en Catedral, habló de cómo Jesús fue tentado por el demonio y este ser que no tiene nada de luz y que odia a todos aquellos que “son felices porque tienen a Dios en su vida, hace que llegue al corazón y a la mente tres tentaciones principales: ego, desconfianza y poder, éste se da en todos los ámbitos, como el deporte, la política e incluso la iglesia”.
Al principio de los tiempos “Dios creó a Adán y Eva santos, perfectos, los puso en un paraíso y les regaló la libertad, pero ninguno la supo hacer buen uso de eso y no tuvieron la fuerza para vencer al enemigo” y cayeron en tentación.
Pasaron siglos y Dios mandó al mundo a Jesús, su hijo, y también fue bautizado y recibió al Espíritu Santo, la confirmación de ser hijo del Padre y para que cumpliera con la salvación de los hombres, fue a prepararse durante un tiempo al desierto en donde estuvo en oración, ayuno y silencio y hasta ahí llegó el demonio a tentarlo, si lo hizo con Él, que lo venció, lo sigue haciendo con los seres humanos.
“El demonio no quiere que nosotros estemos con Dios, que cumplamos la misión que nos ha dado y quiere que seamos desobedientes y nos separemos de lo que nos fue encomendado al venir al mundo, no nos quiere felices porque eso es lo que envidia de los hombres, que podemos tener a Dios y para vencer a Satanás hay que tener la fuerza que nos da la oración el ayuno y estas atentos a que no nos desvíe del camino para ir por otros facilito, sin que sufras porque es con el sacrificio con el que se puede alcanzar la salvación”.
En la actualidad Satanás sigue operando, no para ni un momento, “y hay tres tentaciones que nos pone constantemente: el ego, la desconfianza y el poder. Ninguno estamos exentos de esto y nos apegamos a las cosas materiales. El demonio sabe dónde tocarnos, cuál es el punto débil que tenemos. ¿Quién no desea una casa grande, bonita, un buen carro, dinero, sin importar como lo adquieres?, es cuando el demonio nos vence”.
La desconfianza “es cuando el demonio nos pone en el corazón y la mente el desaliento, la desesperanza, el desánimo para tentar a Dios al no creer en no nos escucha, no nos acompaña. A veces en nuestra vida podemos tentar y exponernos a hacerlo, a tentar a Dios y esas cosas pueden destruirnos”.
El poder también es algo en lo que los humanos somos muy frágiles porque “mucha gente quiere tener fama y para obtenerla se llevan entre los pies hasta las estructuras y a las personas de bien, de todos, por tener poder y no les importa quien caiga con tal de ganar el primer lugar y eso se da en el da en todos lados, puede ser el deporte, la política, la economía y hasta en la misma iglesia. Podemos tener tentaciones, podemos sentir tendencias y no hay pecado, lo es cuando hay pleno conocimiento y consentimiento de que para tener lo que quieras, sabiendo que es malo, lo hagas. No le demos entrada, somos libres, no caigamos en pecado porque Dios también nos da las armas para vencer la tentación y son la oración, cuando se practica y se escucha el Evangelio se descubre la propia desnudez de lo que estamos pensando y sintiendo y es lo que nos ayuda a vencer al enemigo.
“Es importante que nos acerquemos al sacramento de la confesión de forma periódica, no dejen pasar mucho tiempo, porque reforzamos la gracia con el Espíritu Santo y nos queda el alma limpia, es importante hacerlo con cierta frecuencia, en esta cuaresma hagamos una confesión a fondo para que mantengamos limpio el corazón y la conciencia, los que puedan ir a misa todos los días, háganlo, si no, dos o tres días a la semana o al menos los domingos para recibir la eucaristía para vencer al mal”.
El purpurado recomendó a la feligresía también tener dirección espiritual, dialogar con algún sacerdote, religiosa o incluso laico que lleve una vida encaminada hacia la espiritualidad para poder discernir en nuestra propia vida.
Los católicos tenemos una de las armas más fuertes contra el demonio y es “la devoción a la Virgen María, todos sus devotos están libres de pecados fuertes, porque no caen en tentación ya que María es pura, casta, la mujer llena de gracia y enemiga número uno del diablo, quien le tiene miedo porque le pisotea la cabeza y su Hijo vino a destruir el mal. El demonio infla las cosas, promete mucho pero con mentiras y engaños. ‘No hay que dialogar con el demonio’, como lo dice el Papa. Cuando sientan la tentación, huyan y busquen rápido el auxilio de Dios”.