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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Correo Diocesano)

No es lo Mismo

DECIR QUE hacer y lo segundo cuesta más que lo primero. Por eso hay católicos que acuden a la misa dominical que oficia el obispo para escuchar en ocasiones lo que es necesario para bajarse del ladrillo en que se suben y volver a la realidad de que hay que vencerse, así como dar testimonio de que en verdad se practica lo que se profesa.

JUAN ESPINOZA Jiménez ayer tocó temas “sensibles” como el aborto que para muchos es motivo para denostar, burlarse y hasta calumniar a los que creen que todos tienen derecho a vivir, y como lo dijo hace semanas en confe­rencia de prensa, son temas profundos pero que tienen sus fundamentos y razón de ser.

PARA TODO existe una solución, sólo que conviene más la comodidad que pasar por la situación que sea y si no se quiere tener a la criatura, permitirle nacer y luego darla en adopción.

Y LA OLA verde se viene encima casi con el vade retro y con el argumento del machismo judeocristiano y todo el discurso, pero como hay libre albedrío, cada quien tiene la libertad de creer en lo que desee y hacer lo que crea es más correcto.

PERO SÍ es cierto que en estos tiempos a los que se asumen católicos, sobre todo eso, más que cristianos, que también lo son, es motivo de burla y de cuanta cosa puedan decir y también para eso el obis­po abrió la puerta para los que quieran seguir profesando su fe, a pesar de lo que se enfrenten.

“SI VIVIMOS tensos y vemos lo negati­vo de los demás, terminamos cansados. Los defectos de los demás hay que aceptarlos con mansedumbre, sin sentirnos más que nadie, hay que darles la mano a quienes estén así, que gastan energías en lamentos inútiles.

“NO HAY que escandalizarse de las debilidades, el que llora en su corazón entiende que la vida tiene sentido y hay que estar comprometido con el que vive en angustia para darle la mano. Hay que buscar la justicia siempre, porque em­pieza con la persona misma, hay que ser justo con las decisiones y luego ayudar a los pobres y débiles. La misericordia tiene dos aspectos: ayudar y orar para servir a otros, pero también perdonar y comprender”.

MANTENER EL corazón limpio “de toda mancha es amor y quien lo tenga así, es sencillo porque no deja que en esa pureza entre la suciedad y siembra la paz a su alrededor, empezando con los miem­bros de la familia, vecinos, compañeros de trabajo, así sean personas difíciles y com­plicadas. Todo lo que quieran que hagan por ustedes, háganlo primero ustedes por las otras personas”.

EN LA VIDA no todo es miel ni camino de rosas, pero qué bien resulta ubicar que si se asume como católico hay que demostrar­lo, no sólo decirlo, y eso cuesta y mucho, porque hay que quitar el ego y no cualquiera lo logra. (BDR)