Empatía
COMO MEXICANOS nos indigna la manera racista y discriminatoria con que tratan a los paisanos cuando van a Estados Unidos, ya que los ven peor que parias y los ponen a realizar trabajos que ninguno de los que se cree de raza superior haría por considerarlos labores denigrantes.
Y AHÍ VAN los mexicanos y latinos a buscar una oportunidad que en su tierra se les niega, pero ¿qué pasa en México con los que llegan de otros países?, lamentablemente lo mismo.
TIENE RAZÓN el obispo Juan Espinoza Jiménez, hay muchos en la ciudad y también les sacamos la vuelta. Hay algunos centroamericanos que ni siquiera quieren hablar, prefieren poner un cartón para pedir una moneda para continuar su camino hacia Estados Unidos al quedarse sin dinero para llegar a la frontera.
IGUAL CON aquellos que vienen del sur y sobre todo si traen ropa rasgada, sucia y con un acento diferente, pues se les ignora cuando piden ayuda.
YA NI HABLAR de los centroamericanos o haitianos que son de color, se les discrimina y hasta se llegan a burlar de ellos.
MAL, MUY mal ese actuar, porque se pone el grito en el cielo cuando discriminan a un mexicano, duele, y con razón. Es exactamente lo mismo con aquellos que llegan aquí en busca de ayuda para continuar hacia el norte o si pretenden quedarse aquí, como lo han decidido algunos.
NO SON inferiores y menos invisibles, son seres humanos en estado muy vulnerable, y si caemos en la discriminación y racismo ¿dónde queda aquello de ser el estado de la gente buena?
POR HUMANIDAD hay que tenderles la mano, sea católico o no, hay que tratar con dignidad a cualquier persona sin importar su raza o religión (BDR).