
Juan Espinoza Jiménez (Foto: Archivo/Página 24)
¿Distracción o Provocación?
YA NO se sabe, pero en Catedral seguido llegan personas que andan o fingen estar bajo los influjos de sustancias como alcohol o sabrá Dios qué, para gritar cuando se realiza la celebración eucarística, y ayer le tocó al obispo Juan Espinoza Jiménez.
ESTABA DANDO su homilía cuando de pronto llegó un hombre y primero empezó a gritar incoherencias y cuando logró llamar la atención entonces a todo pulmón se puso a decir “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”, “¡Viva Cristo Rey!” como si la vida la fuera en ello.
TANTO, QUE el obispo, aun con micrófono, tuvo que callarse durante unos minutos en lo que el hombre sacaba de su ronco pecho todos los vivas.
EL PURPURADO pidió calma y dijo: “sólo Dios sabe por qué pasan estas cosas”.
LOS DEL equipo de liturgia, de buena manera, pidieron al hombre que saliera del recinto para que pudiera continuar la misa.
Y ES RARO porque no es la primera vez que sucede en Catedral, como que se les está haciendo costumbre ir a hacer sus espectáculos cuando hay personas que acuden a realizar un acto que, desde sus creencias, es sagrado.
SI EL hombre realmente se encontraba mal, ya sea por sustancias tóxicas o por desequilibrio mental, su familia o las instancias correspondientes deberían hacer algo.
PERO SI es por ir a provocar, habla de que hay quienes andan desesperados por alguna razón para que en la entidad se pierda la paz hasta en misa.
Y ESO viene porque en la plaza de armas se multiplican como hongos aquellos que promueven otras ramas del cristianismo, como los Testigos de Jehová, que ahora ya optaron por no andar de puerta en puerta tratando de convencer a la gente de unirse a sus filas, sino que ponen sus “aparadores” prácticamente en las cuatro esquinas del centro de Aguascalientes con su literatura para atraer personas.
MIENTRAS QUE el lugar cerca de una de las puertas de Sanborns está muy “peleado” entre cantantes callejeros en espera de unas monedas de los transeúntes y otros que quien sabe de qué organización coercitiva (secta, pues) pertenezcan, pero con bocina en mano se ponen a leer la Biblia y a predicar que si no se unen a ellos se irán directo y sin escalas al infierno.
ESO SIN contar con las decenas de hombres jóvenes que andan pidiendo dinero a diestra y siniestra para “ayudar al sostenimiento” de algún anexo.
DE LOS que tienen años vendiendo dulces, chocolates, chicles y lo que pueden, diciendo la misma historia de que tienen un familiar en el hospital y necesitan dinero urgente para pagar la cuenta, ni hablar… pero parece que tienen una familia muy numerosa porque cuando no es la mamá, es el hijo, el tío, la esposa y hasta la suegra.
TOTAL QUE el centro de la ciudad se ha convertido en un gran mercado para los pedigüeños y los que quieren salvar a los pecadores de pasar toda la eternidad ardiendo en las llamas del infierno si no se “convierten”.
¿Y LAS autoridades?, bien gracias. Según el diputado Juan Carlos Regalado, eso de andar pidiendo dinero es trata de personas, porque alguien está tras de ellos explotándolos.
PERO A nadie le interesa. Ante la necesidad de muchas personas por encontrar soluciones “mágicas” a sus problemas, y más si tienen cargos de conciencia, caen en el discurso de que si no se unen a la “fiesta” de los captadores de esas organizaciones coercitivas, su alma estará en llamas por toda la eternidad.
NI A CUAL irle, y todo porque el desastre comienza al interior de las familias (BDR).