A 196 años y medio de prisión fueron condenados los dos delincuentes que con engaños trajeron al estado a 14 menores y a una mujer originarios de Chiapas, para obligarlos a trabajar en la calle y sometiéndolos a toda clase de maltratos.
Los sentenciados son José Antonio Rodríguez Rodríguez y/o José Rodríguez Rodríguez, y Domingo López Rodríguez, quienes fueron juzgados por el delito de trata de personas.
En 2018, los Rodríguez viajaron a la comunidad Israelita de Simojovel, en el estado de Chiapas, en donde engatusaron a las víctimas, convenciéndolas de que los acompañaran para obtener empleo temporal como vendedores de fruta en Aguascalientes, prometiéndole también a la fémina que trabajaría lavando ropa.
Les ofrecieron una paga de dos mil pesos mensuales, además de beneficios como ropa y calzado nuevos, así como alimentos de primera calidad, durante un periodo de cuatro a siete meses.
La oferta les pareció por demás atractiva y accedieron, y fueron llevados en diferentes fechas a la casa del padre de José, ubicada en la comunidad de Chamal, Chiapas.
Una vez reunidos todos, los trasladaron a la central de autobuses, hicieron escala en Ciudad de México y arribaron a la ciudad de Aguascalientes, llevándolos entonces a una vivienda en la calle Nieto, del Barrio de San Marcos.
Comenzó entonces el infierno para los menores y la fémina, pues comenzaron los malos tratos a la par que los obligaban a la mendicidad, en los cruceros de las avenidas Convención e Independencia, en el fraccionamiento Circunvalación Norte; Convención y Universidad, en el fraccionamiento Arboledas; Convención con Siglo XIX, así como en diversos puntos de la avenida López Mateos o cerca de la Plaza de Toros Monumental, entre otros lugares.
El modo de operar de los delincuentes se desarrollaba durante el transcurso del día, cuando obligaban a los menores a realizar malabares con la cara pintada como payasos, así como subirse en los hombros de sus compañeros para ejecutar diversas suertes, además de limpiar parabrisas, entre otras actividades.
Por cada día de trabajo, exigían a los niños cantidades que oscilaban entre los 400 y los 700 pesos, pero cuando no completaban el monto, los golpeaban y dejaban sin comer, sometiéndolos a vejaciones, vulnerando su integridad.
Asimismo los instruían respecto a sus respuestas en caso de que alguien deseara auxiliarlos, indicándoles que evadieran cualquier cuestionamiento que pusiera en evidencia la situación, además de manipularlos diciéndoles que si deseaban escapar, no podrían hacerlo puesto que se expondrían a fuertes peligros, exigiéndoles además el saldar una deuda por ocho mil pesos a cada uno, por el “traslado para darles la oportunidad laboral”.
La terrible vida que recibían terminó cuando los menores se armaron de valor y pidieron auxilio a unas personas, mismas que reportaron el hecho a policías municipales, quiénes lograron la captura de los responsables, quienes fueron consignados al Cereso para varones de la salida a Calvillo donde fueron vinculados a proceso por el delito de trata de persona, mientras que los niños fueron devueltos a sus familiares.
En la celebración de la audiencia de juicio y emisión de fallo José Antonio y José fueron hallados culpables y recibieron una condena de 13 años y seis meses de prisión por cada menor y al pago de dos mil días de multa, además, por las vejaciones cometidas contra la fémina, se les impuso la pena de siete años y seis meses de prisión y 1500 días de multa.
En total los malhechores fueron sentenciados a 196 años y medio tras las rejas y a pagar una multa de 22 mil 200 días de salario, pero de acuerdo a los artículos 25 del Código Penal Federal y 18 de la Constitución Federal, atendiendo a la idoneidad de la sentencia, se limitó la pena a 60 años de prisión y 15 mil 750 días de multa, equivalentes a un millón 269 pesos.