“Está de Adorno”

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Conferencia de prensa de colectivos de búsqueda de personas (Foto: Página 24)

Quienes han tenido la desgracia de que un familiar haya sido víctima de desaparición forzada o que no se encuentre por algún otro motivo, no tienen ni el mínimo apoyo de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas de Aguascalientes (CEBPA), ya que tienen nulo interés en brindar acompañamiento y mucho menos en hacer el trabajo que deben, declaró en conferencia de prensa Francisco Javier Espinosa, del colectivo Buscando Personas, Verdad y Justicia.

Estuvo acompañado por Mariana Ávila y Violeta Sabás del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG), quienes también se han dedicado a trabajar de manera conjunta con quienes no encuentran a sus familiares.

Francisco Javier es padre de uno de los desaparecidos en el Maverick, que hasta la fecha no hay avance en la carpeta de investigación. Trabajan más como colectivos que en la Fiscalía y en el CEBPA, donde el exjefe policial panista, Juan Antonio Hernández Organista, fue electo por dedazo como comisionado, pero sus cifras alegres sobre personas localizadas son de las que emiten alerta Amber y aparecen en horas o cuando mucho en días, pero no en quienes llevan meses, años o incluso décadas sin saber de ellas.

El reclamo es porque no se les toma en cuenta, cuando por ley les corresponde formar parte de esa comisión y ser ellos, como ciudadanos y principales afectados, quienes estén al frente y no que recaiga en funcionarios que no tienen ni idea de cómo hacer las cosas.

Además, no se les facilita realizar el contacto con otras entidades, en donde sí se busca y encuentran restos de personas en fosas clandestinas, cuya identidad puede pasar años sin saberse debido a que no hay el “cruce” adecuado de los resultados de ADN.

Hay quienes siguen con la esperanza de encontrar con vida a sus familiares, pero hay otros que lo que desean es al menos tener sus restos para poder llevarlos a un lugar digno y pasar el duelo como es debido, sin la incertidumbre de no saber qué pasó o dónde están.

La desaparición forzada de personas en México es una realidad, triste y cruda, pero sucede todos los días y para las familias es un dolor que no pueden superar mientras no sepan dónde están aquellos que fueron víctimas de ese delito.

Y no todos los que desaparecen son delincuentes, pero aun siéndolo, ni así deberían tener ese final porque mínimo hay que respetar su derecho y dignidad como seres humanos.

Ante todo esto, exigen que se sigan los protocolos de la ONU sobre el tema y que se permita a los colectivos de búsqueda actuar de forma adecuada con el apoyo que deben brindar las autoridades en lugar de ser un obstáculo más que hay que sortear para buscar la verdad y la justicia para aquellos que no saben dónde están, quién o por qué se los llevaron.