La Crisis que Tenemos es Seria y Compleja: Alfonso Anaya
Por Benny Díaz
En unos días aumentará el precio de la tortilla, mismo que no está regulado “y se hace a discreción de cada industrial de acuerdo con sus costos y la ganancia que deseen obtener, porque hay quienes sacrifican hasta eso. La crisis que tenemos es seria y compleja”, dijo en entrevista telefónica con Página 24 Alfonso Anaya Castro, secretario en Aguascalientes de la Cámara Nacional de la Industria de la Producción de la Masa y la Tortilla.
Eso quiere decir que el precio será variable en cada tortillería y de 2020 a la fecha ha habido un incremento del 40 por ciento en los costos de harina y maíz, además de lo que pagan por luz, agua, permisos e incluso IMSS y otras prestaciones para aquellos que tienen empleados, que son los menos.
De ahí que quienes tienen paneles solares y gas natural pagan menos que otros, pero eso depende de cada uno. Aquellos que están en la informalidad “son los que llevan tortillas a las tiendas a precio más bajo y es porque en el estado hay 580 tortillerías y en el municipio sólo hay 180 que pagan impuestos y cuentan con el permiso del municipio”.
Ese desfase es amplio, pero además quienes no pagan impuestos y se dan el lujo de vender sus tortillas en las tiendas es porque no están establecidos adecuadamente e incluso “se roban el agua y la luz”.
Ya ni hablar de las tiendas de autoservicio que “compran por grandes toneladas de harina y las hacen sólo de eso; las venden a 10 pesos, no le ganan nada, pero es un acuerdo que tienen con el gobierno federal para que se les beneficie porque la gente acude y no sólo adquiere tortillas, sino otras cosas, y es donde les queda la ganancia a los grandes almacenes”.
Todo esto lo ve como competencia desleal, sobre todo cuando “nosotros vendemos tortilla nixtamalizada y es más nutritiva, además creo que pronto volveremos al alimento de los mexicanos: tortilla, frijol y chile, que según algunos expertos es muy nutritiva”.
Por esta situación que están pasando, Alfonso Anaya Castro ve que además del desorden que hay en que cada quien venda uno de los alimentos básicos de la dieta de los mexicanos al precio que quiera, aquellos que están bien establecidos y pagan impuestos podrían bajar sus cortinas porque no pueden mantener sus negocios.