Por Roberto Emilio Pezo León
DONALD TRUMP siempre consideró como su prioridad número uno, la economía, de hecho, hablamos de un presidente que llegó al poder presumiendo de sus capacidades empresariales. Las elecciones siempre están llenas de grandilocuentes promesas con políticos tratando de conquistar nuestros votos. Promesas tan extensas y complejas que generalmente llegan sin cafeína cuando finalmente llegan al poder, pero es algo a lo que estamos habituados, forma parte del espectáculo. Pero durante la campaña de Donald Trump fue mucho más allá, dando un golpe sobre la mesa diciendo que sería la primera vez que EU fuera dirigido por un empresario con mucha experiencia y por consiguiente teniendo resultados grandiosos. Se comprometió a cambiar el país para siempre, queriendo lograr un crecimiento anual de la economía entre cuatro y seis porciento anual; algo que lograría con fuertes recortes de impuestos y una política comercial, al igual que se comprometió a terminar con el gran déficit comercial que lastra a la economía americana además de equilibrar las cuenta públicas y que sus políticas permitirían acabar con toda la deuda pública federal en apenas ocho años.
LUEGO DE cuatro años de mandato, resultaron en lo mismo de siempre, muchas promesas y pocas o nada de ellas cumplidas; quitando de lado la pandemia del coronavirus. Pero, ¿cuáles han sido los números que ha logrado su administración? Dejando de lado todo el marketing detrás, durante sus primeros años el crecimiento del empleo fue menor que de la administración de Obama, el crecimiento medio del PIB fue algo superior pero tampoco tanto, los salarios igual crecieron, pero apenas un 0.2% y a su vez la inversión extranjera bajó en 2019 a su nivel más bajo desde 2016. Todos estos resultados además estuvieron acompañados por un gasto público desconmesurado, pues si bajas los impuestos lo que te encuentras es con un agujero en el déficit público federal alcanzando la cifra de 984 mil millones de dólares en 2019.
PUES BUENO, ¿a dónde irán a perjudicar estas cifras en caso de una crisis? Lo hemos visto en 2020 con la crisis del COVID-19, pues cerró el 2020 con un déficit público del 14.49%, es alarmante de hecho la deuda pública se ha disparado, esto explica por qué no se ha podido pagar como prometió el expresidente. Aunque bueno ciertamente no todo son cosas negativas, gracias a su política económica, ahí tenemos la ley de empleos y recortes de impuestos que aprobó en 2017, no fue la mayor bajada de impuestos, pero si fue la mayor reforma fiscal en muchos años. Redujo ligeramente el impuesto de las personas, impulsó la competencia fiscal entre estados y redujo impuesto sobre los ingresos netos de las empresas en países extranjeros, esto aumentó el valor de las empresas y por lo tanto su valor en bolsa, esta fue una de las claves del buen desempeño de la bolsa de valores en los últimos años considerando la crisis de coronavirus. También comenzó a eliminar las regulaciones federales, aunque no hizo lo que prometió, eliminar dos regulaciones federales por cada una nueva; pero al menos sí contuvo las regulaciones federales, manteniéndose estables en sus años de mandato. En cuanto a su política exterior fue un presidente controvertido, llegando incluso a reunirse con lideres autoritarios como el líder supremo de Corea del Norte, pero sí que inició su plan de retirada de tropas en Afganistán, también es el primer presidente de 1980 en no declarar una guerra y eso desde luego está muy bien. Algo que también ha hecho muy bien es aplicar una estrategia de disuasión con Irán al abatir al general Soleimani, a la par de la derrota del ISIS abatiendo a su líder Abu Bakr al-Baghdadi. Erigir una barrera a lo largo de la frontera entre EE. UU. y México fue una promesa distintiva de la campaña de Trump de 2016, sin embargo, se construyó menos de la mitad de los kilómetros que prometió, gran parte de estos donde se encontraban las barreras existentes, y México nunca pagó por ellas como había prometido. Siempre hablaba de su agenda de “Estados Unidos primero” cuando estaba en otros países, arruinó el acuerdo climático de París y el acuerdo nuclear de Irán al retirarse de ellos, se hizo enemigos de sus aliados, buscó peleas con socios tradicionales y se hizo amigo de dictadores como Vladimir Putin y Kim Jong Un.
REALMENTE NO tenía creencias firmes sobre ningún tema de política, pero eso hizo que su administración fuera más conservadora. Seguramente prefirió ver Fox News y twittear a sus enemigos que asistir a sesiones informativas sobre políticas porque muchos de los principales republicanos se negaron a trabajar para él y arriesgaron su reputación, su administración está compuesta principalmente por gente no preparada y personas con ideologías de extrema derecha. Trump no parecía tener un plan para rehacer el Partido Republicano, parecía más como si sólo estuviera haciendo cosas para sentirse bien y cuando mucha gente en el partido pensó que necesitaba llegar a un Estados Unidos cambiante, donde su base de votantes cristianos blancos estaba disminuyendo, Trump vio que podía capitalizar su ira y obtener votos en el colegio electoral.
EL ÉXITO de Trump se debió a una tormenta perfecta de eventos que nunca volverán a suceder. Perdió las elecciones de 2020 y fue la razón por la que los republicanos perdieron la Cámara y el Senado, pero aún está en el poder porque ahora ser republicano ahora significa ser devoto de Trump y todo lo que representa. La historia de la política significa que el tipo de persona que es el presidente realmente importa para lo que hace su administración, con Biden la cosa va siendo menos volátil pero incluso podría ser peor que la Trump pues le tocó llegar al poder en plena pandemia y lograr hacer maravillas fue algo muy difícil. La historia política dice que los votantes republicanos sólo estaban satisfechos cuando apareció Trump y les dio el tipo de política simple y enojada que querían, pues la base de Trump es una fuerte fuerza electoral. Le dieron más votos, 74 millones, que cualquier otro republicano en la historia. Ahora que Trump quiere volver al mandato, quizá su legado aún no termina, y sólo fue la primera parte de una gran obra de teatro.