Por Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez
QUIZÁ NO hay otra figura pública del ámbito cultural mexicano que levante todavía hoy en día tanta admiración y controversia, que la de José Vasconcelos. Su trabajo como servidor público en los convulsos años veinte del siglo pasado, encabezando la Universidad Nacional y la recién creada SEP, así como su campaña por la presidencia de la República (en 1929), marcaron a toda una generación de intelectuales y artistas, quienes años después tomaron las riendas de la reconstrucción institucional del país impulsada por la Revolución mexicana.
LA EXPLICACIÓN del involucramiento del filósofo en el nacimiento del Seminario de Cultura Mexicana (quien cumple 80 años este próximo 28 de febrero) no está exenta de todo lo que su figura despierta siempre que se escribe de ella. Nosotros no contamos con evidencia contundente para confirmar su relación con esta institución. Lo que hay son indicios. Estos se pueden clasificar en dos: aquellas vinculadas a la persona de Vasconcelos y aquellas agrupadas en sus ideas sobre la función del arte y el artista. Expliquemos brevemente las primeras.
SE SABE que cuando se fundó el Seminario Vasconcelos era muy cercano al secretario de la SEP, Octavio Véjar Vázquez. Ambos se habían conocido en la campaña presidencial de 1929. (1) Para los años cuarenta, el filósofo había retornado al país. Se desempeñaba como director de la Biblioteca de México y según la opinión pública, ejercía una influencia enorme en el secretario Véjar, al punto de que éste lo había invitado a presidir el Congreso de Educación Nacional de 1943 y a colaborar en el diseño de la “Escuela de Amor”, que se contraponía a la escuela socialista propuesta por el cardenismo. (2) Es ya conocido que para entonces Vasconcelos había desarrollado una animadversión hacia el socialismo y se había refugiado en una tendencia intelectual fascista, como se puede observar con la publicación de su revista Timón, que apoyaba a los países del Eje en la Segunda Guerra Mundial. (3)
ESTOS INDICIOS conducen a confirmar una estrecha relación entre Vasconcelos y el secretario Véjar hacia 1942. El dato es importante como contexto de otro dato arrojado por Raúl Cardiel Reyes, quien en su momento fuera presidente nacional del Seminario. Este autor habla de su propia experiencia, cuando señala que él mismo preguntó sobre esta cuestión a la viuda de Vasconcelos, la pianista Esperanza Cruz. Ella respondió que nunca le preguntó directamente a su esposo sobre el asunto, pero que supuso que él había sido el autor principal para fundar el Seminario. A lo que Cardiel Reyes agrega:
“SIENDO AÚN soltera pero muy amiga del maestro, [Esperanza Cruz y Vasconcelos] se encontraron casualmente en la escalera del patio central del edificio de la Secretaría de Educación Pública. El maestro Vasconcelos le preguntó qué hacía en ese lugar. Ella le dijo que iba en busca de apoyo para sus actividades artísticas […], aunque le confesaba que eso le producía muchas fatigas y sinsabores. Entonces, el doctor Vasconcelos le dijo que esperaba que muy pronto no tendría que pasar por esos apuros, pues próximamente se crearía una institución que se formaría con artistas y escritores, que proporcionaría los medios económicos y materiales que les fuese necesario para proseguir con sus tareas creadoras, tan importantes para el país. La señora Cruz […] agregó que, poco después de esta conversación, fue convocada por el licenciado Octavio Véjar Vázquez para fundar el Seminario de Cultura Mexicana”. (4)
EN EL PRÓXIMO artículo hablaremos de los otros indicios que vinculan al Seminario con Vasconcelos: el lenguaje, las ideas y las formas de organización de las actividades de esta institución en sus primeros años.
Fuentes
1. Roderic A. Camp, “La Campaña Presidencial de 1929 y el liderazgo político en México”, Historia Mexicana, México, vol. 27, núm.2, octubre-diciembre de 1977, pp. 231-259.
2. Octavio Véjar Vázquez, Hacia una escuela de unidad nacional, (Preliminar de Antonio Caso, nota final de José Vasconcelos), México, Secretaría de Educación Pública, 1944.
3. Héctor Orestes Aguilar, “Ese olvidado nazi mexicano de nombre José Vasconcelos”, Istor (Revista de Historia Internacional), México, núm. 30, otoño de 2007, pp.148-157.
4. Héctor Azar, et. al. Cultura mexicana 1942-1992, México, Seminario de Cultura Mexicana, 1992.