“Sólo son mil 300 Hectáreas”
Por Benny Díaz
Miguel Muñoz de la Torre, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroempresarial (Sedrae), reconoció que la vid en Aguascalientes estuvo “olvidada” por décadas, a pesar de ser uno de los emblemas del estado y “hasta aparecer en nuestro escudo”.
Fueron diversos factores los que abonaron a eso, pero con la reconversión productiva y siendo uno de los estados con más tradición vitivinícola, se vio un área de oportunidad para hacer algo similar a lo que tienen en Baja California, en donde hacen recorridos por los viñedos para hacer catas acompañadas de quesos, carnes frías, aceitunas y pan con aceite de oliva; más ibérico, imposible.
Sólo que aquí le quisieron dar el “toque” aguascalentense y por eso se fueron buscando las mejores tierras para plantar las parras. Hay muy específicas: uva de vino, la que se usa como fruto y la industrial (para jugos y otras variables).
Dependiendo de los climas específicos que requiere la planta, se fueron creando los huertos y los viñedos, surgiendo las marcas propias de vinos de mesa: tinto, blanco y rosado, sobre todo los dos primeros. Hasta el momento son sólo mil 300 hectáreas en donde se tienen viñedos, muy poco comparado con lo que era el Aguascalientes de hace décadas, en donde eran muchas más.
La diferencia es que ahora se aprovecha directamente para la producción de quien la produce, es una empresa que engloba todo el proceso, desde la plantación y cuidado de las parras, el proceso de maduración de la uva hasta que llega el momento del corte y luego todo el proceso de destilado en las barricas, envasado y dejado añejar, según el tiempo necesario que requiera la cosecha para ofrecerlo al público.
Es así que llevó un periodo considerable a lo que ahora se conoce como La Ruta del Vino, que lleva apenas dos años. Y esperan ir consolidándola hasta que sea tan conocida que atraiga visitantes del país y del extranjero amantes de los vinos artesanales.
También que conozcan todo el proceso y platillos de la gastronomía de Aguascalientes, que deben impulsarse porque hay algunos que han sido poco difundidos, pero que hace muchos años eran conocidos entre la gente local, como es el caso del pollo estilo Jardín de San Marcos, que lleva ingredientes de la región y es relativamente sencillo de hacer.
Con el tiempo se fue desdibujando, y del original se le agregaron enchiladas y pasó a ser otra cosa diferente a lo que era. También está el chile Aguascalientes, que es de más notoriedad y se posiciona como uno de los platillos más emblemáticos, sobre todo porque lleva frutos de la región, como guayaba y uvas.