Por Rubén Andrés Moreno de la Rosa
¿QUIÉNES SON los verdaderos dueños de América Latina? ¿Quiénes son los que toman las decisiones? ¿Quiénes tiene la última palabra para la toma de decisiones colectiva en el subcontinente?
ESTAS SON preguntas que han sido lanzadas en el debate público y de las cuales muchas respuestas se han generado sin poder llegar a una conclusión segura, sin embargo, esto no ha impedido el levantamiento de diversos movimientos sociales, tanto de derecha como de izquierda que han buscado reivindicar para sí el poder de decisiones que siente les fue revocado, incluyendo los denominados movimientos “populistas”.
EL POPULISMO es un concepto que, incluso entre los intelectuales, no guarda un significado único y se ha usado para categorizar dentro de un mismo precepto movimientos políticos e ideologías que en muchas ocasiones guardan poca si no es que ninguna relación entre sí.
EN ESTE sentido y sin pretender agotar el debate, se buscará proporcionar un concepto claro del mismo para posteriormente proceder a analizar una de las principales causas que han dado a su fortalecimiento en las últimas décadas, especialmente en América Latina.
PARA PODER entender lo que es el populismo, más allá de la concepción clásica del mismo como un proyecto de índole nacionalista, de protección de mercado y de índole homogeneizante (busca juntar los interese de la mayor parte de la población, incluso las burguesías), es necesario primero comprender el concepto de pueblo.
DE ACUERDO con investigadores como Enrique Dussel, no puede entenderse como pueblo a todo el conglomerado de la comunidad política, sino que la concepción del pueblo surge precisamente cuando la sociedad esta divida porque “el bloque histórico en el poder deja de constituir una clase dirigente y se vuelva una clase dominante”.
PARA ENTENDER este concepto es necesito comprender que en toda sociedad existe un conjunto de personas que detentan el poder económico, político, social y cultural (bloque histórico en el poder), sin embargo, estas personas para poder ejercer la autoridad y tomar las decisiones colectivas requieren tanto de la fuerza coercitiva (la policía y el ejercito), así como como del consenso social (el acuerdo de los ciudadanos que la posesión del poder de estos es legítima).
ESTAS CARACTERÍSTICAS son lo que permiten un ejercicio eficiente y organizado del poder, sin embargo, en las últimas décadas esta legitimidad de la clase gobernante ha sido sumamente cuestionada debido a las siguientes razones:
EN PRIMER lugar, es necesario entender que muchas de las ideologías, dinámicas y políticas sociales, políticas y especialmente económicas no tiene su origen en un desarrollo natural dentro de la región que ha permitido establecer estrategias que atiendan a sus necesidades, sino mediante la imposición, en muchos ocasiones forzada del modelo del neoliberalismo económico, el cual más que beneficiar a los países latinoamericanos, parece estar más diseñado para facilitar la extracción de recursos de los mismos por parte de capitales extranjeros.
ES IMPORTANTE recordar que, si bien la presión por parte de intereses extranjeros siempre ha existido en la región, no fue hasta la década de los ochentas, la famosa “década perdida”, en la cual la deuda contraída por los países latinoamericanos, inflada con altos intereses se vio acrecentada por la incapacidad de éstos de generar producción suficiente para siquiera pagar los intereses.
ANTE ESTA situación diversos países y organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional incitaron a los países a seguir el plan de recuperación económico conocido como el “Consenso de Washington” el cual prometía ayudar a las economías de latinoamericana a recuperarse de su recisión, mejorar las condiciones de vida de su ciudadanía y pagar la deuda.
SIN EMBARGO, nada de esto se logró y la poca estabilidad que se alcanzó se vio apagado con el debilitamiento de las instituciones económicas nacionales y con la designación permanente de América Latina como un producto de materia primas que los altos capitales les revenderían a treces veces su valor.
A PESAR de aquello, los gobiernos y las nuevas burguesías que surgieron de este modelo parecen no solamente no cuestionar este modelo, sino que se empeñan en promoverlo a pesar de su ineficiencia para cumplir las necesidades sociales.
2.- UN fenómeno que caracterizó las dictaduras de América Latina, especialmente las dictaduras de derecha como la de Pinochet o Videla, así como durante los 70 años en los que el Partido Revolucionario Institucional duró en el poder en México, es que la ciudadanía era capaz (aunque en muchas ocasiones por la fuerza) de tener una participación mínima en la vida pública y ver limitados sus derechos hasta cierto punto (principalmente los de libertad de expresión y asociación); siempre y cuando el Estado pudiese justificarse en el desarrollo económico. La época de las dictaduras terminó, pero el principio aplicó para las nuevas democracias neoliberales promovidas por los países del Norte, sin embargo, en las últimas décadas el Estado ha mostrado su incapacidad para satisfacer estas necesidades ha dado paso al levantamiento de múltiples movimientos sociales.
3.- FINALMENTE, los diversos escándalos de corrupción, tanto de líderes de derecha como de izquierda han puesto en duda la credibilidad del sistema democrático de América Latina y han motivado a diversos grupos a llamar a una restructuración de este.
ESTOS FACTORES han sido los principales motores que han causado la perdida de legitimidad de las clase gobernantes, en diferentes momentos y diferentes países, que únicamente cuentan con la fuerza pública para reprimir a los ciudadanos, al pueblo, el bloque social de los oprimidos contra los gobernantes ilegítimos y si bien este proceso no es nuevo, si ha caracterizado el escenario política de América Latina durante las últimas décadas.
* Rubén Andrés Moreno de la Rosa (Aguascalientes, 2000). Actualmente, es un estudiante de séptimo semestre de la carrera de derecho en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, ha publicado artículos para la edición número dieciséis de la revista Derechos al Debate de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, así como un artículo para la página “MásqueRadio” en el estado de Aguascalientes.