Por Mariana Lazos
AL AÑO, en Hollywood se producen aproximadamente 660 películas. Esta vibrante y millonaria industria se ha convertido en una importante herramienta de poder blando de los Estados Unidos, con la que busca llevar los valores americanos y su estilo de vida a otras naciones. Los intereses y los objetivos políticos del gobierno estadounidense están impresos en esta industria.
EL PODER blando, un término acuñado por el profesor Joseph Nye, hace referencia a la capacidad de un actor para obtener lo que quiere a través de la atracción y con la ayuda de medios culturales e ideológicos, sin recurrir a medios coercitivos. Es así como, mediante productos de fácil consumo como lo son las películas y las series, Estados Unidos ha alcanzado públicos en todos los continentes y ha logrado llevar su mensaje a diversas latitudes.
A LO LARGO de los años, Hollywood ha construido una imagen de Estados Unidos como el país de la esperanza, de las oportunidades, alineado con los valores democráticos y con la libertad. En el cine hollywoodense, el país norteamericano es el héroe y hay una amenaza, algunas veces extranjera y, en ocasiones, incluso alienígena, que atenta contra el orden mundial y los valores estadounidenses. Ejemplos hay muchísimos, comenzando con películas de superhéroes como Los Vengadores y Los increíbles, pasando por películas que enaltecen al ejército de Estados Unidos como Hasta el último hombre y clásicos del cine como Forrest Gump y Rocky.
LA MECA del cine, Hollywood, ha sido un aliado clave del gobierno estadounidense para justificar y glorificar las acciones estadounidenses en periodos históricos. Durante la Guerra Fría, las películas producidas en Estados Unidos fueron una herramienta importante para la lucha contra la URSS y el comunismo; una época en la que el gobierno de Estados Unidos trabajó de cerca con los estudios y las compañías productoras de Hollywood. Esta temática llega hasta nuestros días y abundan los títulos que retratan conflictos como el de Vietnam y Corea, acontecimientos como la llegada a la luna y glorifican el estilo de vida estadounidense. Otros eventos o periodos históricos que son frecuentemente abordados en esta industria son la Segunda Guerra Mundial y la lucha contra el terrorismo.
GRAN PARTE del cine estadounidense está cimentado en estereotipos del otro; el racismo y el sexismo van de por medio. De esta manera, Estados Unidos ha buscado moldear la imagen que tenemos de otras naciones y de ciertos grupos de personas. Hollywood tiende a caer en una narrativa de los buenos (EE.UU.) vs. los malos y los “normales” (EE.UU.) vs. los “exóticos” o “diferentes”. Por ejemplo, los rusos son el clásico villano de Hollywood y los árabes son retratados como “terroristas” y “peligrosos”; mientras que la mayoría de los asiáticos, sobre todos los chinos y los norcoreanos, son plasmados como poco confiables y también “peligrosos”, son otros de los villanos comunes en los filmes estadounidenses. Las películas de James Bond, la ganadora del Oscar Argo y el clásico Breakfast at Tiffany’s son algunos ejemplos.
LA EXOTIZACIÓN es un elemento más de las cintas de Hollywood. El mundo fuera de las fronteras estadounidenses es mostrado como exótico, diferente y extraño. Esto va de la mano de la sexualización de algunas minorías, como, por ejemplo, de las mujeres latinas. Aladdin es un excelente ejemplo de exotización por parte de Hollywood.
DEBEMOS SEGUIR disfrutando del cine, sin embargo, es importante mantener una mirada crítica que trate de desmenuzar y encontrar los mensajes que las películas nos traen y siempre cuestionar lo que se nos muestra en pantalla. Nunca se nos debe olvidar que, al final, cualquier producto cultural, como lo son las películas y las series, es subjetivo y lleva impresos los estereotipos y la visión del mundo de cierto grupo de personas.
Twitter: @_marianalazos