UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
YA NI LO MASCAN…
Menos lo tragan.
A Arturo Ávila Anaya “El Satánico”, candidato de Morena a presidente municipal y socio de ya saben quién, no sólo nadie lo traga, sino que ya ni lo mascan.
Y es que el “experto en seguridad” es la mar de mentiroso, hace unos días dijo que su empresa IBN tenía “600 (seiscientos) trabajadores a los que les paga sueldos más altos que ninguna otra empresa otorga a sus empleados”.
¿Por qué? Pues porque él es un empresario exitoso y porque “nadie quiere más a México que yo”.
Ya no lo quieras tanto, ¡juarjuarjuar! No os la jaléis.
Pero, ¡carajo! Si le debes dinero a medio Aguascalientes, ¿de dónde agarras lo exitoso, si tampoco pagas a tiempo el IMSS e Infonavit, pero sí les descuentas las cuotas a tus “600 trabajadores”? Aquí lo cañón es que este tipo de gente apantalla a las autoridades y le permiten hacer eso y más no sólo en contra del erario, sino en contra de la raza trabajadora, porque si usted, o yo, caro lector, evadiéramos el IMSS, INFONAVIT y al SAT de volada nos embargaban hasta la risa y nos llevarían al Cereso a ver el sol a cuadritos por una larga temporada.
Pero como Arturo “El Satánico”, tiene más labia que un merolico, yo le recomiendo compre una concesión de radiodifusora y le haga competencia a “La Víbora” Morales, quien dobla a dos que tres políticos, pero que con Martín Orozco Sandoval (MOS) no ha podido, y hasta en ocasiones flaquea y le dice “mi hermano”, “mi compadre”, pero MOS no lo pela.
Con quien tampoco puede es con la senadora Martha Márquez, quien lo trae todo turulato y ya ni de su nombre recuerda, o mejor dicho, no lo menciona a su cada vez menos auditorio. Ahí sí, como decía el desaparecido Armando Jiménez San Vicente, “dio las nalguitas”.
Pero volviendo con Arturo “El Satánico”: ¿qué le pasó que no acudió al debate de antier martes? Al anterior tampoco asistió, llegó a las puertas de la televisora oficial, pero de ahí se regresó bañado en lágrimas, diciendo qué, como Leo no había asistido, no tenía caso rebajarse con la pelusa, pero resulta que el candidato del PAN ya había informado con anterioridad que él no iría a la televisora oficial, pero sí a los debates organizados por la IP y el Instituto Estatal Electoral (IEE).
Por lo que los mal pensados creen que el “empresaurio” chilango está a punto de tirar la toalla, ¿será?
¿QUÉ HACEMOS CON JESÚS MARÍA?
Lo que yo no alcanzo a comprender, es ¿por qué demonios Jesús María, siendo un municipio pujante, en donde la raza de bronce es harto trabajadora, ¿no tiene el nivel de vida que se ha ganado a pulso? Jesús María siempre se ha caracterizado porque tiene un pueblo luchón, mujeres y hombres por igual; antes, en cada hogar, había dos tres máquinas de bordar y coser y las mujeres se daban tiempo para todo: entregar maquilas de colchas y manteles a tiempo, atender a los críos, prepararle el pipirín a toda la familia y, de pilón, darle placer al viejo, para que no se le fuera con otra.
Después, los hombres dejaron el arado, el comercio informal y se volvieron carpinteros; le entraron con ganas a fabricar muebles y los que no, se venían a chambear a la capital. Así es que a los chicahuales nunca les faltaba el billete en la bolsa.
¿Qué pasó entonces? Pues que el pinche gobierno le vio a la raza trabajador el signo de pesos en la frente y comenzó a vender, a precio de oro, permisos para expendios de vinos y licores y ahí comenzó el círculo vicioso, pues luego los pinches presidentes municipales llenaron de Ladies Bar el municipio y se armaron, perdón por la expresión, los “puteros”.
Así las cosas, Jesús María comenzó a producir políticos súper millonarios cada tres años. Salía uno y entraba otro cada vez más ambicioso y amoral. Y entonces llegó a Jesús María… ¡el narco! Y los alcaldes felices: la asquerosos separos comenzaron a llenarse de raza viciosa, “alegre” y los billetes entraban… ¡a las bolsas de los alcaldes! que no llenaban con el pagos de impuestos, ni con sus transas, ni con los billetes de los bares, ni con los billetes de los expendios de alcohol, ni con los billetes de la la mariguana, ni con los de la coca y la “Pepsi”.
Y llegó el momento en que aquello se salió de control: los alcaldes dejaron de mandar y ahora el amo y señor de “nuestra” laboriosa Jesús María, es el narco, por lo que los alcaldes no son más que simples floreros que sólo sirven para recibir el billete de sus trapacerías y complicidades. Y la verdad es que, hasta se le arruga a uno el alma, cuando ve a chavitos de cinco, seis, siete años consumiendo cristal o fumando mariguana mero enfrente de Palacio Municipal.
¡No mamen!
EL HUESO, ES EL HUESO...
Otro municipio que no canta mal las rancheras, es el de Pabellón, que ya tiene dos trienios soportando la petulancia del perredista Cuauhtémoc Escobedo Tejada, aunque hay cierto control gracias a la zona de tolerancia, conocida como “El Charquito”, por tener menor dimensión a la de Aguascalientes, llamada “El Mar” y/o “La Violetas”; sin embargo Pabellón está del cocol: mucha mota, mucho alcohol, prostitución y un resto de hombres que quieren ser mujeres y mujeres que quieren ser hombres.
Y con todo esto ha estado lidiando el Cuau, al que no le va mal, pues según el consumo de drogas debe ser su comisión; por eso el amarillo le apostó a su reelección y ganó, pero como se le vence el plazo y quiere seguir mamando de la generosa ubre gubernamental, ahora anda en campaña repartiendo arbolitos, plantas, sonrisas y promesas, pues quiere ser diputado federal.
Pero, sí siendo el preciso de Pabellón de Arteaga, durante seis años no pudo elevar el nivel de vida de los pabellonenses, ¿qué podrá hacer por su pueblo como diputado federal? Nada que no sea complacer a los propietarios de la franquicia amarilla: los hermanos Ortega y familia.
Ayer, me contaron una anécdota. Como el Cuau anda regalando plantas y arbolitos, un chavo que andaba muy jalado, le gritó al candidato: “¡Ey, güey, mejor regala churros de mota!”.
POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS...
Por la maldita corrupción y su hermana gemela, la impunidad. En nuestro México Lindo y Herido, existe un binomio muy cañón como eficaz: los fiscales y los jueces.
Basta que algún caca grande lo agarre a usted de ojeriza, para hundirlo, porque el Ministerio Público recibe órdenes de arriba, al igual que los jueces, y ya se chingó la patria: lo hacen garras y no hay rosa de Guadalupe que se le aparezca, sino puro malandro, que es movido como marioneta por la “Mafia del Poder”, que se resiste a desaparecer: todavía quedan por ahí un madral enquistados.
Para ellas no hay ley y justicia que valgan, sino sus güevos y su lema es “tapaos unos a los otros”; una prueba de alta esfera, o mejor dicho, altísima esfera, es el hombre más ricachá de México: Carlos Slim Helú, constructor del tramo de la L12 del Metro de la Ciudad de México que se derrumbó, causando la muerte de 26 personas, decenas de heridos y pérdidas materiales por muchos cientos de millones de pesos y no veo que nadie le eche, cuando menos, un “pedito”.
Vamos, ni un candidato en campaña le pone las peras a veinte al libanés. Eso es poder, no chingaderas.
¡Ah! Pero dígale usted ratero a un ratero y le cae “derechos humanos”, y lo demandan por “daño moral”.
Recuerdo el caso de un consuegro del tristemente célebre FeliPillo González, sabe el lector a quién me refiero, ¿verdad? Sí, hombre, el abarrotero de las nalgas al revés que, quebrados sus negocios se alejó del PRI porque el entonces gobernador, Otto Granados Roldán, no lo quiso hacer alcalde (y el resto usted ya lo sabe).
Bueno, pues el consuegro no se cansaba de alardear que su consuegro era el gobernador de la tierra de la gente buena, y en una noche de parranda golpeó a su amante y hasta la amenazó con darle chicharrón con pavorosa pistola que cargaba fajada al cinto.
La raza que vio al pariente de Felipe González bañar en sangre a la pobre mujer, de volada le habló a la tira y se lo llevó a la Delegación de la entonces PGR, de donde salió a las pocas horas gracias a su consuegro que en ese tiempo ya era “goberladrón”. O sea: el poder es para poder (joder), pues de lo contrario no es poder.
CUANDO EL BILLETILLO ES BILLETILLO…
Pero en Aguascalientes, como en el resto del país, las más socorridas son las migajas de la corrupción, cuando el venal juez le quita al narco de poca monta –ese que envenena al obrero, o al empleado–, el billetillo para hacerle el “paro” y siga su bronca en libertad y vendiendo su veneno.
Hoy me llama la atención un caso de esos: un narco, de nombre Felipe y apellidos “N” “N”, que opera por la zona del Infonavit Las Viñas, fue detenido en un cateo.
El boletín de prensa enviado a esta Casa Editorial, traía mucha “crema”: “La Unidad Especializada en Combate al Narcomenudeo, confirmó (gracias al pitazo recibido en abril) que en una casa de la calle Circuito de la vendimia, un sujeto se dedicaba a la venta de drogas.
Con los datos de prueba precisados, el Juez de Control y Juicio Oral Penal del Primer Partido Judicial, libró la orden de cateo y apenas ayer libraron la orden de cateo y reventaron la casa”.
Felipe, que así se llama el narco, “fue detenido con 10 gramos de mariguana, 15 gramos de crystal y un pavoroso revólver.
“Felipe fue consignado al Cereso para varones en la salida a Calvillo por delito contra la salud en la modalidad de narcomenudeo en la hipótesis (sic) de posesión de narcótico con fines de comercio en la variante de venta (sic hipotético).
Pero enseguida aflora la corrupción: “El juez calificó de legal la detención de Felipe, lo vinculó a proceso y lo dejó en libertad con la condición de presentarse a firmar ante la autoridad judicial cada 15 días…”.
¡No chinguen! Lo detienen con mariguana, crystal y pavorosa fusca… ¡y lo dejan libre! Claro, a cambio de $$$…
¡NO MA-MEN!
Como estas, muchas son las migajas de la corrupción que día tras día levantan de la inmundicia muchos jueces venales centaveros, que son los que más daño hacen al país, pues permiten, con total impunidad, que millones de trabajadores caigan en el vicio de las drogas.
NO TIENEN MADRE...
Hace años, un capitán retirado del Ejército Mexicano llegó a Aguascalientes, precedido de gran fama y en un dos por tres logró la dirección de Policía y Tránsito Municipal.
En aquel tiempo su servilleta reporteaba local y policía y un día me enteré que el susodicho director no mandaba la mota a la delegación de la PGR, que le decomisaba a los viciosos: tres, cuatro cinco churros y bachichas de mota, que luego convertía en ladrillos y obligaba a sus cuicos de confianza a venderla entre los viciosos de las colonias pobres; publiqué su “hazaña”, pero de momento no pasó nada, hasta que meses después lo chisparon por la puerta de atrás para no hacer más ruido.
Claro está, me gané su odio, pero luego no supe más de él. Años después, lo vi como director de la policía municipal de Jesús María: se puso pálido, pálido al borde de un soponcio y presintió lo peor.
No se equivocó: días después cobraba su última quincena. El problema en Aguascalientes y en todo el país, no es la corrupción, no. El problema en este país es la impunidad, el tráfico de influencias. ¿Cuántos fiscales, jueces, generales, súper policías, gobernadores tienen ligas con el narco? Le aseguro al lector que no son pocos los Cabeza de Vaca, los Mario Villanueva, los Enrique Alfaro y anexas.
Y CON ESTA ME DESPIDO...
En aquellos años: los ochenta. Lo que rifaba era la mariguana, las pastas o quesos y thinner, la coca era para los grandes empresarios y políticos importantes y súper policías. Aquí, dominaban “El Flaco Ornelas” y Mario Gonzalez padre, que se la parrandeaban de “pelos”.
Pero el desmadroso era “El Flaco” y estaba “puesto” con la Federal, principalmente, quien lo medio controlaba y mantenía al pueblo en paz negociada; Ornelas era el salvador de los “brincos” (lugar clandestino donde había pelea de gallos, variedad, juego de cartas y de tocho morocho, con el disimulo de la Federal y algo de billetes para los jefes de policía locales) Todo Aguascalientes sabía de los desmadres de Ornelas y la protección que le brindaba la Policía; algunos narcos se la pasaban en el Cesar’s, antro de moda propiedad de un hijo del comandante Salazar, de la Interpol, que terminó preso por su relación con el narco.
Otro refugio de gente traviesa era El California, una cantina maloliente pero que era visitado por gente pesada: servidores públicos de la talla de Carlos Lozano de la Torre, capos como Mario González padre, del mero Teocaltiche, paisano del padre de Agustín Morales Padilla y lenones como Tomás de la Cerda González e importantes empresarios que trabajaban para don Nazario Ortiz Garza.
Yo me preguntaba por qué esa pequeña cantina de barrio (El California) era frecuentada por gente tan importante, pronto lo supe: ahí se daban sus pericazos con entera confianza.
No obstante Aguascalientes era un pueblo tranquilo de 200 mil y tantos habitantes. Luego llegó el español Miguel Ángel Barberena Vega y metió a bote al Flaco Ornelas porque en las elecciones para gobernador no quiso ponerse amarillo con tres autobuses, y lo mandó al penal de Acapulco.
Después llegó Otto y la paz social continuaba, incluso en su gobierno se atrapó a un narco relevante de apellido Serratos, si no mal recuerdo.
Pero luego le tocó el turno al ambicioso abarrotero Felipe González González y le abrió las puertas de par en par al narco; por lo que en su gobierno comenzó la matazón con cuernos de chivo y… de ahí pal real, porque una vez abiertas las puertas a los traviesos nadie ha logrado cerrárselas.
El pueblo dejó de ser quieto, hasta parientes políticos del goberladrón González González, eran narcotraficantes ¿quién no recuerdo a Pablo Noriega Aguilar “Pablito”, quien durante el desgobierno del abarrotero “trabajó” con total impunidad, pero que después fue ejecutado? ¿Cosas del ayer que llegaron para quedarse? Ojalá y no, pero…
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 20).