Por Regina Sepúlveda Van Hoorde
EL PRESIDENTE estadounidense Joe Biden cumplió 100 días de su presidencia el pasado 28 de abril. Al llegar a la presidencia en enero, Biden se enfrentaba a complejos obstáculos, incluyendo los problemas económicos y de salud pública ocasionados por la pandemia COVID-19, así como el asunto histórico de la migración ilegal. Todo esto encima de una población que se encontraba, y continúa estando, fuertemente polarizada. Los datos muestran que aún a 100 días de su presidencia, el presidente cuenta con una aprobación del 55% de la población, así como una fuerte desaprobación del 41%.
DE FORMA general, en lo que respecta a la vacunación y la crisis económica causada por el COVID-19, Biden ha tenido éxito. Sin duda, la campaña de vacunación se ha llevado a cabo de forma rápida y popular, así como las estrategias para la reactivación económica. De las 61 promesas que hizo en campaña, Biden ha cumplido 25 en sus primeros 100 días. Sin embargo, uno de los retos más complejos que se ha quedado estancado es el de la reforma migratoria. Según datos del Instituto de Política Migratoria, el presidente ha realizado 94 acciones ejecutivas sobre migración. A pesar de todo, la llegada de migrantes no para de aumentar.
LA MIGRACIÓN continúa y sus causas también. La migración masiva de personas hacia Estados Unidos, especialmente de personas centroamericanas, ha incrementado en los últimos años y está claro que no va a dejar de incrementar. Las condiciones de inseguridad, violencia y corrupción que se viven sobre todo en el Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) generan que su población busque migrar con el sueño de una mejor vida. Asimismo, la pandemia ha venido a agravar en todos los sentidos las malas condiciones en estos países.
EL AMBICIOSO proyecto de la reforma migratoria de Biden, llamado Ley de Ciudadanía Estadounidense, incluye un esfuerzo por eliminar los factores que llevan a las personas a migrar. Enfocado en los países del Triángulo del Norte, se plantea mejorar las condiciones en los lugares de origen de los migrantes con una inversión de cuatro mil millones de dólares en cuatro años. Lamentablemente, este proyecto se encuentra estancado y será difícilmente puesto en marcha ya que necesita no sólo el respaldo de la Cámara de Representantes, sino también al menos 60 de 100 votos en el Senado.
LOS DATOS muestran que en los primeros tres meses del año 2021 se realizaron alrededor de 350 mil detenciones de personas en movilidad irregular, de los cuales, 34 mil 173 eran menores no acompañados. En comparación con 2020, se han registrado 80% más de estos casos. Tan solo en el mes de marzo, se registró la llegada a la frontera de casi 19 mil menores no acompañados. Esta cifra es alarmante, ya que ha sido la más alta que se ha registrado jamás en un solo mes. Esto ha ocasionado desborde de los albergues del gobierno estadounidense.
EXISTE UNA relación entre la llegada de Biden al poder y la ola migratoria que se ha desatado posterior al 20 de enero de este año. Esta situación se debe, en gran parte, a las expectativas que se tenían por el nuevo presidente demócrata. Se creía que las condiciones para cruzar la frontera serían mejores y quedarse en Estados Unidos sería más fácil en contraste con el expresidente Donald Trump y su discurso antimigratorio. Ciertamente, existe un engaño de una “frontera abierta” del cual, además, se aprovechan los llamados “coyotes” para fomentar el contrato de sus servicios para cruzar la frontera.
LA ADMINISTRACIÓN de Biden ha dejado en claro que la frontera “está cerrada”. Ahora bien, sí existen diferencias con la administración de Trump. Un ejemplo de esto es la disminución en más de un 60% de los arrestos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Asimismo, Biden ha cancelado la expulsión de menores de edad que se practicaba antes, con excepción de los casos en los que forman parte de un núcleo familiar que también sea expulsado. Durante la presidencia de Trump, se tomó como excusa la propagación del COVID-19 para expulsar del país a familias, adultos y menores no acompañados que buscaban refugio. Es posible que esta sea una de las razones por este aumento de migrantes menores.
LOS MENORES no acompañados se ven en un mayor riesgo de caer en las manos del crimen organizado en su camino al norte. Sin embargo, no cuentan con las condiciones básicas de calidad de vida en sus lugares de origen. Además, a falta de oportunidades laborales no les quedan muchas opciones. Los jóvenes se ven expuestos a ser reclutados por grupos o pandillas delincuentes en sus países de origen. Esto genera una situación de urgencia en la que madres y padres de estos niños y niñas centroamericanos prefieren que sus hijos se vayan a buscar una mejor vida hacia el norte. De esta forma, mientras no existan las condiciones necesarias para que las personas puedan quedarse en sus lugares de origen, la migración de adultos y menores seguirá incrementado.