UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
ENFRENTAR AL PODER…
Con respecto al atentado a la libertad de prensa y expresión cometida el pasado 8 de julio en contra de esta Casa Editorial, varios de nuestros lectores nos dicen que “cómo es posible que un par de RC (rateros conocidos): Rodolfo Franco Ramírez y Ma. del Refugio Martínez Guardado, hayan logrado que la Fiscalía General de la República (FGR) cateara y sellara nuestras instalaciones y talleres de impresión, para evitar salir con las ediciones impresas de Página 24 Aguascalientes, Página 24 Zacatecas, TRIBUNA LIBRE azul y TRIBUNA LIBRE roja.
Les recuerdo a nuestros fieles lectores que esos bandidos mendaces, son sólo un par de instrumentos al servicio del verdadero artífice: Felipe González González, que contó desde un principio con la descarada complicidad de Felipe de Jesús Muñoz Vázquez y Carlos Lozano de la Torre, además de un mediocre servidor público apodado “El Cojo Maldito”.
Ellos, los bandidos Rodolfo Franco Ramírez y Ma. del Refugio Martínez Guardado, con largo historial delictivo, no son más que instrumentos del exgobernador, exsecretario de Gobernación y exsenador de la República, Felipe González, un hipócrita sujeto que penetró a su ahijada Claudia Virginia Ruvalcaba Martínez, en Palacio de Gobierno, y le hizo dos hijos.
FELIPE GONZÁLEZ GONZÁLEZ, el mezquino abarrotero expriísta, que estaba a punto de la bancarrota, pero que el PAN salvó en detrimento de un militante cien por ciento panista: Benjamín Gallegos Soto, que era, en esos momentos, la mejor carta para enfrentarla a candidato del PRI, Héctor Hugo Olivares Ventura.
Hijo del político más exitoso que ha dado Aguascalientes, Enrique Olivares Santana, un humilde profesor, hijo de ejidatario y egresado de la Escuela Normal Rural General Matías Romero Santos, situada en la exhacienda de San Marcos, Loreto, Zacatecas, tenía todo para ser gobernador de Aguascalientes, pero se le atravesó el FOBAPROA.
BREVE HISTORIA…
Sabedor de que el Presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, había negociado con el PAN, la gubernatura de Aguascalientes a cambio de que diputados y senadores votaran a favor del FOBAPROA (Fondo Bancario de Protección del Ahorro) –que todavía los mexicanos seguimos pagando– Felipe González consiguió préstamos millonarios para, a su modo, “ganarle” la candidatura al extinto Benjamín Gallegos.
Ya candidato “externo” del PAN, el expriísta y abarrotero Felipe González echó a andar la maquinaria propagandista: “Soy católico, nunca me verán echar una mentira, porque decir mentiras es pecado”.
“Soy Caballero de Colón, y mi guía es mi Padre Dios”.
“Voy a misa todos los días y me confieso los viernes primero”, bla, bla, bla.
Y el “señor obispo” Rafael Muñoz Núñez, brincaba y gritaba de gusto: “¡Por fin Dios nos va a envía un candidato a gobernador decente y católico, apoyémoslo para que sea el próximo gobernador!”.
Y Felipe González no se cansaba de decir que él era muy de la iglesia y muuuy honesto, que no robaría un sólo centavo de las arcas del gobierno, como sí hacían los del PRI, a quienes no dejaba de denostar –olvidando que ahí nació y mamó de su generosa ubre, haciendo millonarios negocios, como la construcción del Teatro Aguascalientes, y la edificación de la Clínica 2 del IMSS, entre otras–.
Ya encarrerado, el candidato externó del PAN halló la frase que repitió como si fuera el disco de moda: “¡Dejo los negocios para ir a la política, no voy a la política a hacer negocios!”.
Pronto, el inicialmente favorito para ganar la elección recibió la noticia más amarga de su vida: “Bájale a tu candidatura, son órdenes directas del ciudadano presidente, licenciado Ernesto Zedillo Ponce de León, la gubernatura de Aguascalientes está dentro del paquete que se negoció a cambio de que el PAN vote a favor del FOBAPROA”.
Fue ahí que Héctor Hugo se derrumbó: se “enfermaba” un día sí y otro también; su oratoria dejó de ser brillante, dejó de acudir a eventos, llegaba tarde…
y todo se derrumbó: el dedazo presidencial continuaba operando exitosamente, pero en esta ocasión a favor del PAN, o mejor dicho, de su candidato externo, el expriísta Felipe González.
Héctor Hugo, a 20 años de distancia, todavía no asimila la derrota y “vaga entre las sombras silenciosamente” Ya en Palacio de Gobierno, el abarrotero mostró su verdadero rostro: represivo, autoritario, corrupto, inmoral y vengativo.
Casi a la mitad de su administración, en radio pasillo se rumoraba insistentemente que sus hijos hacían pingües negocios con la venta de lujosos carros robados; el rumor, incisivo, le taladrada su afectada mente, hasta que un día, en entrevista banquetera, el gobernador de Aguascalientes, en conferencia banquetera, y sin que nadie le preguntara, vomitó su ira: “¡Mis hijos no están involucrados en la venta de carros robados!”, y siguió con su perorata nada convincente.
Todos los reporteros, sorprendidos por tal declaración, corrieron a las redacciones de sus periódicos: ya tenían “carnita”, es decir, la de ocho columnas.
Sin embargo, los directores de los diarios, recibieron del despacho del señor gobernador la “súplica” de no publicar la entrevista; no fue así con el Diario Hermano Página 24 y TRIBUNA LIBRE, que la publicaron fielmente, cabeceando la parte medular con una foto de la entrevista: “¡Mis hijos no están involucrados en la venta de carros robados!”.
Furioso por la publicación en primera plana de ambos periódicos, el que presumía de ser buen católico, apostólico y romano, honesto, respetuoso de la libertad de expresión, perdió la cordura y se manchó las manos de gente inocente.
Enseguida vino el veto y el retiro de publicidad oficial y el infinito deseo de acabar con Página 24 y TRIBUNA LIBRE: “Quiero ver a ese cabrón hijo de la chingada, en la cárcel, sin sus periódicos y arruinado”, sentenció en varias ocasiones y a través de los años.
Durante su gestión como gobernador sólo logró mancharse las manos de sangre, pues su veto informativo con todo su gabinete, incluyendo la policía judicial del estado (hoy ministerial), y el retiro de la publicidad oficial por más de tres años, no lograron hacernos mella.
“LOS ENEMIGOS DEL SEÑOR GOBERNADOR”.
Así las cosas, Felipe González declaró la guerra a tres de sus “enemigos”: Luis Armando Reynoso Femat, Carlos Lozano de la Torre y, por supuesto, a quien esto escribe: Ramiro Luévano López.
De Luis Armando Reynoso Femat, “el señor gobernador” no quería saber nada y se lo demostraba: “No Luis Armando, tú no serás candidato a gobernador, te lo digo de una vez, el bueno para sucederme es Miguel Ángel Ochoa Sanchez, tú no, tú no, tú no”, repetía una y otra vez.
Sin embargo, el nombre de Luis Armando Reynoso Femat estaba en boca de todos, había hecho un excelente trabajo como presidente municipal de Aguascalientes, y había coronado ese gran pastel con una increíble ceresa: La construcción del moderno Estadio Victoria, que sería la cede del equipo de futbol Necaxa, que por esos años pasaba por buena racha.
Por eso, Luis Armando Reynoso, a pesar del odio que le profesaba Felipe González y de la rotunda negativa de apoyarlo en su proyecto a la gubernatura, buscó el apoyo más arriba, y lo encontró en Marta María Sahagún Jimenez de Fox, sí, la esposa del presidente de México, Vicente Fox Quesada.
Luis Armando ganó por goliza la elección y días después fue nombrado gobernador electo 2004-2010.
Felipe tenía un rosario de corruptelas y, temeroso de ir a prisión, suplicó a Vicente Fox un cargo en el gobierno federal.
Vicente, para no tener problemas en Aguascalientes, lo nombró subsecretario de Gobernación (de Reynoso, Felipe no recibió más que la cancelación de 200 concesiones de camiones urbanos, y coscorrones a dos de sus cómplices favoritos Marco Aurelio y Miguel Ángel Ochoa Sánchez, a pesar de sus evidencias de corrupción).
Y desde la subsecretaria de Gobernación, Felipe González comenzó a tejer los hilos de la represión generalizada contra Ramiro Luévano.
Carlos Lozano de la Torre estaba seguro que con el apoyo de su amigo Roberto Madrazo Pintado, presidente nacional del PRI, que lo hizo candidato a la alcaldía de la capital, le ganaría a su más cercano y odiado adversario: Martín Orozco Sandoval, del PAN.
Sin embargo, tenía un temor: que Luis Armando “metiera las manos a favor de Martín”; enterado de mi amistad con el ingeniero Reynoso, y sabedor de que él me obsequiaba varios boletos para ingresar a su palco personal e invitar a “quien se le pegue la gana”, Lozano de la Torre me pidió que lo acercara con el ingeniero, “quiero pedirle no meta las manos a favor de Martín, si no es así, yo me lo chingo, le gano de calle”, me dijo.
Entonces él, y su esposa Blanquita, llegaron “repartiendo plaza” al palco de Luis Armando.
Se enfrentaban el Necaxa y el América: estadio y palco estaban a reventar.
Blanquita, vestía una playera del América y un banderín de ese equipo y de inmediato grito: “¡Arribaaa el Améeericaaa!”, muchos se le quedaron viendo: “¿Qué hace aquí esa pinche vieja provocadora?”.
Me acerqué al ingeniero Luis Armando y le dije que Carlos Lozano quería hablar con él, me contestó que sí, que no tenía problemas; los junté, me retiré enseguida, por un buen rato ambos charlaron.
Después Carlos fue a sentarse a mi lado; se notaba satisfecho y de un sorbo se tomó el güisqui, pidió otro.
La gente, entusiasmada, gritaba: “¡Rayooos, Rayooos, Rayooos!”.
Él volteó y me dijo ¿oyes? Están gritando “¡Carlooos, Carlooos, Carlooos!”.
Me reí y le contesté: dicen rayos, rayos, rayos.
“Bueno, uno oye lo que quiere oír”, soltamos la carcajada, pero el “uno oye lo que quiere oír”, se me quedó grabado.
Llegó el día “D” y Luis Armando entregó al PAN carro completo: sacó la votación más alta de toda la historia.
Pero Carlos, obsesionado por la alcaldía, se llamó robado, culpó a Luis Armando de su derrota y comenzaron las protestas callejeras: de nada sirvieron, Martín había ganado holgada y claramente la elección para presidente municipal, pero en su ser había incubado el huevo de la serpiente, serpiente de varias y horripilantes cabezas. (Continuará)
Y CON ESTAS ME DESPIDO…
La carilinda y reelegida alcaldesa, Teresa Jiménez Esquivel, se reintegra hoy jueves a sus labores en la Presidencia Municipal de Aguascalientes, después de dos meses de “vacaciones”.
Pero a varios desinformados llamó la atención que quien la recibió en Palacio de Gobierno, fue el secretario general de Gobierno, Enrique Morán Faz, y no el gobernador del estado Martín Orozco Sandoval.
“La Víbora” Morales fue la primera persona que pegó de chillidos y profirió amenazas y denuestos contra el Góber, como lo hace diariamente.
Pero resulta que Martín Orozco anda fuera del estado y Tere, haciendo gala de diplomacia, aceptó charlar unos minutos y sacarse la foto con el secretario general de Gobierno, que trae toda loca a “La Víbora”, a quien todos los días deja chillando, pues ni siquiera la pela; a de decir: “A las locas no hay que hacerles caso”.
Quien estuvo por aquí hace unos días fue Santiago Nieto Castillo, el mero chipocludo de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y declaró en entrevista colectiva, palabras más, palabras menos, que va por Carlos Lozano, pues tiene instrucciones del Preciso de exterminar la corrupción y la impunidad.
¿Veremos pronto a “El Patrón del Mal” hacerle compañía a su amigo Javier Duarte de Ochoa, en prisión? Pronto lo sabremos.
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 29).