Por Alain Luévano Díaz
LA MADRUGADA del lunes 8 de julio, agentes armados de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delitos Federales, ejecutaron el perverso plan, ilegal a todas luces, que maquinó por meses quien encabezó esa división de la Fiscalía General de la República hasta el pasado 3 de junio, el siniestro Felipe de Jesús Muñoz Vázquez: “clausurar de una vez por todas Tribuna Libre y Página 24”, realizando el aseguramiento de nuestras oficinas y talleres en Aguascalientes.
CONSUMADO EL artero atentado a la libertad de expresión, algunos medios de “información” festinaron el golpe sin rastro alguno de vergüenza, a pesar de la evidente contradicción con el corazón mismo del oficio que dicen practicar: “descanse en paz Tribuna Libre y Página 24”.
SE EQUIVOCAN rotundamente. Si bien lograron bloquear temporalmente nuestros sitios e instrumentos de trabajo es falaz su idea de que estamos acabados. Nuestra conciencia, libertad y espíritu están intactos.
EL EQUIPO que conforma Tribuna Libre y Página 24 está más unido, fuerte y valiente que nunca. Sigue en pie de lucha, porque para el ejercicio del periodismo lo fundamental no es la computadora o la rotativa, sino el afán cotidiano de ejercer la libertad de expresión y de pensamiento por más obstáculos que interpongan los adversarios.
A NUESTROS lectores, clientes, expendedores y público en general les reiteramos que continuamos trabajando las 24 horas del día en defensa de nuestro derecho inalienable de la libre expresión y que estamos dando todos los pasos necesarios para recuperar lo que nos pertenece y, que quede perfectamente claro, lo lograremos.
A TRAVÉS de nuestros portales de internet continúan apareciendo los frutos de nuestro trabajo cotidiano, informando a la sociedad con nuestra línea periodística acostumbrada. Más temprano que tarde volverán nuestras ediciones impresas y nos mantenemos firmes enfrentando a los delincuentes que pretenden asesinar nuestra voz independiente.
A LOS AUTORES intelectuales del atentado y sus amanuenses, el mensaje contundente: ¡No nos callarán! Punto.