Por Renata Mercado López*
EN LA TOMA de protesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se dedicó un espacio para hablar sobre la política exterior de México, en especial la orientada hacia América Latina. En su discurso habló sobre enfocar la atención de la acción exterior de México en Centroamérica como una forma de enfrentar la problemática de la migración desde sus orígenes. Lo anterior no sólo se quedó en palabras, sino que en menos de 24 horas, el Presidente López Obrador ya había firmado un acuerdo con Guatemala, Honduras y El Salvador. Siendo estos últimos los principales países expulsores de migrantes hacia México y los Estados Unidos; a esta región también se le conoce como el Triángulo Norte.
ES INTERESANTE cómo la política exterior hacia América Latina pasó de un freno directo al paso de migrantes por el territorio mexicano –como se pudo observar con las acciones de las autoridades migratorias hacia la Caravana de Migrantes Centroamericanos– hacia una estrategia dirigida a enfrentar y solucionar las causas principales de esta problemática migratoria. Con este acuerdo entre México y el Triángulo Norte se busca construir un Plan de Desarrollo Integral que genere mayores oportunidades para los centroamericanos dentro de sus países, y de esta forma, se reduzca el número de personas que se ven obligadas a migrar. Tal como mencionó el nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard: “El desarrollo es la vía para que nuestros pueblos no tengan que migrar por pobreza y desesperanza. Un futuro distinto es posible”.
A PESAR de que la estrategia hacia Centroamérica se ha enfocado en este “derecho a no migrar”, considero relevante que no se deje a un lado el respeto a los Derechos Humanos de los migrantes. Si bien se plantea una estrategia con un enfoque holístico y multifactorial, ésta también debería de estar acompañada de mecanismos de protección a los derechos humanos de los migrantes y refugiados. Es por ello que será esencial que este Plan Integral de Desarrollo para el Triángulo del Norte, esté alineado con un acuerdo internacional en el que México fue un negociador protagónico: El Pacto para una Migración Segura, Ordenada y Regular.
ASIMISMO, SE puede destacar la relevancia de la participación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un órgano de las Naciones Unidas especializado y con amplia experiencia en generar proyectos de impacto en el desarrollo de países de la región. Sin embargo, una pieza clave para éxito de este acuerdo es la participación de los gobiernos nacionales de los países del Triángulo del Norte; al recordar que el desarrollo requiere generarse desde el interior y de acuerdo con el contexto de cada país.
LA NUEVA administración plantea un rumbo distinto en la política exterior de México, que por mucho tiempo se alejó de América Latina y enfocó sus esfuerzos hacia el Norte. Ahora, vuelve a mirar hacia su frontera sur y lo hace bajo los lentes de la Cooperación para el Desarrollo.
*Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey con especialidad en Cooperación Internacional para el Desarrollo. Es analista de temas internacionales. Ha colaborado con la Secretaría de Relaciones Exteriores y con la Organización de Estados Americanos