El Método Crítico-Histórico de Marx Visto a Través de sus Epístolas: Tres Ejemplos

Por Luis Arturo Sosa Barrón

Karl Marx

Karl Marx

“[Marx] no es un místico ni un metafísico positivista; es un historiador, un intérprete de los documentos del pasado, pero de todos los documentos, no sólo de una parte de ellos…”
Antonio Gramsci, “Nuestro Marx” en Antología, México, Siglo XXI, 1980, pp. 38

SIGUIENDO CON las conmemoraciones del bicentenario del natalicio de Karl Marx, hemos decido responder a varias cuestiones que se nos han planteado con motivo de nuestra entrega anterior, en donde los dos principales señalamientos que se hicieron fueron los siguientes: 1) Que el método de Marx no es crítico y 2) Que Marx desechó todos los aportes historiográficos occidentales desde la antigüedad hasta principios del siglo XIX. Como consideramos que ambos señalamientos son falacias, la mejor opción para refutarlos es a través del análisis historiográfico de algunas epístolas del pensador de Tréveris.

EN ESTA ocasión utilizaremos la edición de Grijalbo de la colección 70, (1) en la que se señala a través de la página legal que la correspondencia reproducida procede de la versión española de las Obras Escogidas de Marx y Engels de 1969 y de la Correspondencia de la edición del Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado del año 1934; Cabe señalar que dentro del ejercicio del análisis historiográfico hay varios aspectos a tomar en cuenta a la hora de estudiar la forma de trabajo de un historiador e, independientemente de la estructura que se utilice, los elementos que se deben tomar en cuenta son: El contexto del autor, el contexto de su obra, la forma y el fondo de la obra; (2) no debemos de olvidar que las epístolas son una excelente fuente para conocer y comprender los aspectos básicos que se requieren para analizar el trabajo de un autor, fuente que desgraciadamente con el cambio de siglo se ha perdido.

LA PRIMERA carta que analizaremos será una dirigida a Engels con fecha de 25 de septiembre de 1857 en Londres, (pp. 22-23) en donde Marx le explica la importancia de la historia del ejército para entender, por ejemplo, cómo en el caso de la antigua Roma el denominado peculium castranse “fue la primera forma legal en que se reconoció el derecho a la propiedad mueble a otro que no fuese el jefe de la familia”, esto entre otros ejemplos, sin embargo, lo que nos interesa de esta epístola radica en los señalamientos que hace sobre un trabajo que Engels estaba desarrollando, de donde extraemos las siguientes líneas:

“TAMBIÉN ES en extremo humorística la descripción de Machiavelli (que copiaré para ti), en su Historia de Florencia, de la manera como peleaban entre sí los Condottieri. [No, cuando vaya a visitarte a Brighton (¿cuándo?) llevaré [sic] mejor conmigo el volumen de Machiavelli. “La Historia de Florencia” es una obra maestra” (p. 23) (3)

COMO PODEMOS apreciar, Marx nos muestra que para estudiar y posteriormente desarrollar conceptos teóricos relacionados a los aspectos económicos es necesario recurrir al análisis histórico, lo cual hace a través de la lectura y crítica de los clásicos de la historiografía occidental, como lo es la obra de Maquiavelo.

UNA SEGUNDA carta, también dirigida a Engels, pero fechada en Londres a 25 de marzo de 1868, (pp. 43-45) nos permite ver a Marx analizando críticamente diversas obras en torno al análisis del desarrollo de formaciones económicas pre-capitalistas, veamos en primer lugar la idea principal del pensador de Tréveris, alrededor de la cual este comparte su análisis de algunas obras:

“LA HISTORIA humana es como la paleontología. Debido a cierta ceguera judicial, inclusive las mejores inteligencias dejan por completo de ver las cosas que están frente a sus narices. Después, cuando llega el momento, nos sorprende hallar en todas partes huellas de lo que no supimos ver. La primera reacción contra la Revolución Francesa y el período del Iluminismo ligado a ella fue, naturalmente verlo todo como medieval y romántico… La segunda reacción es mirar más allá de la Edad Media, a los tiempos primitivos de cada nación… no tienen idea de que ambas están vinculadas. Por ello se sorprenden en hallar lo más nuevo en lo más viejo…” (p. 43)

PARTIENDO DE este señalamiento, Marx critica las interpretaciones que a su criterio son erróneas, las cuales que se han hecho por parte de filólogos, geógrafos y filósofos, errores que los atribuye a una mala traducción: “[…] el conocido pasaje de Tácito: “arva per annos mutant et superest ager” que significa “intercambian los campos, arva (por lotes, luego también sortes [lote] en todos los códigos posteriores de los bárbaras)” y la tierra común queda (ager como tierra pública, en contraste con arva); esta frase la traducen Grimm, y otros, así: “cultivan nuevos campos todos los años y sin embargo siempre queda tierra (no cultivada)”. (p. 44)

COMO ES evidente, Marx necesariamente ha hecho un ejercicio crítico con respecto a las obras que comenta, e incluso vemos que no sólo conoce y toma en cuenta a los clásicos, pues no cabe duda que haya leído la obra de Tácito, finalmente veamos sus comentarios con respecto a las obras a las que nos referimos además de las del propio Grimm; sobre Maurer: “Sus libros son excepcionalmente importantes. No sólo presentan en una forma enteramente diferente los tiempos primitivos, sino también todo el desarrollo ulterior de las ciudades imperiales libres, de la inmunidad de los terratenientes, de la autoridad pública y de la lucha entre el campesino libre y la servidumbre” (p. 43); finalmente, sobre Fraas: “El clima y el mundo vegetal a través de los tiempos, una historia de ambos… es muy importante, especialmente al probar que el clima y la flora han cambiado en tiempos históricos… También su historia de la agricultura es importante…” (pp. 44-45)

FINALMENTE, EN la epístola dirigida a Schweitzer fechada en Londres a 24 de Enero de 1865 (pp. 28-36) vemos que con respecto a la crítica que hace de Proudhon, apreciamos como Marx consideraba que para hacer un ejercicio crítico de las obras que se utilizarían como fuentes, era necesario leerlas en su idioma original, lo cual ha quedado manifestado en la crítica a las malas traducciones de Tácito en la carta a Engels de 1868: “En el curso de extensos debates, que frecuentemente duraban toda la noche, lo infecté, para su gran perjuicio, de hegelianismo, el que debido a su desconocimiento del alemán, no podía estudiar correctamente” (p. 31) (4)

ASÍ COMO estos ejemplos, podemos encontrar muchos más en toda la correspondencia de Marx, sin mencionar que son más obvios en su obra principal, entonces ¿Tomando estos ejemplos se puede seguir pensando que la obra de Marx no es crítica y que desechó así sin más el aporte historiográfico occidental hasta sus días? No, ya que consideramos que con lo mostrado aquí ha quedado más que claro que él ejercía una crítica de las fuentes que utilizaba, lo cual lo llevó a considerar y analizar lo que se había escrito antes de él, lo cual no significaba –y no significa– caer en el eclecticismo y por consecuencia de ese ejercicio crítico en sí desarrolló su propio método historiográfico: el materialismo histórico.

DICHA FORMA de trabajar no debería parecer nueva al historiador actual, ya que es indudable que la metodología de Marx sería una influencia para la forma actual de hacer historia crítica, sino, exhorto a revisar algunos de los manuales de historia que se han escrito hasta nuestros días: la Introducción a la historia de Marc Bloch en especial el capítulo 3, la Iniciación al vocabulario del análisis histórico de Pierre Vilar, El oficio de historiar de Luis González y González particularmente las partes tituladas “Respuestas de una médium llamada fuente” y “Proceso a las respuestas de la fuente” o El antimanual del mal historiador de Carlos Aguirre Rojas por mencionar algunas, o en su defecto, leer directamente al mismo Marx, ya que para bien o para mal es un autor muy comentado y criticado pero poco leído, sobre todo por sus detractores.

Notas

1. Engels, Federico y Carlos Marx, Epistolario, México, Grijalbo, 1971.
2. Para el presente caso, consideramos que no es necesario profundizar en el contexto del autor ni de la obra, ya que bastará con la forma y el fondo de las epístolas, además de que este espacio no nos permitiría profundizar demasiado.
3. El subrayado de la última oración así como el entrecomillado es nuestro.
4. El subrayado es nuestro.

* Pasante de Historiador por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Entre las líneas temáticas de su interés se encuentran: La Historia Social, la Historia Cultural, la Teoría y Filosofía de la Historia y la Historiografía. Particularmente se ha interesado por los temas de la Muerte, Campesinos y Obreros, Drogas y la Función Social del Conocimiento Histórico. luisarturosb1992.historiador@gmail.com