La Columna del Diablito

* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
LO DICHO: LOCO DE REMATE…

El locutor-empresario, José Luis Morales Peña “La Víbora”, recibió fuerte revés del gobierno federal al prohibirle lanzar insultos sin ton ni son a Juan de las Cuerdas, como lo venía haciendo desde que su papi, Agustín Morales Padilla “Don Viborón”, lo puso al frente del micrófono de la concesionada estación de radio de la “Famiglia Morales Peña”, son pena de quitársela.

Lo dobló el Gobierno federal.

Desde entonces, “La Víbora” moderó sus insultos y su veneno.

Tuvo que aceptar que su concesionada estación de radio la había convertido en algo más que en una pulquería.

Pero ahora el locuaz empresario se cree el poder tras el trono y dice que cuando él sienta que tal o cual político está actuando mal, lo va a sacar de su cargo, porque él, “con más de 107 mil firmas que recolectó en un sólo día”, el pueblo le ha dado el poder.

¡Ay güey! Si ni Andrés Manuel López Obrador, con millones de votos a su favor, ha podido derrocar a dos gobiernos, ¿podrá “La Víbora” sacar de Palacio de Gobierno a Martín Orozco Sandoval, a los alcaldes, diputados y funcionarios?

¡No os la maméis!, que aunque ya estás grandecito, no sabes lo que haces y dices.

La raza de bronce exige que el locuaz empresario deje de hacerse chaquetas mentales: “107 mil firmas equivale a llenar el Estadio Azteca, y la gente que acudió a “firmar” no llenaba ni el Estadio Victoria, habrá que ver esas firmas míticas que dice “La Víbora”, le dan el poder de quitar y poner gobernantes a su contentillo: “¡Ellos gobiernan –grita– pero yo tengo el poder del pueblo!”.

¡Juarjuarjuar! Y si la memoria no me falla, Martín ganó la gubernatura con más de 203 mil votos, derrotando a Lorena que llegó a más de 189 sufragios.

“¿Más de 107 mil firmas?”, ¿con esas imaginarias rúbricas lo vas a sacar de Palacio de Gobierno? ¡Mis polainas!

LOCO DE ATAR…

 Pero no es todo, “La Víbora” Morales intenta agarrar de puerquitos a todos los medios de comunicación que tienen convenios de publicidad con Gobierno del Estado, les dice vendidos y que le dan asco (sic), lo hace para que esos medios le respondan y luego hacerse la víctima, por eso escupe:

“¡Me atacan porque les paga el gobierno, por eso lo hacen!”, grita como loco.

Claro, está loco.

En fin.

Tengo años diciéndole a Agustín Morales “Don Viborón”, que meta a su hijo consentido a una clínica mental, pero el compadre de Carlos Lozano de la Torre no sabe escuchar, mas que el tintinar del oro y la plata.

Allá él si cree que su “Víbora” puede poner y quitar a gobernantes, alcaldes, senadores, diputados federales, diputados locales, etcétera, si es así también a “Don Viborón” le recomiendo se interne en una clínica mental.

¡Par de locos! ¿Dónde estaba “La Víbora” Morales cuando Carlos Lozano metió a la cárcel a cuatro periodistas críticos, acusándolos falsamente de tener ligas con el narco? ¿No acaso hasta lo aplaudía? ¿Cuánto cobró por atacarlos, por llamarlos “narcoperiodistas”?

Me gustaría ver a “La Víbora” Morales, destetarse de su padre “Don Viborón” y, con todo y los cientos de millones de pesos que presume tener, editar un diario, para ver si es la pirinola que alardea ser: el periodismo no vende aire.

Sentarse frente a un micrófono concesionado por el Gobierno federal – por eso no agrede a Enrique Peña Nieto, está loco pero no pendejo– y bajo los güevos de su padre insultar a todo mundo (recordemos aquello de “vieja pendeja, esa sí que se suicide”) es relativamente fácil para un miembro del inmoral cártel Morales Peña, a quien todo mundo se la “pela” quesque porque el guarura de ellos es el Cristo Negro del Encino: nomás vea a qué nivel rebaja al “hijo de Dios”.

¡Ay Rodolfo Landeros Gallegos, por qué te moriste!

Bueno, yo creo el exgobernador Landeros falleció por el tremendo coraje que sufrió cuando “Don Viborón” le arrebató el “Hidrocálido”.

 REPUDIO GENERALIZADO…

 Pues la raza política, y la mortal, andan que se las lleva la tía de las muchachas (remember “Frego”) porque los flamante magistrados electorales locales no quitan el dedo del renglón y quieren, a la de a güevo, que el pueblo les pague algo así como 150 mil pesos mensuales por ser los árbitros de los procesos electorales locales.

O sea, los angelitos: Jorge Ramón Díaz de León Gutiérrez, Claudia Díaz de León González y Hector Salvador Hernández Gallegos, se echarán a la buchaca 5 mil pesos diarios trabajen o no.

Bueno, más las prestaciones que por ley les corresponden: y, chance, hasta cobren “reparto de utilidades” por uno u otro favorcillo electoral.

Así las cosas, Jorge Ramón vivirá como rey tres años, Claudia como reina por cuatro años, y Héctor Salvador como sultán por siete años.

Suerte te dé Dios… que el saber puro camote.

 CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD: LORENA…

Conforme pasan los días la raza en general clama justicia al cielo o, mejor dicho, a Martín Orozco Sandoval y al “Fiscal Cuñao”, René Urrutia de la Vega, quien dice estar puliendo las averiguaciones previas con las que pedirá a los jueces en turno las órdenes de aprehensión contra varios miembros del cártel político de Carlos Lozano de la Torre “El Patrón del Mal”.

Hace unos días, el copropietario de la franquicia del partido político, Movimiento Ciudadano, Jaime Durán Padilla, estaba súper enchilado porque “no puedo creer que Francisco Chávez Rangel “El Chato”, no esté en bote”, declaró a nuestra compañera reportera Gabriela Jiménez, pero además echó pestes contra el PRI.

Durán no tendrá mucho cartel, pero de que pesa pesa, pues al “Pollo”, como le dicen, le comienza a salir la cresta.

A esas voces, el pasado sábado, la de la siempre ensabanable Lorena Martínez Rodríguez se les unió: “Estamos a favor de combatir la corrupción y la impunidad, ni el exgobernador Carlos Lozano de la Torre debe quedar exento”.

¡Tómala barbón! Y sí, hay que reconocerlo: como nunca, los políticos priístas, principalmente exgobernadores, están desayunando, comiendo, cenando (espero que frijoles con gorgojos) y durmiendo en la cárcel en donde les espera muchos años de prisión por ratas.

 LOS SUICIDIOS…

 Este año se romperá el récord de muertes por suicidio, señalan los expertos en la materia y, cómo nunca, apuntan a Palacio de Gobierno.

Pero, ¿qué se puede hacer para evitarlo? Nada que no sea atención médica y para eso los familiares del enfermo deben de canalizarlo al psicólogo, al experto.

Pero la verdad es que el que se quiere morir, se mata, así sea el más rico del pueblo.

¿Ya se nos olvidó cómo se suicidó el hijo del abarrotero Felipe González González, el sujeto más rico de Aguascalientes, gracias a su cargos y sus malas artes como gobernador, subsecretario de Gobernación y Senador de la República, pues en esos cargos fue dónde se hinchó de soberbia, locura y dinero, mucho dinero? ¡Se ahorcó! Sí, el que quiere huir de este mundo busca la manera de hacerlo y lo hace: no le importa religión, familia, ni el qué dirán.

¿Por qué culpar al gobierno? Insisto: pobre o rico, el que ya no quiere vivir se mata.

Antes, el suicida se daba tiempo hasta para despedirse de los suyos y en un arranque de sinceridad, escribía: “No se culpe a nadie de mi muerte”.

Era clásico.

Ahora, no: muchas de las veces se dejan llevar por las drogas, el alcohol, enfermedad, frustración y desamor por la vida, sin escribir los motivos ni exculpar siquiera.

¿A quién culpar? A nadie, ni siquiera al suicida, fue su voluntad, respetémosla y no nos envolvamos con chaquetas mentales.

 Y CON ESTA ME DESPIDO…

 Acabo de leer por ahí que unos raterazos llegaron a una residencia en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, la cual estaba deshabitada.

Y resulta que esos hijos de la gran puta rompieron chapas, cerraduras y se apoderaron de ella, es decir, se la “rodolfearon”.

Pero no acabó ahí todo, sino que esos jijos ya hasta la andaban vendiendo.

¡Hágame usted el favor! Y de inmediato de acordé de esos amantes de lo ajeno: Rodolfo Franco Ramírez, ingeniero falzati, y Ma. del Refugio Martínez Guardado, licenciada falzati, pues ahora, según me informan, andan ofreciendo en venta los cabezales de mis periódicos Pagina 24
y TRIBUNA LIBRE.

¡Ah pinches ratas asquerosas!