Cuenta la Historia
Por Mario de Ávila Amador
En recuerdo de Jorge Galván
HE SEÑALADO en diversas ocasiones en estas columnas, que si debemos tener una esperanza de una televisión distinta a la comercial, de una televisión “inteligente”, debemos centrar la mirada en lo que puede ofrecernos la televisión de “servicio público”, es decir, las televisoras culturales, las estatales y las universitarias. Hay en México algunas confusiones en cuanto a las televisoras estatales y culturales, pues sus objetivos no son claramente llevados a cabo y por regla general, responden más a los intereses de los gobiernos en turno. De hecho, he mencionado aquí, el simple hecho de ser una televisora estatal no le da “per se” el carácter de cultural, aunque es necesario reconocer que hay excepciones que confirman la regla.
ASÍ PUES, la esperanza se centra (al menos desde mi punto de vista) en las televisoras universitarias. Hay una larga tradición de centros productores universitarios desde finales de los años ochenta del siglo pasado, esto sin tomar en cuenta los antecedentes más lejanos que, en el caso de TVUNAM se remontan a fines de la década de los 30 (con pruebas en las áreas médicas) y del Instituto Politécnico Nacional que datan de la de los 50. Existe una gran variedad de entidades productoras universitarias, que cuentan con distintas salidas al público en general. Algunas no tienen televisoras pero firman convenios con emisoras locales. Existen otras que trabajan básicamente para la población universitaria pero ponen a servicio del público sus videotecas y están las que de una u otra forma, han podido contar con una televisora en forma. Son muy pocas las que cuentan con señal abierta: TV UNAM, IPN, UNISON, U. de Nuevo León, España de Durango, U de G y UAA.
LOS CENTROS productores universitarios habían estado coaligados en la Red de Televisión y Video de las Universidades e Instituciones de Educación Superior que se disolvió en 2014, en la que se llegó a contar la participación de más de 60 instituciones. En 2016 las Universidades se reagruparon en la AMPTU (Asociación Mexicana de Televisoras Universitarias), con solamente 15 instituciones, en su mayoría con señal abierta en sus estados.
EN EL CASO de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Televisión Universitaria a partir del 7 de agosto de este año, comenzó a difundir su señal por el canal multiplexado de Gobierno del Estado 26.2 (a través de Radio y Televisión de Aguascalientes). Un buen porcentaje de lo transmitido proviene de convenios con instituciones diversas tanto nacionales como internacionales, tales como la Red de Televisoras Educativas y Culturales de México (La Red), la Asociación de Televisoras Educativas y culturales de Iberoamérica (ATEI), la Deutsche Welle DW, de Alemania, entre otras y de la producción realizada por la propia televisora universitaria desde su fundación en 2010.
DE LA PRODUCCIÓN reciente de UAATV, encuentro una serie de reciente estreno, de hecho comenzó su salida al aire al tiempo que lo hacía la televisora, en la semana del 7 de agosto del presente año. Se trata de “Cuenta la Historia”, serie que aborda temas diversos relacionados con acontecimientos, eventos y personajes que tienen que ver con el devenir de nuestro estado.
LA PRODUCCIÓN es sobria, sin las grandes estridencias con las que en un tiempo se vistió a los programas de televisión, para disfrazarlos de “grandes producciones” o realizaciones contemporáneas. Sobresale pues, la buena estructura, en pocas palabras el guión y el trabajo de búsqueda de fuentes diversas, para llegar a presentar un discurso audiovisual coherente acompañado de un producción muy bien cuidada, tanto el campo visual como en lo que respecta al sonido.
DEBO DECIR que “Cuenta la Historia” es un prototipo de lo que puede ser un buen programa de televisión universitaria, con todas las variantes que este tipo de televisión puede tener, dado su carácter de “universalidad”. ¿En qué sustento mi dicho? en que se da un gran peso al soporte en el que se convierte el conocimiento que guarda la Universidad. Los expertos en Historia (con mayúscula) están en el recinto universitario y la producción recurre a ellos, los tiene en casa. Pero además, a través de las propias redes culturales que tiene la Institución, se da voz a los otros personajes, a los que pueden en este espacio contar sus “historias” (con minúscula, no por menospreciadas, si no para diferenciarla de la ciencia), que son en realidad vivencias, ellos son personajes que fueron testigos de su tiempo en el tema a tratar. Destaca la riqueza visual, las fuentes documentales con la que se trabaja.
¿SE PUEDE mejorar? Por supuesto, todo es perfectible. El reto es hacer la televisión cultural y especialmente la universitaria, más accesible a todos lo públicos. Existen algunos pequeños errores en la continuidad visual en la conducción, pero sin duda el objetivo se cumple. Mi reconocimiento al equipo de realización de “Cuenta la Historia”, encabezado por la licenciada Leticia Ornelas, con el apoyo en la producción de la licenciada Ivette Miranda, resalta el trabajo organizado. Seguramente lo que viene en “Cuenta la Historia” será mejor.
CON ESTA colaboración hago una breve pausa, agradeciendo el apoyo de la familia Luévano Díaz y especialmente a los lectores de este trabajo; será breve y pronto estaré de vuelta para continuar escribiendo acerca de la televisión en Aguascalientes.