* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
LA CAMISETA BIEN PUESTA…
Jesús Eduardo Martín Jáuregui, mejor conocido por la gente que le habla de tú, como “El Mataviejitos”, dice estar preocupado por “la tortura policiaca que se da en Aguascalientes” y tiene razón, pues además su chamba es la de defender los Derechos Humanos de la raza en nuestro estado.
Por ello, Jesús Eduardo la denunció ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU) y ¿qué cree usted? Pues le hicieron caso y ya está investigando “la presunta tortura a nueve hombres sustraídos de los sepa-ros de la Policía Municipal de Aguas-calientes por elementos de la misma corporación y después abandonados con lesiones graves y fracturas expuestas en las orillas de la ciudad”, reza el boletín de prensa enviado a este columnista el pasado domingo 9 de julio.
Y la verdad es que no me queda otra que aplaudir: clap, clap, clap… la intervención de Jesús Eduardo.
Porque si los de la ONU le echan güevitos al asunto de la susodicha tortura, el capitán José Héctor Benítez (y te juites) tendrá que chupar Faros en los próximos días, no habrá de otra.
Lo sucedido a esas nueve personas no debe de pasar en ningún país o estado que se jacte de democrático, defensor del estado de derecho y de los propios derechos humanos, no, no se vale.
Esto ni siquiera sucedía cuando gobernaba aquí el viejo RIP.
En aquellos años los “rateros conocidos” (de poca monta) eran “quinceados”, es decir, los mantenían tras las rejas por 15 días y les rebajaban la pena siempre y cuando se apuntaran en la lista para barrer las calles de la ciudad, y lo hacían vigilados por policías que cargaban amenazante mosquetón.
En cuanto a los “caquillos” foráneos, después de cumplir sus 15 días tras las rejas, los pelaban y los llevaban a los límites del estado para que regresaran a sus lugares de origen, advirtiéndoles que si regresaban los volvían a encarcelar y a rapar.
Pero bueno, eso sucedía antes, luego las leyes se hicieron laxas, cambió el sistema penal, llegaron los Derechos Humanos y todo cambió.
Por eso aplaudo la intervención de Martín Jáuregui en estos casos de tortura, pero…
Su actuación en el Gobierno de Carlos Lozano de la Torre “El Patrón del Mal”, dejó mucho qué desear pues durante esos seis años la tortura que ejercía la Procuraduría General de Justicia del Estado, al mando de Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, era acción cotidiana y “El Mataviejitos” hacía como que le hablaba la virgen, ya que siempre se resistió a cumplir con su deber pues quien lo puso en esa chamba fue “El Patrón del Mal”, y nomás no se atrevió a patear el pesebre.
También protegió al sucesor de Felipe de Jesús, Óscar Fidel González Mendívil que, al igual que su maestro, salió harto desalmado para hacerles “manita de puerco” a los detenidos, muchos de ellos inocentes.
Y qué decir de los cuatro periodistas detenidos, encarcelados y enviados ¡a penales de alta seguridad! en diferentes cárceles del país, acusados falsamente de narcos.
En estos casos, también “El Mataviejitos” se hizo güey y guardó cómplice silencio, a sabiendas que los compañeros eran completamente inocentes, como lo sentenciaron jueces federales, quienes tacharon a Felipe de Jesús de “perverso, arbitrario, ojete y culero”.
En fin, ahora que su hacedor ya no es gobernador, Jesús Eduardo, con la camiseta bien puesta, está presto a cumplir con su cargo al pie de la letra.
Esperemos que el abogado no esté cumpliendo consignas ordenadas por “El Patrón del Mal”, con el único fin de ponerle piedras en el camino a su sucesor.
¡Cuidado!
LA RAZA QUIERE VERLO EN BOTE…
Son miles las voces que exigen cárcel para “El Patrón del Mal” por rata, ojeras, y ansían llegue el día en que “el gringo viejo” pague por los cientos de millones de pesos que robó al pueblo.
Sin embargo, su sucesor, Martín Orozco Sandoval, parodiando al extinto cómico Clavillazo, no se cansa de responder a la raza: “¡La cosa es calmada!”.
Respuesta que la raza huele a complicidad: Carlos y Martín pactaron Impunidad, no le va a hacer nada, asegura y chilla de coraje, de frustración.
El purrún es tal, que Paulo Martínez López “El Perro”, dueño local del PAN, saltó en “defensa” del gobernador:
“No se trata de acusar por acusar, hay que aportar pruebas contundentes de los supuestos delitos, no se trata de desprestigiar a la administración anterior como lo hizo Carlos Lozano con su antecesor Luis Armando Reynoso Femat, y ¿vean cómo le fue?, nomás perdió el tiempo, asustó con el petate del muerto”.
Pero sentenció: “Todas aquellas personas que hicieron mal uso del ejercicio del poder con recursos públicos, tendrán verdadera repercusión (sic)”.
Habrá qué verla.
“¿DIPUTADO, SENADOR?”…
Dos días después de esas “tronantes” declaraciones de “El Perro”, volvió a asomarse Francisco Javier Chávez Rangel “El Chato”, exdirector del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), de quien se dice “rodolfeó” a las arcas del pueblo cientos de millones de pesos, utilizados, en parte, para financiar su campaña a la Presidencia Municipal de Aguascalientes, la cual perdió ante Juan Antonio Martín del Campo, a quien el aparato represor de “El Patrón del Mal” acusó de tener relaciones con el narco, acusación que como bumerán se le regresó, con los resultados ya conocidos: “El Chato” se quedó chiflando en la loma y los mariachis, contratados para celebrar el supuesto triunfo que cantaron con anticipación, batallaron unos días para cobrar el billete.
¡Qué Penna!
Curado ya de las heridas y alentado por las tibias declaraciones del presidente estatal del PAN, “El Chato” dijo a esta Casa Editorial que si su partido, el PRI, y su militancia lo requieren, estaría gustoso de participar en el próximo proceso electoral federal ya sea como candidato a diputado o senador.
Así de conchudo, confiado, anda “El Chato”, quien se dice más blanco que una paloma por “pertenecer a la familia revolucionaria (PRI), partido que ha creado las escuelas en donde estudiamos, los parques en donde jugamos, las universidades en donde hemos podido concluir nuestra carrera y los hospitales donde nacimos y hemos sido atendidos”.
Y es que –dice “El Chato”– el PRI y sus integrantes han sido denostados hasta en Redes Sociales, no sabiendo que son más las cosas buenas que ha hecho que las malas.
Pues será el sereno, pero el PRI, como ha quedado demostrado, es un nido de ratas y las instituciones que presumió las hizo el RIP, fueron pagadas con nuestros impuestos.
“Paco, qué cinismo, que ni vergüenza tienes”, diría Juan Gabriel.
Martín Orozco, la verdad, no tiene otro camino que meter a bote a todos aquellos que, como “El Patrón del Mal”, clavaron las garras al dinero del pueblo; que recuerde que la política es como el futbol: ¡el que perdona, pierde!
Y CON ESTA ME DESPIDO…
Recuerdo el día que llegó Juan Antonio Martín del Campo a Zaragoza 205, La Catedral del Periodismo (como la bautizó Mario Granados Roldán), en plena campaña a la presidencia municipal y me platicó las broncas que había tenido con Felipe González grande y chico y con Felipe Muñoz Vázquez, los dos primeros porque querían para ellos la alcaldía y, el tercero que lo acusaba de tener nexos con el narco, con el pretexto de sacarlo del proceso electoral.
Hablamos largo y tendido sobre el tema, y ya para despedirse me dijo:
“No sé qué demonios tienen los Felipes, pero son tres los que me han querido chingar: Felipe González González, su hijo Felipe González Ramírez (que se suicidó el pasado 26 de abril) y Felipe Muñoz Vázquez, pero, ¿sabe qué? ¡A los tres, yo me los voy a chingar!
Y sí, a los tres Felipes, Toño se los “chingó”.
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 13).