El Mesón de la Mulita de la Calle Guadalupe
Por Vicente Agustín Esparza Jiménez / Centro INAH Aguascalientes
EN 1769 se empezó a edificar el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en el “barrio de los Arellanos”, pero la obra se concluyó en 1789 bajo el impulso de los presbíteros José Javier Tello de Lomas y Francisco Flores Robles. Desde el siglo XVII la urbanización de la villa se fue delineando alrededor de la plaza principal y plazuelas que se encontraban próximas a las iglesias, principalmente hacia el norte, poniente y sur del centro de la población, pues el oriente de la ciudad no creció sino hasta el porfiriato, aumentando durante el periodo posrevolucionario. Por otra parte, el nuevo templo propició desde los años de su construcción el surgimiento de un creciente núcleo de población en su zona de influencia, construyéndose casas habitación y posteriormente mesones.
SI BIEN es cierto que hubo mesones en casi todos los rumbos de la ciudad, los de Guadalupe adquirieron su singularidad por atender más que nada las necesidades de alojamiento de los arrieros y comerciantes que procedían de los Cañones de Zacatecas. Era un barrio poblado en su mayoría por alfareros y estableros. Para 1914 Mauricio Magdaleno recordaba: “por la calle de Guadalupe se entraba viniendo de Zacatecas o de Jalisco. Los arrieros traían piloncillo, manteca, maíz y frijol. Venían de Calvillo, de Villa del Refugio, de Juchipila, de Jalpa, de Tlaltenango, de Moyahua, de Yahualica. Regresaban con sus burros cargados de seda, ultramarinos, licores […] Llegaban los fines de semana –los viernes en la noche– y la calle de Guadalupe hervía de músicas y de bullanga”.
EN LA “PLAZA de las tunas” (hoy el mercado Juárez), los arrieros descargaban sus mercancías y se dirigían a los mesones De la Mulita, de la Providencia, de la Trinidad, del Nuevo Mundo, del Saucito, de Ambos Mundos, de Guadalupe, del Caballito, del Elefante, etcétera. Todavía en la zona se pueden ver esas grandes casonas que alguna vez fueron los mesones, hoy estacionamientos o negocios comerciales como mueblerías, birrierías y taquerías.
PRECISAMENTE EN el de la Mulita, después llamado de la Cruz, nació el escultor Jesús F. Contreras en 1866 y para entonces era una finca compuesta de “sala recámara, un cuarto, segunda sala, cuatro cuartos chicos, cochera, caballeriza, patio y corral…”.
Fuentes:
Jesús Bernal Sánchez, Apuntes históricos, geográficos y estadísticos del estado de Aguascalientes, Edición del Editor, 1928. José Antonio Gutiérrez, Historia de la Iglesia católica en Aguascalientes, Volumen I, Parroquia de la Asunción de Aguascalientes, México, Obispado de Aguascalientes-Universidad Autónoma de Aguascalientes-Universidad de Guadalajara, 1999.Víctor Manuel González Esparza, “Villa y Sociedad Colonial”, en Historia y Familia en Aguascalientes, Aguascalientes, Filo de Agua, 2005. Alejandro Topete del Valle en su Estampas de Aguascalientes, Aguascalientes, Ediciones FONAPAS, 1980. Mauricio Magdaleno, “Noticia sentimental de Aguascalientes”, en Antonio Acevedo Escobedo, Letras sobre Aguascalientes, México, Editorial Libros de México, 1981. Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, Fondo Judicial Civil, caja 205, expediente 20. Revista Aries, Año XIII, núm. 161, septiembre de 1990.