¡La Izquierda Anticapitalista Vive!

Por Daniela Itzel Domínguez Tavares

María de Jesús Patricio Martínez (Foto: Archivo/Adolfo Vladimir/Cuartoscuro)

María de Jesús Patricio Martínez (Foto: Archivo/Adolfo Vladimir/Cuartoscuro)

LA SEMANA pasada se vivió en el país uno de los momentos más importantes y de hermosa significancia dentro de la historia de los pueblos indígenas en México: María de Jesús Patricio fue elegida como la vocera y candidata de CNI-EZLN para la contienda presidencial de 2018. Desde la aparición pública del ejército Zapatista de Liberación Nacional en enero de 1994, pasando por la persecución a muerte que se organizó desde las oficinas de Salinas de Gortari, la fallida organización de la Comisión para la Paz impulsada por Camacho Solís, hasta los acuerdos de San Andrés en 1996, el camino que recorrió la propuesta de política de estos hombres no fue fácil pero sí esperanzadora.

EL PROFESOR mixteca Filo, como apareció en redes, estando presente en la Primera Asamblea del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) estaba seguro de la firmeza del proceso político en el que participa y mencionó “en el mundo nahua hay una escena muy bella: un abuelo antes de morir le dice a su nieta ‘el día, nuestro día, tú sí lo verás, tú sí lo vivirás’”. (1) Al leer esto no pude evitar algo, pensar en Zapata, pensar en aquel hombre que nació en Anenecuilco, Morelos y que él representaba el antecedente directo de la lucha contra la vieja oligarquía. En este caso ese amoroso abuelo que le habla a su nieta sería Emiliano Zapata y la nieta, sería María de Jesús Patricio.

HAGO ESTA analogía como introducción a un proceso que dejó onda marca durante la Revolución Mexicana: el arribo a la ciudad de México así como la ocupación de Palacio Nacional por las tropas zapatistas y villistas en diciembre de 1914 y que sirve como evidencia de los proceso políticos alternos, violentos y no violentos, que han existido en el país.

DURANTE EL año de 1914 Carranza buscaba que el ejército encabezado por Emiliano Zapata se sometiera ante el nuevo gobierno. Era un juego político donde ninguna de las dos partes quería ceder. Zapata seguía exigiendo el reconocimiento del Plan de Ayala y los puntos que abordaban la problemática de la tierra; por otro lado, Carranza –como buen terrateniente– no consentía el reparto de tierras sin una indemnización.

EN EL MES de octubre de 1914 comienza la Convención Revolucionaria en la capital del país pero es trasladada después a la ciudad de Aguascalientes, lugar donde la Convención se declara Soberana y no sólo eso, se decide que debe participar una delegación zapatista. Las diferencias entre Villa y Carranza se agudizaron tras la llegada de los delegados zapatistas. Es exactamente el día 28 de octubre que “la Convención en pleno, con el voto de los villistas y el apoyo obligado de los carrancistas, aprueban por aclamación los artículos 4, 5, 6, 7, 8 y 9 del Plan de Ayala, es decir todos aquellos que contienen las demandas políticas y sociales”. (2)

EL ZAPATISMO y en el villismo habían enfocado nuevamente el proceso de la Convención, y la revolución misma, como parte de un manifiesto de las necesidades del pueblo, sin embargo, eran movimientos armados que no tenían un sustento que les permitiera llegar a la “alta política” y entonces sí, dejar las armas para poder comenzar a dictar leyes que protegieran a las minorías. Es importante advertir que aunque eran movimientos de base campesina y organizada militarmente eso no les impidió apoderarse del centro político del país: Palacio Nacional.

CON ESCEPTICISMO, ilusión o aberración es que el 6 de diciembre de 1914 los habitantes de la ciudad de México vieron desfilar entre sus calles a las tropas zapatistas y villistas; los primeros del sur y los segundos del norte del país, viendo estas dos facciones unidas es que se puede explicar, un poco, la complejidad de la Revolución Mexicana. Las tropas de Emiliano Zapata llegaron desde los cuarteles de San Lázaro y San Ángel localizados en Tlalpan, los villistas llegaron desde Tacuba. (3)

POCO MÁS de 50 mil hombres desfilaron frente al palacio donde se encontraba el presidente interino Eulalio Gutiérrez, que había sido elegido por la Convención para ese cargo. Desfilaron las tropas de los dos revolucionarios, las del norte y las sur. La ciudad de México vio desfilar a los hombres que habían pasado su vida en el campo y en los últimos meses en guerra, eran los hombres que nunca habían estado en una ciudad tan grande, los que nunca pensaron estar subiendo las escalaras de Palacio Nacional al igual que lo habían hecho muchos otros presidentes, eso sí, eran los hombres que sin tener las bases políticas o legales que les exigían los políticos pequeñoburgueses habían conquistado el espacio más importante de México.

EL DESENLACE lo conocemos, Zapata y Villa muertos años después, pero su legado no. El ritmo cadencioso de la revolución en 1914 y las circunstancias mismas de estos movimientos hicieron que no pudieran posicionarse como proyectos nacionales, de hecho su gran carencia fue justamente que se preocupaban por sus terruños, por las regiones que les ocupaban y no por todo el territorio. Hace más de 100 años de estos acontecimientos, 100 años que campesinos, indígenas y obreros participaron en una cruenta guerra en la que sólo vieron cómo se alternaban el bombín los terratenientes, pequeñoburgueses y militares mañosos.

EMILIANO ZAPATA representó el inicio. Ahora, 23 años después de que el mundo viera el levantamiento zapatista, se vuelve a presentar un proyecto alterno para evidenciar la diversidad de México, para recordar la gran falta y la deuda histórica que el país tiene hacia todos estos pueblos. Hace más de 100 años los indígenas y campesinos del norte y sur del país luchaban por conservar sus tierras, luchaban contra la voracidad del capitalismo, la industria y la política entronada en la idea de progreso, en todo este tiempo y tras muchas generaciones las personas siguen defendiendo esto. Con la decisión del Concejo Nacional Indígena y el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional una parte de la izquierda en México grita victoria y al mismo tiempo denuncia las faltas de la otra izquierda, de la izquierda que niega su historia, que se ha vendido a los favores de la oligarquía de pacotilla y que se ha encargado de dividir a los grupos que la podrían hacer fuerte. La propuesta que encabeza María de Jesús Patricio es la esperanza de construir un país diferente, es una propuesta emanada desde abajo, histórica en sus formas y metas. A pesar de la inconformidad, de las críticas o burlas que puedan existir en torno a esta candidata, una cosa es segura: las elecciones del 2018 estarán coronadas por la otredad y la presencia de un plan alterno anticapitalista.

¡LA IZQUIERDA vive!

Notas

1. https://permatelemaiz.wordpress.com/2017/05/29/estamos-haciendo-una-alzamiento-indigena-el-mas-grande-en-la-historia-de-mexico-y-es-no-violento-no-violento-profe-filo-mixteca-2/amp/
2. Gilly, Adolfo. (1994) La revolución interrumpida. México: Era, p. 167.
3. Taibo II, Paco Ignacio. (2006). Pancho Villa. Una biografía narrativa. México: Planeta. pp. 450-452.